Por Alejandro García.
En los primeros diez segundos del nuevo disco de De La Rut, René desafina. —René es el vocalista, lo aclaro ahora para no tener que usar esos molestos paréntesis después.— Pues sí, desafina. Por ratos su voz es nasal o rasposa. Pero carajo, está bien.
Con Max (sonidista de esQuisses, Sesiones de Micros Abiertos y Sofar Guatemala) hemos hablado de la jodida necesidad de hacer discos en vivo. Discos como el debut de (Pedro) Boche y Los Viajes de Rut. No por nostalgia de ay, la gente ya no hace discos como antes, si no para conocer el verdadero poder de una banda, el poder y su fragilidad.
Y es que René no solo desafina, al final del disco su voz está cansada como curtida en humo, se desgarra como un joven Tom Waits. La base rítmica (Edgar, Wicho y Jorge) es sólida, impecable, sísmica, pero también tiene que adaptarse a los cambios y acelerones. Se nota que Dina (saxofón) sufre y se exprime pulmones y diafragma. Ronal (guitarra) parece que terminó la grabación con heridas en los dedos. El disco es crocante, tiene punch y sobre todo actitud—punch y actitud que solo ocurre sin guión, en un escenario.
El reggae/soul/blues/jazz de De La Rut es compacto pero libre, es sólido pero igual de líquido y fluido, es inventivamente contradictorio; es colorido, poético, generoso, hardrocker, caribeño: sabrosón.
No más paréntesis, lo prometo.
Por allá en el 2014 De La Rut lanzó Música en la piel, un disco que, a mi parecer, demostró las posibilidades de la banda. Un disco que, al parecer de la banda, es inmaduro, pero del que aprendieron mucho. “(A diferencia del primer disco) ahora somos conscientes de lo que hacemos y de lo que queremos transmitir,” dijo René.
Ahora en este segundo la banda sí, ha madurado, pero mantienen la inquietud de crear a partir de la destrucción de géneros. Se nota la curiosidad y disciplina. Los Viajes de Rut es un disco lleno de sorpresas. Este es un disco muy Los Cafres, muy Earth Wind & Fire, James Brown, Drexler, Snarky Puppy, blues, bossa, reggae espeso, baladas ligeras…pero siempre muy De La Rut también.
¿Qué ha cambiado de su proceso del primer disco a este?
René: El primer disco fue un impulso. Las rolas que hicimos salieron a como nos sentíamos en ese momento, las grabamos sin corregir. Ahora sí hubo un trabajo de escribir, reescribir, pensar los arreglos, destruir y volver a construir una canción desde cero. Al tratar de descifrar qué ritmo o género se adaptaba mejor a una canción teníamos que volver a empezarla.
Edgar: En el primer disco queríamos hacer demasiado. Teníamos ganas de incluir muchas cosas, musicalmente hablando. Pero para este segundo disco limpiamos todo. Es más sencillo.
René: Creo que mucho de eso es la madurez. Antes queríamos llenar con guitarras, diferentes ritmos, cambiar métrica en una canción. Nos dimos cuenta que menos es más.
¿Hay alguna canción de Los Viajes de Rut que la hayan empezado en esa época?
Dina: Dulcinea y Viaje sin final.
¿Atravesaron muchos cambios estas canciones?
Dina: Dulcinea sí, pero no cambiar de género. Viaje sin final al principio era una balada y luego se convirtió en el reggae que está en el disco.
René: Dulcinea es un buen ejemplo de ese cambio. Esa la escribimos unos meses después de terminar de grabar. Pero ésa canción atravesó un proceso distinto a las del primer disco. Por ejemplo yo usé otras métricas de escritura, experimenté con la rima.
Wicho: Y esa canción atravesó muchas fases. La probamos con dos bateristas que no entendieron el concepto que queríamos transmitir. Luego Escalante llegó y él si logró percibir y entender la idea de la canción, entonces tomó forma.
Creo que de momento De La Rut es de las bandas más balanceadas y diversas. Cada miembro aporta algo único y singular. Poesía, reggae, ritmos latinos, jazz, Latin jazz, blues, hard rock. DLR es algo así como el sueño de todo supergrupo, de esos que reclutan a los virtuosos de bandas dispares para lograr una “mezcla única”.
De La Rut presenta esa diversidad con naturalidad.
La base reggae/pop de Edgar, Wicho y Jorge palpita con solidez. René como vocalista y letrista fluye con confianza. Dina (voz) crea un diálogo melódico valiosísimo. Dina (saxofón) decora, lidera y profundiza—un jazz libre y apretado. El blues de Ronal—un blues que a veces es blues rock, a veces garage rock, a veces acid-rock—le otorga profundidad a las canciones de la banda, las expande.
Es, justamente, esa mezcla de reggae, pop, blues y jazz lo que hace que las canciones de DLR dejen de ser bidimensionales y exploren mundos melódicos. Y es que por mucho que una canción sea primordialmente reggae—como Viaje sin final—por ahí hay riffs hard rock, retazos acid-jazz.
¿En qué momento deciden qué géneros incluir en sus canciones? ¿O es algo más instintivo?
Wicho: Más bien nos adecuando a lo que la canción pide. Cada canción parece que nos pide algo diferente, o una combinación diferente.
Edgar: Eso sí, todas, desde que nacen, parecen ya tener una intención.
René: Fusionar ritmos y géneros es natural en nosotros. No es como que tengamos la necesidad de crear al nuevo y original, es el simple hecho que todos venimos de diferentes lugares e influencias. Los géneros que usamos ya tienen un patrón, tienen sus reglas y límites, y nosotros hemos querido poner a prueba esos límites fusionándolos. Nunca fue de “tenemos que ser innovadores” sino de complementarnos entre sí.
Creo que los que le añaden la mayor diversidad a las canciones son Dina y Ronal. ¿En qué momento de la composición entran ellos?
Dina: Es de balance. Si Ronal hace una intro yo hago un solo; si yo soleo entonces Ronal acompaña. Pero también mucho es lo que pida la canción. Siempre buscamos lo que se escuche más natural. No queremos excedernos en los solos. Por ejemplo, mi instrumento es melódico, y una guitarra es armónica y melódica—puede hacer ambos, entonces tratamos de encontrar un balance sin querer protagonismo.
René: Con el tiempo te vas conociendo con la banda. Va surgiendo una forma de trabajo. Siempre queremos variar, no queremos crear un patrón. Generalmente cuando yo llevo una canción nueva presento los acordes, luego Ronal empieza a trabajar en un riff o una línea melódica. Si Ronal predomina en una canción, con riff y solo, Dina se hace a un lado—
Dina: Me callan, Ale (risas).
René: También porque Dina aporta en el teclado.
Y así, poco a poco, van sacando a Dina.
René: Esa es la idea (risas).
Otra cosa importante, supongo, es balancear las dos guitarras. Sé que Edgar es rítmico y Ronal el melódico, pero ¿chocan a veces?
Dina: Son dramas.
Edgar: Sí, ese es otro detalle. Es mucho de “callate vos”. A veces es solo de irnos turnando. Pero también de limpiar una composición. Aunque hagamos cosas diferentes, a veces tratamos de meterle mucho ambos y sí, en esos momentos chocamos. Pero la mayoría de veces es de ir limpiando una canción, sabemos que es por el bien de la rola. Nunca hemos tenido que modificar algo muy grande para que los dos quepamos.
Otro detalle que he notado es que a pesar de los géneros que manejan, el jazz y el blues, no hay muchas improvisaciones. ¿Por qué?
Dina: En vivo sí nos extendemos un poco más. Pero por ejemplo mi influencia jazz, que es algo que practico todos los días, lo utilizo de otra manera en la banda. El jazz sí es mi influencia y me alimenta todos los días, pero no quiero que eso modifique la esencia de la banda.
René: Sí tenemos la inquietud de hacer un disco con rolas de 10 u 11 minutos. Queremos crear canciones más largas. Pero así como el blues y el jazz forman parte de nuestra estructura musical, también el pop nos define. El pop está en estructuras, en escalas de acordes, a pequeños espacios de solos y en un formato compacto. Y por último, no queremos hacer un disco de jazz, o de blues, sino un disco de De La Rut, y eso significa que todos los géneros fluyan, sin que uno opaque al otro.
De alguna manera este disco ya lo presentaron. Llevan más o menos un año tocando estas rolas en vivo. Tomando eso en cuenta, ¿qué expectativas tienen ahora?
René: Pues sí es un reto. Pero nos emociona. El reto es darle personalidad a las canciones en los toques. Tener invitados, cambiar arreglos de vez en cuando. Por ejemplo en Música Banal, que Kontra canta con nosotros, nos encantaría que dos raperos la canten en vivo, que agreguen otro verso, por ejemplo. Te puedo decir que para nosotros es importante que las canciones no suenen igual que en el disco.
Wicho: Y así como nos pasó con el primer disco, puede que nos demos cuenta de cosas que tenemos que cambiar. Para nosotros una canción se termina hasta que la gente la escucha, porque necesitamos de las reacciones del público, de la energía que captan de nosotros y cómo ellos y ellas la devuelven.
¿Qué va a pasar con el disco que ya habían grabado?
René: Algún día lo vamos a lanzar pero no sabemos cuándo (risas). Es difícil saber. No estábamos del todo conformes con el material. Pero si nos gustaría algún día lanzarlo.
Parece que no están preocupados por eso.
René: No. Sinceramente no nos interesa moverlo. Solo sería como cerrar ese círculo, cuando tengamos la plata para pagarlo (risas).
Edgar: Es que también estamos muy felices con el resultado de este en vivo.
¿Afectó en algo la llegada de Escalante? La última vez que platicamos ustedes estaban muy seguros que iban a seguir usando los loops.
Dina: fueron varios factores. Yo recibí comentarios de que estas canciones pedían una musicalización más completa.
Edgar: Se fue dando fíjate. No tomamos una decisión. Tuvo mucho que ver la Elephant Caravan. Mitad de la gira la hicimos con secuencias y la otra mitad con bateristas invitados porque— porque así quisimos hacerlo. Y cuando llegó aquel (Escalante) todo encajó bien.
Dina: Con él hubo un clic que no habíamos tenido con otros bateristas, no solo musicalmente sino personalmente, su actitud.
René: Y pues cuando ya vimos y sentimos las rolas con él, nos dimos cuenta que sí, necesitaban de un baterista, y no solo de un baterista, sino de la mezcla entre los loops y la batería. No estábamos buscando tener a un bataquero, pero cuando aquel llegó y se ofreció, nos vino a complementar.
En algún momento me dijeron que ya tienen el material del próximo disco.
René: Ya queremos trabajarlo. Tenemos terminadas cinco canciones, que incluso demuestran una nueva etapa de De La Rut, tienen una madurez que nos emociona empezar a mostrar. Pero aún falta. Eso sí, ese tercer disco podría salir más rápido de lo que creemos.
Después de enfrentarse a una gira, de lanzar disco y ahora presentarlo, ¿qué reto nuevo viene para ustedes?
René: Llevar la música a otros lugares. Sabemos que depende de muchos factores, pero ya estamos empezando a mover los hilos para salir. Queremos por ejemplo que la Elephant de este año sea centroamericana. Próximamente vamos a estrenar una canción con Spaceman, una banda de Honduras; ellos van a tocar con nosotros en junio y nosotros vamos allá en noviembre. Nos encantaría llegar a Colombia por ejemplo. De momento todo es tentativo.
En esQuisses conocimos a De La Rut por ahí en el 2014, luego los volvimos a grabar el año pasado. La madurez ha sido evidente. Y luego la gira. Entre la contemporaneidad de la música en Guatemala De La Rut se posiciona como una banda sólida, creativa, sabrosona y cerebral—me recuerdo del lema de Snarky Puppy: music for the booty and the brain.
Hace unos días que falleció Chris Cornell por ahí leí esta frase: “Escuchando las primeras grabaciones de Nirvana, uno siente que un viento fuerte puede desmantelar toda la operación. Soundgarden parece que puede ser embestido por un camión y seguir tocando.” Algo así siento que es la solidez de De La Rut. Es de esos grupos bien-ensayados que hemos grabado en esQuisses, grupos como ROTZ, Oricalkos, Filoxera, El Sargento Pimienta. Bandas que no temen a la fragilidad pero perfeccionan su solidez, que no desprecian las imperfecciones y lo inesperado, pero cimientan la excelencia y originalidad.
El producto de De La Rut es honesto, sincero, ecléctico. DLR en vivo es una gozadera, y esta nueva producción hace justicia a la potencia de cada uno de los miembros.
La estabilidad de Wicho y Edgar, sumado al punch de Escalante, hacen que la producción vibre, palpite llena de vida. Se siente el drama teatral de la voz de René y Dina. Fácilmente percibimos el esfuerzo físico de Ronal y Dina. Los Viajes de Rut fluye con naturalidad, con ligereza; tiene actitud y poesía, calor y acidez, funk y rap, rock y Latin jazz, reggae y jazz fusión. Los Viajes de Rut tiene poder, clase, suavidad, sensibilidad y sabrosura, mucha mucha sabrosura.
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