Por: Pablo Bromo
Celebro la genialidad de Nina Simone.
Celebro la furia y el aullido de Janis Joplin.
Celebro la magia en Édith Piaf.
Celebro el soprano de María Callas.
Celebro el talento de Feist y Alicia Keys.
Celebro el encanto de Maggie Rogers.
Celebro la humanidad en Mercedes Sosa.
Celebro los universos yuxtapuestos en Adele.
Celebro cada cumbia y balada de Selena.
Celebro la oscuridad fulminante de Siouxsie Sioux.
Celebro las polifonías de P.J. Harvey o Regina Spektor.
Celebro el alucín milimétrico de nuestra querida Björk.
Celebro cada ocurrencia de Lady Gaga.
Celebro la poesía de Lila Downs.
Celebro los laberintos sonoros de Mabe Fratti.
Celebro cada instante con Stevie Nicks o Joan Jett.
Celebro el aura de Aretha Franklin y Madonna.
Celebro la elegancia punk de Patti Smith.
Celebro la melancolía alegre en Rocío Dúrcal.
Celebro la tristeza profunda y la furia endémica de Amy Winehouse.
Celebro la brillantez en Celia Cruz.
Celebro el encanto de Elis Regina o Violeta Parra.
Celebro el blues intenso de Mercedes Escobar.
Celebro la fuerza inevitable en Natalia Lafourcade.
Celebro el dinamismo de Florence Welch.
Celebro todas las bondades de Astrud Gilberto.
Celebro la chispa tropical de Andrea Echeverri.
Celebro la sensualidad en Sade y Shasha Sokol.
Celebro el multitask de Rihanna y Beyoncé.
Celebro las letras súper poderosas de Fiona Apple.
Celebro los pianos obtusos de Tori Amos.
Celebro la lucha en Rebeca Lane.
Celebro la grandeza inspiradora de Madonna.
Celebro los mantras intermitentes de Sinéad O’Connor
Celebro la agudeza de Dina Ramírez y Diana Ross.
Celebro el activismo en Cindi Lauper.
Celebro la furia noventera de Alanis Morissette.
Celebro la belleza de Katy Perry y Shirley Manson.
Celebro el atrevimiento de Teff Brolo y las Miss Lilith.
Celebro la ternura de Billie Holiday.
Celebro el paraíso sonoro que es Ella Fitzgerald.
Celebro la cadencia y la mirada de Janet Jackson.
Celebro los acordes robustos de Norah Jones.
Celebro las medias rotas de la Trevi.
Celebro el rock and roll de Fabi Cantilo y Suzi Quatro.
Celebro a Thalia y Paulina Rubio soltando baladas.
Celebro el funkymellow de Macy Gray.
Celebro la explosión lésbica en Ani DiFranco.
Celebro cada nota triste de Erykah Badu.
Celebro las guitarras suavecitas de Claudia Armas.
Celebro cada purrún de Courtney Love.
Celebro la hermosura en Gwen Stefani.
Celebro la melena oscura de la Cher.
Celebro las locuras de Pamelita Flores.
Celebro cada canción de Christina Rosenvinge y Chabuca Granda.
Celebro todas las coreografías de la Britney.
Celebro los éxitos de Fergie, M.I.A. o J.LO.
Celebro los tintes notorios de Pink.
Celebro la abundante calle en TLC, Missy Elliott o Salt N Peppa.
Celebro la agonía primeriza de Shakira y la rítmica en Diana Krall.
Celebro la mirada gótica de Rita Guerrero.
Celebro la jovialidad de Sheryl Crow o The Go-Go’s.
Celebro el synthpop enigmático de Annie Lennox o Gillian Gilbert.
Celebro el desgarro profundo en Chavela Vargas.
Celebro la intensidad en Sarah Barthel, Ely Guerra o Donna Summer.
Celebro las sonrisas de Julieta Venegas y Bette Davis.
Celebro cada rola de The Slits.
Celebro la verborrea mágica de La Mala Rodríguez.
Celebro la energía de Victoria Legrand y Karen O.
Celebro la delicadeza de Ana Torroja y Denise Gutiérrez.
Celebro la potencia de Tina Turner, Gaby Moreno o Pat Benatar.
Celebro, celebro, celebro…
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