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Página principal > Columnistas > Texto > Pablo Bromo > CRÓNICA QUICKY DE UN CLÍMAX EN LA DISCO INFERNO
5 abril, 2019  |  Por: Pablo Bromo En: Columnistas, Pablo Bromo, Texto

CRÓNICA QUICKY DE UN CLÍMAX EN LA DISCO INFERNO

FOTO-LOBBY

 

 

 

Por: Pablo Bromo

Las Disco Inferno empiezan, casi siempre, unas semanas antes de la verdadera fiesta. Justo cuando empiezan a aparecer las primeras coordenadas del tremendo chonguengue frenético y libidinoso al que le siguen videos sugestivos en sus redes sociales. Con los que todas y todos, morbosamente caemos como almas en pena al verlos una y otra vez compulsivamente mientras pensamos en el atuendo que nos pondremos y lo que podría pasar al estar en el infierno, digo, en la fiesta.

Y es que eso es la Disco Inferno: una evocación al morbo y una provocación a sacar tu lado más libre, sensual, lujurioso y salvaje. Y si tu lado es mucho más libertino que “la media”, pues la fiesta no da para menos.

La Disco Inferno busca comunión convulsa con la música, la celebración a través del baile, los visuales, el guaro, las drogas, los atuendos, el maquillaje, las pláticas, el coqueteo, el toqueteo, los besos, el show y la magia de vivir el “ahora” en las horas que dure la fiesta sin importar el mañana, porque todos sabemos que al día siguiente habrá cruda y vil resaca. Y hasta culpa o satisfacción. Pero eso sí, puros flashbacks y recuerditos chulos de una noche única donde entablar conexiones con conocidos y conocidas –o incluso desconocidos o desconocidas– aderezan muchísimo más el morbo de lo que fue solemne y memorable.

Pero bueno, esa es mi impresión e introducción que puedo darte de la Disco Inferno. Ahora me toca contarte –brevemente a manera de rapidito– cómo estuvo el último CLÍMAX que me pareció atinado porque se hizo en el legendario Club Guatemala de El Centro. Ese espacio que, ahora que lo pienso y por extrañas razones, me recuerda al famoso lobby del Hotel Overlook de la lica The Shining con Jack Nicholson y las mellizas en los pasillos alfombrados.

Desde semanas antes había visto la publicidad de la gran fiesta. Me intrigó. Pero como siempre salgo solo –a pesar que conozco a muchas y muchos asiduos al Inferno–, me incomoda un poco andar rebotando de lado a lado con gente. Me gusta, sí, pero soy más de muelles temporalmente alucinantes, complicidad hecha plan y hasta una especie de “zona de confort” imprevista que tenga movimiento.

Así que cuando los queridos Disco Inferno me escribieron para ponerme en la lista de la fiesta, asumí que era una especie de señal –no “divina”, más bien perversa– para explorar ese lado que tanto me inquieta, pero algunas veces me incomoda. Traíamos intentos fallidos de fiestas atrás, pero acepté de inmediato. Luego les dije que escribiría sobre su infierno fiestero y aquí están los apuntes con poca edición, pero con mucho afecto y mucha honestidad.

***    ***    ***    ***

Llegué a la fiesta en Uber, porque lo mejor es enfiestarse en Uber y no manejar con cansancio, guaros o drogas encima. Cuando puse un pie dentro del club la fiesta ya estaba reventada y poniéndose chingona. Eran apenas las once de la noche y vi rostros desfigurados por el frenesí inquieto. Vamos bien, pensé.

De la fiesta transpiraban bailes estrambóticos al ritmo de Prodigy o The Chemical Brothers y hasta las viejitas de Modjo o Daft Punk, pero también rolas nuevas bien prendidas, igualdad de género, empatía maravillosa, chuladas de personajes en tacones, corsés, mallas, minifaldas y mucho maquillaje. Eso sí, música bien empática, luces rojas LED insistentes, pero… ¡Ya no había agua tónica para los gin tonic porque fijo se la habían tomado toda de ocho a once! “Así que… a tomar mala chela en lata y a no pedir excentricidades. ¡Salir del confort!, dije.”

Seguí dando vueltas por el antro, fui al baño para ver si era amigable –lo era y apto para quickies–, subí a la terraza a fumar y a platicar con muchísima gente. Exploré cada uno de los rincones del lugar y pasé a tomar fotos desde el templo donde estaban los encargados de tirar leños y leños a la hoguera de la pista de baile: Los DJ’s. Y como soy asiduo a abrazar, los abracé a cada uno y hasta sugerí canciones, sobre todo 70’s: Sylvester, The Trammps, Chic y Donna Summer.

Al ritmo de “I feel love” de la Queen of disco bajé las gradas bailando extasiado y me fui directo a hacer mi performance como robot chimpancé en tachas y perico.

Bailé muchísimo –solo y con desconocidas y desconocidos–. Luego fui por más –mala– cerveza y seguí platicando de orilla en orilla. Pues resulta que el infierno no es un solo armatoste de fuego, cúmulo y cenizas. Es más… tiene múltiples orillas, cielos, ternura; rincones para sentir placer y olvidar –dejar atrás ataduras–. También tiene geografías densas, tsunamis, recovecos mágicos y hogueras.

Y justo cuando empiezo a sentir esa magia constante en plena pista de baile aparece #LaGuapa con sus amigas guapas y recontra queridas. Me ve, la veo. Suspiramos al unísono con el deseo de prendernos fuego dentro de la hoguera.

La escaneo de pies a cabeza y quedo perplejo. Ya por la tarde había visto su atuendo de la fiesta, pero igual se veía salida de una película como siempre. Así que bailamos y reímos y bailamos en complicidad silenciosa. Todo perfecto.

Después de eso las perdí de vista y seguí explorando. Me emocionaron los visuales y lobailes disímiles en el ambiente. Si te gustan las fiestas temáticas intensas tenés que ir a la Inferno porque es una locura llena de contrastes y empatía pura.

Y escribiéndote esto, pienso que la Disco Inferno se ha convertido en algo íntimo y memorable que sucede cuando tiene que suceder. Así como deben ser las cosas en la vida. Llenas de asombro, baile, sensualidad y locura. Porque amar con locura es desapegarse del dolor malsano que nos aturde feo. ¡Y la Inferno, mi querida o querido, es una manifestación de amar con locura la fiesta, la sensibilidad, el show, la libertad, el erotismo y el baile!

Y bailar, como si no existiera el mañana, es algo que cura hasta los dolores más profundos del alma. Esos que llevamos arraigados y no nos damos cuenta.

Así que pilas con la próxima Disco Inferno. Maquilláte, vestíte locamente, explorá tu sensualidad sin límites, bailá desquiciadamente y no pongás ni un solo límite.

¡Salíte de tu zona de confort, pues!

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Página: www.ladiscoinferno.com

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Escrito por Pablo Bromo

Poeta, narrador, melómano y editor. Lee más de sus columnas musicales en este link: http://www.esquisses.net/columnistas/texto/pablo-bromo/
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