Por: Pablo Bromo
Los Kadmon son una banda poderosa de “jazz fusión” que últimamente ha llenado las redes sociales por su constancia en los escenarios. Pero más que una banda, son una amalgama de músicos inquietos que aterrizan ideas concretas.

La primera vez que escuché a los Kadmon –este cuarteto casi sexteto– quedé sorprendido por su académica persuasión y su sutileza armónica detrás de cada rola. Era una noche de martes. Una noche de esas clásicas y todopoderosas de #LosMartesSonDeJazz en el querido bar Esperanto. Yo venía caminando de otra fiesta y, a media cuadra de distancia escuché los alaridos de su sicodelia y su temple melancólico. Por un momento pensé en Miles Davis y Pat Metheny, pero inmediatamente después me sacudió un estruendo muy parecido al de “el flaco” Spinetta. Aceleré el paso y llegué al bar. Pedí una cerveza oscura y me senté plácido a escucharlos. Aluciné, viajé, enmudecí y pensé en muchas cosas.
De eso ya pasaron seis meses, una veintena de conciertos, un festival de jazz y una noche inolvidable para celebrar mis primeras 100 columnas acá en Esquisses.

En algún momento escribí sobre su EP, From everlasting to everlasting: «En sí, es una banda que tienen que escuchar porque lleva todas las de volar lejos por su harto talento y genio en el escenario. Habrá que ver hacia dónde condensan toda esa energía progresiva y fusión. El EP es una verdadera belleza rítmica donde sobreabunda la melancolía, la mística y el jugueteo amoroso entre el piano, el saxo y la guitarra eléctrica. Todo esto hilvanado con efectos de Saur (Andrés Arzú) que aceleran en improvisación. En sí, una delicia para oídos dispuestos».
Meses después, sobre su participación en el 18 Guatemala Jazz Festival, escribí: «Anoche me disfruté a los Kadmon. Al principio, había nerviosismo y mucho smooth jazz con pinceladas fusión y new age. Luego se fueron soltando. Hubo guitarra clásica, palabras de agradecimiento, mucha armonía, humildad, talento, visuales sicodélicos en vivo por Parutz y, en las últimas tres rolas, por fin se pudo escuchar a los Kadmon divirtiéndose en el escenario. Ya estaban en calor, era claro. Lo malo, es que el toque ya estaba terminando y se sintió demasiado fuerte el cambio de intensidad desde Ascension symptoms (una de sus rolas más exquisitas) hasta la explosión de la rola final, que concluyó con un público pidiendo “otra, otra, otra…” que no llegó.
Lo bueno, es que aquí salió su verdadera fuerza y se lució su improvisación, que manejan puntualmente y con una delicadeza casi académica. En general, un excelente concierto para darse a conocer en este rubro jazzístico y una excelente oportunidad para resaltar que si trabajás con rigor podés cumplir tus propósitos, como dijo Hans Noack —piano y teclados— al inicio del concierto: “Hemos visto a grandes músicos en este escenario… y aquí estamos”».

A todo esto, hoy los Kadmon se presentan en la primera edición de “Independiente”, una serie de conciertos organizados por el Centro Cultural de España que tienen como objetivo crear un acercamiento entre músicos y público. Y para sorpresa, me invitaron a ser el anfitrión para conversar con ellos.
Así que están invitadas e invitados para conocer de cerca a esta banda que poco a poco se ha ido adhiriendo al circuito de música local. Ellos prometen una descarga con lo mejorcito de su música, visuales e invitados especiales.
Yo les prometo no hablar tanto y dejarlos, a ellos, contar anécdotas, insights y demás cosas que quieran contarnos. Será una noche linda donde prometo estructurar una charla en la que todos salgamos ganando: ellos como músicos, nosotros como público y el panorama de música actual que sigue creciendo y creciendo y creciendo. Ese será es mi propósito. Además de una selfie con los músicos y todo el público que quiera llegarse. Nos vemos.
Lugar: Centro Cultural de España.
Dirección: 6 Avenida 11-02 zona 1 Edificio Lux.
Hora: 7 PM.
Fotografía de portada: Tanja Mikolcic
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