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Página principal > Reportajes > Narrativa > Articulación: Agentes Culturales en la esfera del arte
26 septiembre, 2016  |  Por: esQuisses En: Destacados, Narrativa, Reportajes

Articulación: Agentes Culturales en la esfera del arte

4

 

Articulación: Agentes Culturales en la esfera del arte


Por: Juan Pablo González*

 

«El arte no debe calmar, debe inquietar«

 Michael Haneke,  director de cine alemán

La convocatoria cerró el 21 de agosto del 2015. No recuerdo bien sí fue ese día o un día antes en el que dispuse que sería interesante abalanzarme a escribir y completar el formulario de la convocatoria. Ya antes había consultado respecto algunos pormenores del diplomado y había obtenido respuestas vía electrónica.

La incógnita respecto al costo y la duración del diplomado fueron resueltas hasta el momento de la primera sesión en las instalaciones del ArteCentro Paiz. No obstante, la mayor incógnita continuaba en el aire: ¿qué diablos es un agente cultural?

1

Podría intuirse que sí alguien dispone incorporarse a un diplomado respecto a la temática que sea, tiene un tanto claro a qué se refiere el asunto o bien, de qué va la situación. Sin embargo, en este caso, era todo lo contrario. La ambigüedad del término llevó a contemplar la posibilidad de entender el agenciamiento cultural como una ramificación de la promoción cultural o bien de los gestores culturales.

En algún momento pudo considerarse como un curso para empoderar a las personas respecto a la elaboración de comentarios o reseñas acerca de alguna obra o movimiento artístico en particular. Con el transcurrir de los meses, los cursos y las diversas investigaciones realizadas el concepto pareciera que fue esclareciéndose hasta el punto de llegar a este momento. En el que me dispongo a teorizar respecto a la figura del agente cultural dentro de la esfera del arte guatemalteco.

De ahí que sea conveniente establecer puntos de cohesión entre los diversos actores que accionan dentro del mundo operativo del arte. Y para ello, tomaré como base la obra El museo es una escuela de Luis Camitzer. La obra es una instalación que se coloca en las fachadas de  diferentes instituciones artísticas en la que reza el siguiente texto:

«El museo es una escuela /

el artista aprende a comunicarse /

el público aprende a hacer conexiones.»

3Al tomar como base esta obra de Camitzer, se puede inferir que está planteando súbitamente los distintos actores que operan en el arte. Nombra, en primer lugar, a la institución o establecimiento en el que se exhiben usualmente las obras de arte es decir, el museo, añadiéndole la carga pedagógica que este puede (y debe) tener según él mismo Camitzer. En segundo lugar, al artista como ese ser que establece una comunicación por medio de su obra y por último, en tercer lugar, al público/espectador quien toma la obra, al artista y demás circunstancias que pueden rodearlos y procura establecer conexiones.

Hasta allí pareciera que todo es muy claro y diáfano a razón de que el creador establece casi una línea jerárquica dentro de la esfera artística. No obstante, a partir de dicha obra, surgen innumerables interrogantes tales como: ¿quién valida la obra?, ¿existe algún personaje/personajes del arte que estemos olvidando o dejando por un lado?… entre muchas otras que puedan surgir.

De ahí entonces que vuelva la vista a la exposición Declaración, realizada en Sótano 1 en abril del 2014 por Rosina Cazali, quien por medio de dicha exposición fija su posición como curadora independiente:

«El papel del curador independiente frente a las instituciones es la posibilidad de detectar esas fisuras donde poder introducir silenciosamente una defensa del valor de esos gestos que a la sociedad y las instituciones conservadoras les parecen inútiles. Esto permite hacer propios y descolonizar los espacios expositivos aunque sea de manera temporal. Son tiempos para exponer la verdad, de la misma manera que un explorador planta una bandera. (…) Creo que la empresa ética del curador debe ser subversiva. Porque las distorsiones de nuestro tiempo y nuestra sociedad necesitan ser exploradas y expuestas con profundidad. Cuento con la integridad rebelde del artista para ello. La única justificación humana que encuentro para lo que hace un curador independiente en este país es acompañar a los artistas a través del diálogo sobre lo que les preocupa y les ocupa. El acompañamiento curatorial no es para todos. Es para quien lo requiera. Ser curador no significa nada. Poner en práctica la curaduría desde una postura política y disidente, en un lugar donde 2 + 2 puede ser -0, es todo.»¹

4Cazali posiciona su rol como curadora independiente. A sabiendas que la curaduría es una de las miradas aún juzgadas dentro de la esfera del arte. Paco Barragan en su texto: Las paradojas del curador propone una especie de decálogo respecto a las características que posee una persona que se nombra como curador:

«El curador es un tipo dinámico, flexible, innovador, atrevido, responsable, comunicativo, ecléctico y no-sé-cuántas-cosas-más. En resumen, y como diría Damien Hirst en uno de esos días buenos: un tipo sexy.»²

Pero, ¿por qué la importancia de nombrar al curador para encauzarnos para luego llegar a esbozar una definición acerca de qué es un agente cultural a sabiendas, incluso, que dicho término, curador, es un espécimen en construcción? El mismo Barragan lo expone en su texto: «El problema es que no existe una definición clara ni consistente ni delimitada.»³

La empresa resulta por demás arriesgada más no imposible. De ahí que se deba ejemplificar el trabajo del curador para así establecer el rumbo de la teorización.

Habrá que empezar por nombrar el Proyecto Triangular, que a razón de Cazali fue una de las primeras exhibiciones de arte en la que figuró la noción del curador. Al menos en Guatemala. Triangular consistió en tres exhibiciones de arte contemporáneo que se llevaron a cabo en tres países: Guatemala, México y Suecia. Esto según la información tomada del portal de Ramón Banús, quien fecha dicho artículo en marzo de 1995.⁴

La información de dicha exhibición se difumina en el tiempo, más no la idea de la transculturación del arte a razón del tránsito por estos tres países.

Cazali en una entrevista publicada por la revista digital Gimnasia expone ante la pregunta:»¿y cuándo te encontraste con el término ‘curaduría’? El encuentro con la palabra fue a través del proyecto Triangular (1994) en el que participaron artistas de Guatemala, Suecia y México. Estos últimos tenían curadores, excepto Guatemala, y ese vacío fue muy provocador para mí.»⁵

De ahí la noción del curador dentro de la esfera del arte en Guatemala se va exponenciando. Puede, no con el ritmo y explosión que se requiere, pero sí con la construcción de ideas, el cuestionamiento, la noción de resituar la manera de ver las cosas y sobretodo, elemento indispensable desde mi punto de vista para el quehacer curatorial y que guarda estrecha relación con el quehacer del agente cultural, la construcción de discursos, posturas críticas e incisiones en el ámbito cultural de cualquier país.

Años más tarde, habrá que nombrar a Octubre Azul. Luego de la disolución de Casa Bizzara en 1998 surgen los Festivales del Centro Histórico. Dos años después, sale a la luz, Octubre Azul (2000). Según los datos recabados a partir de una entrevista realizada por el Diario de Centro América a Caja Lúdica, se plantea la postura de que dicho festival tenía como finalidad brindarle un tributo a la Revolución del 1944. Incluso, en algún momento de la entrevista, exponen que se sentían como una guerrilla cultural y que eso les otorgaba energía.  Según Josseline Pinto en un artículo publicado en la revista digital esQuisses en mayo del 2015 indica que: «esta puede ser considerada como la primera manifestación completamente contemporánea donde los contextos no relataban principalmente la guerra o la creación de una nueva nación, sino contextos de una nueva violencia y la necesidad de una sanación colectiva. Libertad de expresión, la creación de una bisagra social para nada excluyente y sobre todo, la unión ciudadana por medio del arte.»⁶

5Y para culminar con este breve recorrido por diversas exposiciones que poseen un aparato curatorial detrás y que han marcado el arte contemporáneo en Guatemala. Habrá que mencionar a Proyectos Ultravioleta en colaboración con Lugar a dudas, de Cali, Colombia, y su exhibición de las Grandes obras maestras del siglo XX. Diversos portales web toman como referencia los datos proporcionados por el portal de Proyectos Ultravioleta en el que se exponía que se presentarían obras nunca antes vistas en Guatemala y que han marcado hitos en la historia del arte moderno y contemporáneo. Y que, cuya finalidad, era la de «cambiar la manera de entender la producción artística y todo lo que a ella va asociada.»⁷

6Dicha exhibición consistió en replicar obras de Duchamp, Beuys o Kossuth a cargo de artistas locales. Obras que posteriormente fueron subastadas en el mismo espacio con un martillo de remate de plástico, de colores y sonido incorporado. Para Santiago Olmo, en su artículo La Quema del Diablo, un proyecto de Diablo Rosso en Proyectos Ultravioleta expone que dicho proyecto [Proyectos Ultravioleta]  tiene una función de agitación cultural, pero que establece puntos de comunicación con los espacios y los proyectos afines.⁸

Estos proyectos y realizaciones artísticas, Proyecto Triangular (1994), Octubre Azul (2000) y Grandes Obras maestras del siglo XX (2009)  responden a diversos momentos del arte contemporáneo en Guatemala. No obstante, poseen algunos puntos en común, tales como el rol curatorial existente y además, la creación de discursos.

Sirva en este momento, retomar algunas líneas de la Declaración de Cazali tales como la introducción de gestos [valorando el discurso como un gesto] dentro de la sociedad e instituciones por demás conservadoras.⁹

Esta búsqueda de recontextualizar, renombrarse y establecer discursos pareciera ser la parte esencial de la curaduría. Esto puede entenderse incluso como un proceso de articulación. Articulación de diálogos, de narrativas y de contextualizaciones. En este punto, habrá que señalar que el rol del agente cultural responde en cierta medida a dichas articulaciones.

No obstante, muchas veces el aparato curatorial existente detrás de una exhibición carece de la flexibilidad y capacidad de adaptación o bien sus discursos actúan como una camisa de fuerza. Tal y como lo señala Barragán al plantear que existen voces discordantes respecto a la figura del curador. Una de esas voces es la de Jerry Saltz quien expone que: «el curator art trata de ideas pedantes, predeterminadas, excluyentes, encaminadas a ilustrar una idea que actúa como una camisa de fuerza, y en la que los artistas y obras han de comulgar con esa tesis.»¹°

En este sentido, se pueden nombrar algunas exposiciones que responden a dichos patrones y que han sido presentadas en nuestro contexto. Tales como Abstracción y Art Pop que la Fundación Ortíz-Guardián prestó para exhibirse en el Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida en abril y la Exposición Inspiración femenina expuesta desde marzo hasta mayo en el ArteCentro Paiz, ambas este año.

En la primera exhibición, Abstracción y Art Pop, las deficiencias van desde las cuestiones técnicas como el montaje, las instalaciones lumínicas del Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida, hasta la ausencia de un discurso en el que se evidencié la noción crítica de las obras al momento histórico en el que se produjeron.

Mientras que en la segunda exposición, Inspiración femenina, puede inferirse la dedicación en el montaje de las obras o bien la estructura que la exposición poseía; más la ausencia de un discurso subversivo frente a los roles y conceptualizaciones tradicionales del ser femenino. Dejando por un lado las ideas «transgresoras» de la representatividad femenina y volcando la mirada a preceptos asignados a la mujer tales como la sumisión, la ancianidad, la maternidad, entre otros.

Esto por citar dos ejemplos de exposiciones recientes que desde mi punto de vista han carecido de cuestiones técnicas y de un discurso que vaya más allá de lo evidente; en contraposición a los proyectos artísticos planteados anteriormente en donde el aparato curatorial existente provocó un alto contenido crítico y subversivo.

En este punto es donde la figura del agente cultural puede incidir en la esfera del arte. Como ese ser que desde una posición de mediador, facilitador y articulador puede y debe convertirse en un activador crítico del mundo artístico en el que se desenvuelve.

Sarah de Mójica en su texto: Humanidades y agenciamiento cultural hoy -la propuesta de Doris Sommer, expone al citar a Summer que: «Un agente cultural es aquel que produce cambios con sus acciones políticas y socialmente energizadas. Es por definición un agente de cambio social y cultural al mismo tiempo que crea nuevas obras que dan placer, puede cambiar por esa misma vía paradigmas para vislumbrar otras perspectivas.»¹¹

En este sentido, para Alfons Martinell Sempere indica que «los agentes culturales se agrupan para intervenir a partir de sus propias interpretaciones o valoraciones de la realidad para contribuir a la vida cultural de su entorno en un sentido amplio. Los agentes culturales son fundamentales para la articulación de las políticas sociales y culturales en un Estado democrático sea cual sea la ideología dominante de los gobiernos.(…)»¹²

Para M. Bassand citado por Sempere expone que son considerados como: «portadores del murmullo cotidiano»¹³ a quienes se les debe tener en cuenta en las políticas culturales puesto que perciben la realidad de la vida cultural y la distribuyen o trasladan a los organismos competentes para su toma de conciencia. Ejerciendo así, una función comunicativa horizontal y transversal pero también a nivel ascendente o descendente entre la ciudadanía y el poder político.

Todo esto esclarece el postulado inicial respecto a qué nos referimos al hablar de agentes culturales. Entonces, debe señalarse que el agenciamiento cultural y el agente cultural podría considerarse como la evolución de la figura del curador, a razón que este último es un facilitador y generador de discursos. En tanto que participa en directrices técnicas como el montaje, instalaciones e integración de las exposiciones dentro de las redes institucionales que dirigen el arte contemporáneo hoy. Pero que, tal y como lo expresa Sommer en su texto: Conexiones y facilitadores: los agentes culturales acuñan al debatir respecto a lo planteado por Pierre Macherey quien indica que lo que más nos revelan los libros es lo que menos dicen. «Es precisamente lo que no se dice, paradójicamente los silencios, los que nos informan sobre las creencias y las reglas de una sociedad. Si tuvieran que articularse en discurso, sería señal de que requieren defenderse frente a posibles objeciones o alternativas».¹⁴

Summer debate y señala que «este es un primer paso para los agentes culturales en el que se llama a participar en el análisis social del que parecían estar excluidas las humanidades por el marxismo científico. Y que el próximo paso es hacer valer el análisis para promover prácticas innovadoras, prácticas que forjan y también se nutren de un léxico en vías de formularse».¹⁵

Esta noción léxica que lleva al agente cultural a tantear definiciones en las que, las palabras y las frases, se utilizan para cuestionar, manifestar, inquietar, exponer, plantear y sobretodo, articular lo que se piensa y se siente. En este caso, respecto al mundo del arte y el contexto en el que se desenvuelve cada uno de los agentes culturales.

Todo esto provoca entonces, interrogarnos respecto a la construcción de los imaginarios colectivos que hasta acá han sido desarrollados dentro del mundo operativo del arte en Guatemala. El agente cultural nos  conduce por medio de su capacidad crítica e intelectual, aunada a la capacidad perceptiva a plantear, por ejemplo, sí en realidad durante el conflicto armado (1966-1996) hubo una estética más allá de las armas; o cuestionar si hablar de la «trascendencia» de los roles femeninos es seguir hablando de la sumisión, el mito mariano, entre otros. Para así, reconocer que en el esbozo de la construcción teórica respecto a la figura de los agentes culturales dentro de la esfera del arte, estos son una necesidad y fortaleza discursiva para el crecimiento y quehacer artístico de cualquier país.

 

*********

Referencias

  1. Sótano 1, galería de arte contemporáneo, https://www.facebook.com/sotano1/photos/a.268645786635532.1073741835.241147159385395/268645813302196/?type=1&theater
  2. Barragán, P., (s.f) Las paradojas del curador.
  3. Ídem
  4. Banús, R., (1995) En el proyecto Triangular. Obtenido de: http://www.ramonbanus.com/web/component/content/article/36-extractos/115-en-el-proyecto-triangular.html
  1. Aceituno, L., y Oquendo, J. Mi época, mi bestia-Rosina Cazali. Revista Gimnasia (8 de diciembre de 2014. Obtenido de: https://revistagimnasia.com/2014/12/08/mi-epoca-mi-bestia/
  1. Pinto, J., Sobre la importancia de la eternidad: Generación, Encuentro Profesional/Diagnóstico. Revista esQuisses (4 de mayo de 2015) Obtenido de: http://www.esquisses.net/2015/05/sobre-la-importancia-de-la-eternidad-generacion-encuentro-profesionaldiagnostico/
  1. Obras del siglo XX. Guate-Tips (27 de agosto de 2009 ) Obtenido de: http://yytrmqx.guate-tips.com/inicio/819-obras-del-siglo-xx.html
  1. Olmo, S., La Quema del Diablo, un proyecto de Diablo Rosso en Proyectos Ultravioleta. Artecontexto (12 de enero de 2012. Obtenido de: www.artecontexto.com/es/blog/la_quema_del_diablo__un_proyecto_de_diablo_rosso_en_proyecto_ultravioleta.html
  1. Ídem 1.
  2. Ídem 2.
  3. De Mojica, S., Humanidades y agenciamiento cultural hoy. La propuesta de Doris Sommer en The Work of Art in the World: Civic Agency and the Public Humanities. Revista Letra anexa (2015) Obtenido de: http://revistas.utp.edu.co/index.php/letra-anexa/article/view/11941/7451
  1. Martinell Sempere, A., Los agentes de la cultura. Manual Atalaya. Obtenido de: http://atalayagestioncultural.es/capitulo/gestion-cultural/agentes-cultura
  2. Ídem.
  3. Summer, D., Conexionistas y facilitadores: los agentes culturales acuñan. Revistas Javierana ( Diciembre 2014). Obtenido de: http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/cualit/article/view/10923/8968
  4. Ídem.

 

 

*JUAN PABLO GONZÁLEZ
Investigador independiente, autor y editor. Licenciado en Letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Ha expuesto investigaciones en congresos nacionales e internaciones sobre filosofía y literatura. Actualmente elabora su tesis de graduación de la Maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Rafael Landívar y es Director del proyecto cultural 9 de junio.

 

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