Por: Petunia
Nunca debemos olvidar de dónde venimos, nuestras raíces, nuestros orígenes, nuestra herencia, porque gracias a esa ubicación geográfica en la que tuvimos la suerte de nacer, somos lo que somos ahora, nos formamos, crecimos, y nos convertimos en una mezcolanza de ideales, costumbres y hábitos de ese pedacito de tierra que nos vio y cuido.
Pero, ¿por qué el cerrarse y crear este sentimiento de enemistad hacia los otros territorios que no son el que me vieron nacer?.
Las fronteras entre países son objetos construidos por el humano para delimitar superficies entre naciones, sin embargo, ¿sabia usted que al principio de los tiempos estas no existían?.
¿Que respuesta puede validar el aislarnos, el evitar descubrir todas las diferentes culturas, idiomas, colores, sabores, olores, y sentimientos que nos puede provocar conocer algo nuevo?
La diversidad cultural es uno de los mejores tesoros de la humanidad, ¿qué sentido tendría el ser todos iguales?… Yo lo encontraría un poco aburrido…¿no?.
Yo nací en Guatemala, y quiero a mi Guatemala, pero me considero ciudadana del mundo, un mundo sin fronteras, sin nacionalidades, donde todos compartimos nuestras tierras, conocimientos, sentimientos, sonrisas, abrazos, un planeta en el que todos por dentro tenemos un mismo corazón latiendo.
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