Por: Jorge Campos
Una de las carencias más fuertes en la escena musical nicaragüense es el sonido distintivo en las bandas, pero la inquietud de algunas por encauzar sus esfuerzos en una propuesta fresca, entre ellas la exitosa Digan Whisky desde el 2015, ha contribuido a menguar esta carencia.
En el primer trimestre del 2017, Digan Whisky presentó su álbum debut “La casa sin límites”, grabado en el estudio Pro Música, trabajo que confirma esa búsqueda de un sonido con identidad propia y aporta vientos nuevos al indie/rock nicaragüense.
“La casa sin límites” logra contrastar con precisión la melancolía de letras surrealistas y desoladoras con una colorida y rica construcción melódica: “Hay soledades que no se curan con compañías”. Lejos de sumirse en la concavidad del primer amor, de los amores truncados o los amores efímeros que se quedan enteros en el tintero, es un enérgico “levántate y baila”.
La luz de Digan Whisky no se centra sólo en su pegajoso sonido garage rock, sino en la arquitectura metafórica de José A. Ruiz que se juega entre la simpleza de lo cotidiano y la profundidad de la desolación: “Managua entera baila sobre un flan / junto a un espejo roto… La tierra es un satélite de una aceituna al verte andar así / Ninfa telúrica, enjambre de los veinte / desafiando los cristales del salón…” El álbum es una lectura con mucho estilo e ironía de los amores que se van sumando en la historia de una persona como grietas en una pared por donde se asoma la luz; el amor convertido en hogar a descubrir, una estructura laberíntica, iluminada por su mismo abandono: “Fui imaginando en su piel la casa sin límites”… “Quiero reencontrar tu voz en esta torre de Babel”.
No es extraño que la mayoría de los que se identifican con la música de Digan Whisky sean los más jóvenes, no cabe duda que su música evoca a los primeros amores, pero también hay para los mayores: la nostalgia.
Resaltan: Tres divinas Julietas – Búmeran – Después del rock
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