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Página principal > Columnistas > Texto > Silvia Trujillo > Hasta la maternidad es política, sépanlo
10 mayo, 2018  |  Por: esQuisses En: Columnistas, Silvia Trujillo, Texto

Hasta la maternidad es política, sépanlo

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Por: Silvia Trujillo

Sepan disculpar el baldazo de agua fría, pero este no es un “¡feliz día!”.  ¿Qué celebramos hoy? Las celebradas por el sistema son las “buenas madres”, las que han sabido cumplir muy bien su rol, les reconocemos su entrega, su abnegación, su renuncia a los sueños personales -y si logró cumplirlos fue a costa de dobles y triples jornadas, de restarle horas a su descanso-. Celebramos su entrega permanente, su llanto en soledad, su estar siempre para los/los demás. Lo que el sistema patriarcal nos invita a reconocer es justamente ese lugar en el mundo que nos coloca a las mujeres como reproductoras de la especie. Primero y principal las mujeres debemos ser madres porque si no lo somos, estaremos condenadas a ser seres incompletas siempre.  Ese es el mensaje que con mayor o menor énfasis se nos ha sostenido desde que somos niñas.

Sin embargo, a las que decidimos por nosotras mismas, a las que no nos gusta que nos digan cómo se es madre de la forma “correcta”, las que no disfrutamos con la publicidad de licuadoras y lavadoras este día, a las que vamos y venimos sin pedir permiso, a las que tenemos hijos/as cuando y con quien queremos, a las que decidimos cuantos hijos/as queremos o podemos criar o a las que decidimos criar sin un padre al lado, a nosotras no sólo no nos celebran sino que nos señalan como las “malas madres”.

Enfatizo, a las que decidimos criar sin un padre al lado, porque una cosa es decidir y otra muy distinta cuando las circunstancias sociales te han obligado a hacerlo. A las madres que por diferentes avatares de la vida crían sin un hombre al lado, a esas el sistema las ensalza porque hay una especie de fascinación por la victimización, a ellas -que con mucho esfuerzo han salido adelante- es a las que más se dirigen esos mensajes complacientes que pululan hoy en los medios de comunicación. Y seré muy enfática, esa parafernalia que edulcora la victimización me parece ofensiva, complaciente, patética. A esas mujeres que crían “solas” les deberíamos ofrecer una sociedad que les garantice no tener que partirse la espalda trabajando para poder criar, redes de apoyo para hacerle menos pesada la crianza, salarios dignos, educación pública de buena calidad para sus hijos e hijas y un sistema de salud pública que nos les mate. Eso deberíamos propiciar, no el ensalzamiento a su “sacrificio” personal, no mensajes simplones y trillados sobre su abnegación y su bondad.

¿Y qué me dicen de las niñas y adolescentes obligadas a ser madres fruto de una violación? ¿Cómo nos da la cara para decirles “feliz día” en lugar de estar denunciando a los agresores, exigiéndole al sistema de justicia que actúe de forma pronta y les garantice una reparación transformadora?

La efeméride sigue fundamentada en esa vieja premisa de la maternidad irrenunciable, no por opción; en la lógica opresiva de la sexualidad femenina, en la obligatoriedad de ser madre, aunque tengas 12 años y te hayan violado. La maternidad que hoy celebra el sistema sostiene el modelo heteronormativo y patriarcal.

Por eso hablar de maternidad es hablar de política, porque afecta nada más y nada menos que a la mitad de la población del mundo y la oprime. Porque en nombre del amor se envía a las mujeres a vivir la maternidad como un lugar de renuncia, de entrega, de obturación de su proyecto de vida.

Poner en cuestión la maternidad hegemónica nos obliga a cuestionar este sistema injusto, castrante, violento. Nos pone en la tarea de repensar esta forma de relacionamiento que nos empuja a ser buenas madres como único destino y a las que nos salimos del molde lo único que nos ofrece es la antípoda, la posición de “la mala”, sobre quien se depositan todas las culpas, del desmoronamiento familiar, de los “hijos descarriados”, de la pérdida de valores, entre otras tantas cosas.

Tenemos que replantearnos este modelo que hace que la crianza siga estando asimétricamente orientada hacia las mujeres y posicionarnos desde una trinchera que nos permita ser madres de diversas formas, mas libres, mas amorosas, menos jodidas.

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Escrito por esQuisses

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Comentarios: 1 respuesta

  1. Olga Villalta 10 mayo, 2018 Responder

    Creo que las/os hijas/os deberían de hablar con honestidad sobre como vivieron a la madre que les tocó, no para vilipendiarla, sino para verla en una dimensión real y humana. Solo así podrán hacer su propia historia con los infantes que decidan tener (si es que los quieren) y no repetir el modelito. Pero como lo decía la Psiquiatra Marie Langer, "nos mentimos, porque necesitamos sobrevivir, pero hay que aprender a mentirse menos"

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