Por: Pablo Bromo
Empezar el año con música enérgica en el playlist es de las mejores cosas que le pueden pasar a un melómano. Pero empezar el año hablando de Los Tiros, esta banda inquieta y punketa, es el mejor augurio para un excelente 2019.
Para quienes no están familiarizados con estos compadres piensen en música western, punk finolis, rockabilly y surf rock bien armado y tocado con elegancia. Desde el 2011 andan tirando su vasta metralleta sonora por todas partes, incluso en el afamado Festival Vive Latino en México, que les abrió puerta a varias giras.
Con sus videos paródicos y la energía bien aderezada en los escenarios, estos compadres me resultan lo más interesante y atinado en una escena local que por momentos destila formalismo y poses serias de “rockeritos”. En sí, la banda se divierte tocando sus buenas rolas y eso se agradece. Además, sus shows son una deliciosa descarga de energía que evocan a The Beach Boys, The Surfaris, Twin Tones o The Ventures; pero bien entacuchados y con coreografías precisas que incitan al desvergue, a las mieles terribles del mosh pit y al buen dancin’.
El año pasado sacaron su nuevo EP: Fiebre de oro, con cuatro rolitas fulminantes que engazan y acompañan la buena seguidilla de sus discos anteriores: Expertos en cagarla (2015) y Tu pesadilla regresó, bienvenido al infierno (2013) por Bajo Presión Records. A diferencia de los anteriores, este EP es más convulso y con un sonido atrapado –como en mono–.
Las rolas “Alkolisseo”, “Asegurando el verano” y “Maurífico Magnífico” son destellos melancólicos que hacen tronar buenos pasos de baile y chelas bien frías en la pista. La sacudida de la ola melódica es siniestra y hasta saca nubes de polvo. Buenas liras y batería insistente. En la última rola del EP, “La falla de Co2 es inminente”, una descarga de energía llena los oídos de purita rabia fulminante. Bien lograda, a excepción que el sonido me sigue pareciendo opaco, pero sé que esa es la intención sonora de una banda punk western. Que se escuche lejos, como del lejano oeste. En general, diez minutos de buen musicón que no estarán perdidos en el playlist.
Lo mejor, sí, es no perdérselos en el escenario. Son geniales.
Seguílos en:
Comentarios: 0