Habíamos quedado con Nativo y su banda RebeLION de grabar en Kaminal Juyú, el domingo 7 de enero. Y pues, así fue.
“¿Y se puede grabar ahí, así no más?” le pregunté a Nativo y me dijo que sí y que ahí seguido se hacen ceremonias y otros actos. “La onda”, me dijo, “es llegar, buscar un lugarcito y grabar. Si avisamos, va a ser un relajo de papeleo. Además,” agregó, “va a ser acústico.”
Entre músicos, un par amigos y crew de esQuisses éramos once. Entramos por grupos. Todos dijimos que “no”, que lo que traíamos “son cámaras”, que “no”, que “no vamos a hacer ruido ni tirar basura” y que “sí, a las 4 ya estamos afuera”.
Nativo y la banda escogieron un lugar chulo, la cima de un montículo donde cabíamos perfectamente todos. No había viento, el cielo estaba despejado, había hasta calorcito. Pero nuestro set tenía una debilidad: quedaba justo a la vista de la garita de entrada donde le habíamos dicho al guardia que no, que éstas sólo son cámaras. “Es que ya les llamé la atención unos muchachos con guitarras”, nos respondió al entrar.
Armamos y seteamos todo bajo la mirada del guardia quien, por ratos, sacaba a chilererar su radio como diciéndonos, “Ya los vi, pajerazos”.
“La cosa”, dijo Nativo, “es sacar las rolas en una toma, así en lo que nos viene a callar ya grabamos”. La banda afinaba, Max microfoneaba, Osca, Victoria y yo checábamos las cámaras. Paco empezó a probar su cencerro, atrayendo la mirada del guardia.
“¿Listos?” preguntó Nativo. Y pues, claro, tenían que probar que todos sonaran bien, medio repasar los versos de las rolas. “Mtch”, Nativo chasqueó los labios, “ya viene el viejo pa’ca. Démole, démole, démole”, dijo con urgencia. Volteé a ver a Max. “Yo ya estoy”, me respondió.
Conocí a Nativo en una situación similar. A finales del 2016 Balam Ajpu—banda de donde es miembro Nativo junto a Tzutu Kan y MChe—tocó en Columbia University en Nueva York. Le escribí para hacer una entrevista. La hicimos después del toque y unos días después, Gerardo del Valle (amigo fotógrafo) y yo, los seguimos por un par de horas en el tren de Manhattan, del Village a Harlem y de regreso.
A bordo del meneo de la línea verde, del tren número 4, Nativo y compañía nos contaron de algunas aventuras en la calle. De huir de la policía en Berlin, de bailes inesperados en España, de el calor de los latinos en el Bronx.
“Son los que más dan”, dijo MChe.
“Simón”, agregó Nativo, “Los ricos de downtown, aunque tengan miles de dólares en la bolsa, no sueltan ni fichas. No que los latinos, si tienen cinco dólares, te dan aunque sea uno”.
También nos compartieron algunos consejos para el músico callejero en Nueva York.
- No cantar en las plataformas del tren; no es permitido.
- Distribuir el dinero en varias bolsas, bolsillos y zapatos. En caso algún policía los detiene, no se puede llevar todo el motín.
- Empezar y terminar las canciones con algo chusco y memorable. “Good morning, familia”, antes del primer acorde. “We take tips, change, phone number” después de la última nota.
- Tener una buena actitud.
En un cambio de vagón nos topamos con un dueto de charros, también pasando el sombrero. Nos bajamos a la siguiente parada, los charros, BA, Gerardo y yo.
“¿De dónde son?” nos preguntaron.
“Guatemala” dije yo.
“Guatemaya” agregó Nativo.
“Mucho gusto”, dijo uno de los charros. “Tomen este tren, nosotros agarramos—“
“No, no”, dijo Nativo. “Ustedes primero”.
- Ser solidarios con otros músicos.
En un parpadeo, mientras Nativo y la banda todavía se estaban preparando, el guardia estaba a la faldas de nuestro montículo. “No lo miren”, advirtió Nativo. “Mirá cómo lo distraés,” le dijo a una de las amigas de la banda.
esQuisses quiere dedicar las sesiones con Dr. Nativo y RebeLION a Melissa Menéndez por su temple y atrevimiento, y sobre todo, por haber controlado la situación mejor que todos nosotros. ¡Salú!
“Grabando”, dije. “Grabando”, dijo Coca. “Grabando”, respondió Victoria. Y todos, con un ojo en la cámara y el otro en las gradas a nuestro lado derecho dimos el ¡Acción! La banda empezó a rasguear, tratando de ignorar al amable guardia que le dijimos que “sí, vamos a estar calladitos”.
Terminaron Original Kumbiambero y de una vez, sin pensarlo pasamos a Guatemaya. Antes de terminar el primer verso, el guardia bajó las gradas, sin decirnos nada.
Terminaron la rola y ya todos más tranquilos. “¿Qué le dijiste?” preguntó Nativo a Melissa.
“Es que dijo que no podíamos hacer ruido”, respondió Melissa, “y le dije que todo era acústico. No hay ningún instrumento eléctrico. Le dije que está suavecito, sólo es para que el micrófono de ellos (nos señaló) capté el sonido. Quince minutos y ya terminamos.”
“¿Y qué dijo?”
“Que estaba bien, pero que a las cuatro cierran acá.”
“Ahora repitamos la primero”, dijo Ana, afinando su guitarra.
“Puta sí”, dijo el Coca. “Que yo no podía con la presión”.
ENTREVISTA
De todas las ciudades donde has tocado en la calle, en situaciones similares a las sesiones, con tensión y guardias y prohibiciones, ¿dónde crees que es donde tratan mejor a los músicos callejeros y por qué?
Pues antes la mejor ciudad para hacer presentaciones callejeras era Barcelona—donde empezó mi experiencia de cantar en la calle—pero ha aumentado la represión. Desde hace unos años han prohibido la venta de cds, el uso de amplis y ahora los músicos deben pedir una licencia; obviamente bajo estas condiciones dejó de ser rentable. Creo que ahora, la mejor ciudad para hacer música en la calle es Nueva York. ¿Por qué? Porque nadie te jode. Y si sos bueno, la gente te respeta y te muestra su gratitud con buenos consejos, y no llamando a la tira.
¿Cómo pega tu producto, la cumbia, por ejemplo en Europa?
En Europa la cumbia lleva años en la escena. En mi caso es especial porque no hago el tipo de cumbia de la que están acostumbrados. El mezclar reggae con cumbia es único para ellos. Y eso pega en todos lados.
¿Qué has aprendido como artista y músico de la calle?
En la calle aprendí a soltarme como intérprete, a pulir mi performance y, sinceramente, aprendí a tocar en la calle.
¿Qué crees que un músico necesita para conectarse con la gente?
Experiencia, amar y creer en lo hace—antes que nadie más.
¿Cómo combatís la apatía y desinterés de un público?
Sólo hay que ser natural. Relax. Y para captivar el público tenés que ofrecer un performance completo, audio y visual. No es sólo subirse a tocar y ya.
¿Qué ha aportado RebeLION a las rolas y a tus presentaciones en vivo?
Frescura. Ya hemos empezado a desarrollar ideas y canciones juntos, y se siente la experiencia que tienen ellos, su manejo del reggae que llega a complementar mis rolas.
Guatemaya tiene, ¿qué?, unos 10 años, ¿va? ¿Qué te motivó a revisitarla, regrabarla, reescribirla?
¡Más de diez años! Considero que es un tema icónico y quiero aprovechar la distribución mundial que tengo ahora, para llevarla lo más lejos posible. El mundo tiene que escuchar la voz y nombre de nuestro pueblo.
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Las sesiones con Doctor Nativo y RebeLION serán estrenadas el próximo jueves 8 de febrero.
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