Por Oscar Villeda.
Supongamos que todos ustedes queridos lectores son parecidos a mí en el sentido que su rutina diaria no tiene nada que ver con vacas, entonces un día cualquiera se topan con la oportunidad de estar muy de cerca de un montón de vacas lecheras. Lógicamente su instinto les ordena que lo primero que deben hacer es dejar que una les lama la mano ¿Verdad? ¿Solo por curiosidad?¿Por saber cómo se siente?¿No? ¿Solo yo? ok. El siguiente paso natural sería tomarles fotos, muchas fotos, de todos los ángulos posibles, porque para ustedes y para mí esta experiencia no se repite muchas veces en la vida. Es aquí cuando deciden poner la cámara desde un punto bajo y direccionarla hacia la cara de su nueva amiga bovina, ven la foto y les causa gracia, y la verdad más profunda de todas las verdades se les es revelada. La vaca tiene personalidad.
Poco más de un año después, otro día cualquiera, estás comiendo chicharrones en el Rancho, por alguna razón el dueño de este restaurante odia la monotonía de la vida normal y decide poner una granja de avestruces justo a la par. Con dolor de panza y todo decidís ir y ser testigo del increíble espectáculo que son estas gallinas gigantes. Es aquí cuando decidís sacar tu cámara y no dejás que el avestruz te lama la mano sino que recordás aquel momento iluminado que tuviste con la vaca y decidís hacer de nuevo el experimento. Tomás tu cámara, un lente angular, la acercás lo más que podés a la cara de tu nueva amiga emplumada y disparás. Todo el proceso te da miedo porque la cámara puede estar en peligro, pero ese elemento de adrenalina es lo que te vuelve adicto. Ves la foto y te das cuenta que el avestruz también tiene personalidad, ahora vas un paso más lejos y la imaginás diciendo «¿hola?».
Entonces es oficial, a partir de este momento decidís repetir lo mismo en cada oportunidad que se atraviese en un día cualquiera y te volvés un poco obsesionado por la idea, querés que tu portafolio tenga una colección enorme de fotos así. Vas al zoológico para los vivos y al museo para los muertos. Todos tus nuevos amigos tienen personalidad. Esta colección de fotos es una especie de diario que he venido guardando acerca de mi experiencia.
Ahora no te importa que alguien te vea tirado en el suelo porque resulta que los gatos no son tan altos como las jirafas, aun así estás llevando el reto. Te das cuenta que retratar una guacamaya no es tan fácil como un chita disecado; o que la sonrisa de una mantarraya es tan tierna que podrías patearla,pasa lo contrario con los dientes chuecos de aquella llama endiablada. Aunque siempre demandan paciencia, a todos tus nuevos amigos les gusta posar para la cámara, pero tal vez todo es mentira y ellos nunca mostraron rasgos de personalidad, esta pequeña mentira es divertida. Bienvenido al juego, por favor dejanos ver tus resultados.
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