Tener un programa de radio te obliga, obviamente, a escuchar música. Pero más que solo escucharla o conocerla, te obliga a todo el tiempo estar en busca de más propuestas, más sencillos, más discos. Esto no solo para satisfacer a los jefes que constantemente buscan innovación, sino que un espacio de tanto alcance como este debe mantenerse siempre nuevo y tiene como única obligación esa búsqueda incesante de aquello que vale la pena. Desde hace 25 programas comenzamos con el Café esQuisses, un programa de radio que esperábamos fuera una extensión del contenido de la revista a nuevos públicos, nuevos formatos y nuevos enfoques. El objetivo era sencillo: mostrar lo mejor de la música nacional de vanguardia e inmiscuirnos a todo el movimiento “under” para hablar de lo que en otras estaciones y medios masivos nadie hablaba, pero lo único que a nosotros nos interesaba. El resultado han sido miles y miles de grandes historias, mucho estrés, grandes nuevos amigos, pero sobre todo la oportunidad de descubrir, analizar y escuchar a fondo nuevas propuestas musicales.
A su vez, 2016 no fue solo el año de inicio de nuestro programa sino un gran año de lanzamientos de discos de los que me he quedado decepcionada de muy muy pocos. La mayoría demuestran un proceso larguísimo de trabajo, nuevas evoluciones en el sonido de la banda o nuevos integrantes en algunas de ellas. Algunos son los primeros materiales y otros los mejores hasta el momento. ¡2016 aún no te acabas y qué más va a sonar! Muchos de estos materiales han sido presentados en el programa, y los que aún no han sonado, seguramente ya están en cola. Así que este breve escrito es un recopilatorio de esas grandes entrevistas del show junto a mi recomendación personal de porqué escuchar estos discos en ESTE momento… (En la segunda parte seguiré hablando de otro montón).
#JustMakeMusic – Filoxera
Conocí a Filoxera en diciembre de 2014. En ese entonces en su repertorio figuraban ya muchas canciones conocidas de la banda, pero para la fecha Vida Fugaz era el único sencillo oficial. “Vida fugaz se grabó en un estudio, pero en realidad está bastante fuera de lo que es Filoxera ahora. Ha servido bastante de presentación, pero fue una etapa que dejamos muy rápido. Nos sirvió para arrancar y aproximarnos a lo que somos ahora”, me decía el cantante David Lemus en esa primera entrevista. Lo cierto es que no solo Vida Fugaz fue el motor de arranque, sino que desde esa sorpresa Filoxera es una de las propuestas más profesionales, sólidas y cambiantes de la escena. Solo el mes pasado lanzaron su disco #JustMakeMusic con las canciones que ya conocíamos por sus conciertos y sesiones en vivo, pero en el material entero ya demuestran la cohesión del sonido y la sincronía de todos los temas dentro de un Filoxera anímico, rítmico, muy latino y pop. El disco comienza con “El sol no es para todos” una melodía algo surf rock, para corearla y bailar. La voz de Lemus creo que se opaca en ciertos momentos por una guitarra demasiado presente, pero en general es una gran puerta de entrada para un disco que nos habla de los sueños, la vida y el amor a la música. Entre letras en español e inglés el disco continúa mezclando ritmos en cada canción, I still believe tiene mucho más Funky Groove y Don’t fight with the rhythm es una confesión sincera en guitarras que hamacan. Y entre Bossa Trix, un bossa tropical con mucha guitarra y Steel Reptile, una melodía electrónica con sintetizadores y mezclas, las diferencias son abismales, pero por alguna razón hay algo que aún suena a Filoxera. Lo que más disfruto del disco es el cambio entre canción y canción, es como escuchar un gran álbum de postrock en el que 40 minutos transcurren como una sola pieza. Aquí Steel Reptile termina y solo sabríamos que comenzó la siguiente canción porque la voz de Lemus corea otras líricas. Aun así, monotonía es algo que #JustMakeMusic definitivamente no tiene.
Cuando David Chinchilla y David Lemus llegaron a la radio, mencionaron que el disco tardó mucho tiempo en terminarse por las constantes exploraciones que la banda había atravesado hasta encontrar el verdadero sonido de Filoxera, además de una gira que cambió por completo la dinámica de su sonido. Producido por André Gámez en Intergalactic Soundsystem, el disco suena completo, ecléctico, bailable, como una fiesta alternativa llena de color, y sobretodo muy amigable, como un abrazo de confort y anímos.
Azul Bonito – RaysaN’Beans
La historia de RaysaN’Beans es muy distinta a la de Filoxera. A Raysa Morales y a Erick Carrillo, los conocí en la casa del poeta Simón Pedroza. Era un día de cumpleaños y por alguna razón cocinábamos vegetales al curry y bebíamos algunas cervezas con un grupo más grande de amigos. No conocía a nadie más. Uno de ellos preguntó: ¿viene la Raysa? Y casi como si hubiera estado ensayado tocan el timbre y aparece una chica alta, colocha, se ve como una gitana. En la espalda, la sobrepasa una guitarra. A su lado entre Erick con un bulto enorme también a cuestas. ¿Llevará una caja? Todos dentro de la casa se emocionan y le preguntan a Raysa por qué nunca deja su instrumento. “¿De qué querés que viva entonces? La dejo un día y me muero de hambre”, le contesta. Y así supe que si a algo le dedicaban su vida estos dos bohemios era a la música. Erick sacó su cajón y Raysa su voz y allí escuché las primeras canciones que luego se convertirían en ensambles hermosos llenos de sabor latino, jazz, funk e incluso reggae.
Las canciones de Raysa como solista siempre tienen una esencia de bolero y de un folk gitano pegajoso, como también lo escuchamos de otros músicos locales como Banykomio Ajpu, el Ishto Juevez y Pat’za, pero la canción de Raysa es más íntima, menos para mover el cuerpo y más para mover el alma. “Azul Bonito” de Raysa n’Beans logró convertir todos estos poemas musicales en cantos fuertes y de fiesta, que además piden a gritos bailar. La agrupación se conforma por Maury Orozco en la batería, “Pancho” Guindon en el bajo, Erick Carrillo en cajón y voz, Marco Samanie en guitarra, EWI, arreglos MIDI y Bambufón, y por supuesto Raysa Morales con su guitarra y su voz.
“Azul Bonito” está formado por cinco canciones, una mezcla entre bolero, jazz, folk y un sabor cubano en las percusiones. Ansiedad, es una de estas joyas musicales. Abre con una guitarra sola y la voz de Raysa profunda. Va avanzado y la canción se transforma en un sensual jazz con una batería latente y un saxofón oscuro. Toda la canción roza el cuerpo y derrocha un sensual misterio. Este último adjetivo tal vez es una constante en el disco, pues “Por un Latir” también tiene un tono oscuro y sensual al principio, aunque su base es más reggae que jazz. La letra en particular llama mi atención “Por un latir sin sinfonía, sin armonía, por un latir empieza la guerra”. Pareciera que Raysa toma inspiración de la canción latinoamericana tradicional que reflexiona sobre los hechos sociales desde un nacionalismo no de país, sino de continente, ver a América Latina como un sonido más que como un lugar.
Cada canción además es muy clara. Todos los instrumentos tienen su lugar, a pesar de que fue grabado en ensamble total en el estudio. Como Raysa nos contó en la radio, hicieron varias tomas de cada canción y escogieron una, le mejor. (Que sin duda suena como la mejor).
Giant Ghost – Dinosaur 88
Un día de estos me topé con una notificación en Facebook de BajoPresión Records, mencionaban el nuevo lanzamiento de un proyecto llamado Dinosaur 88 y fueron pocos segundos los que pasaron antes de contactarlos por Facebook. Así descubrí que este es el proyecto solista de Luis Alonso, guitarrista de Los Tiros. “Dinosaur 88 es una evolución de mi primer proyecto electrónico, Nouveau Son, introduciendo sintetizadores y energía que quería que tuviera un aire ochentero también”, me mencionaba Alonso. Este es un proyecto de Chiptune, altamente influenciado por la banda sonora de los videojuegos. Por eso Giant Ghost es sin duda un viaje a dimensiones, en los que parece que somos el personaje de un gráfico cuyo objetivo principal es bailar. “En el 2003 empecé a tocar con mi primera banda formalmente. Tocábamos punk rock melódico”, menciona Alonso. “En 2006 escuché Frou Frou por primera vez, y me gustó tanto que quería hacer algo parecido. Comencé así mis primeros intentos de música electrónica, que eran muy ambientales y chill. Empecé en el 2007 con Nouveau Son, que eran los primeros intentos. Saqué un disco de 9 canciones, ambientales todas con toques de electrónica, instrumental, música chill y relajante. Mi base de composición eran teclados y campanas. Pero eso murió”, agrega. Luego para Alonso vino un proyecto enorme que comenzó en 2011 llamado Los Tiros, una banda de western rock que jamás nos ha decepcionado. Solo hace 2 años Alonso decidió volver a la música electrónica y luego de ver Scott Pilgrim Vs The World, jugar el videojuego basado en la película y escuchar la banda sonora compuesta por Anamanaguchi, nació Dinosaur 88.
Giant Ghost es el primer material del proyecto y cada vez que lo escucho lo disfruto más. Cada canción es distinta a las otras, pero todas recrean la imagen de un videojuego (bastante vaporwave en realidad). La influencia ochentera es clara, más en canciones como “305092 Years”, que agitan no solo el cuerpo sino la mente que entra en el juego de la tonada.
Laniakea – Humus Fuga
Si ya antes estaba enamorada del viaje de Humus Fuga, Laniakea terminó de afirmar mi fanatismo. En la radio mencionábamos Humus Fuga logra crear una atmósfera en sus conciertos tan condensada que es fácil dejarse llevar y perderse por completo en su progresión experimental. Completamente instrumentales, a los Humus les gusta lucirse en rápidos riffs de guitarras y baterías potentes de Darwin Cabrera que jamás abandonan el escenario. Además, cada una de las canciones tiene un fuerza muy distinta. «Nos tardamos bastante en lanzar el disco porque trabajamos mano a mano con nuestro productor, entonces fue casi un proceso artesanal de escuchar cada sonido», mencionaba el guitarrista César Roulet. Además, el cambio de integrantes de la banda fue determinante para que Humus Fuga terminara de acoplarse a la perfección y Vini Wunderlich es sin duda la opción para que en vivo Humus comience su viaje. «Fosfenos» es mi favorita, una progresión casi sangrienta que termina en un «sassy» solo de guitarra. Y ni hablar de Petricor, que inicia con una cíclica guitarra que va creciendo a lo largo de toda la melodía hasta alargarse en un plano mucho más astral. «Las rolas son viajes, experiencias, historias. La rapsodia de Maxwell nace de un videojuego que se llama Max Payne, este videojuego tiene historias paralelas o simultaneas. Uno de los monstruos del juego se llama Maxwell y ahí, jugando y experimentando un poco sale el riff inicial de La Rapsodia de Maxwell y hay un pedazo de la mitad en la que le hacemos tributo al videojuego», nos mencionaban en el programa.
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