ANALÓGICOS / POR LA NOCHE
En una oración: «un convite para melómanos (con gusto ligeramente snob), en donde se toca música de vinilos y se proyectan películas legendarias»
Por: Mariana Pinto.
ESCENA 1: Un camino de puntos
En el feed de Facebook (oh si, huellas de esta época posmoderna) empecé a ver que varios de mis contactor publicaban cosas como «Gerardo + 3», «Andrea + 1» o «Tavo + no me hago responsable». Obviamente, mi curiosidad pudo más e ingresé al enlace de Analógicos / Por la Noche. Este evento underground, sanamente hipsteriano, ya había llamado mi atención en el pasado, pero nunca habia logrado captar la fecha a tiempo. «Ahora es cuando», pensé para mí y me uní al rito con un «Mariana + 1».
El programa decía así:
Analógicos / Por la Noche 42 – Sábado 09 de julio de 2016
Es para nosotros un placer invitarlos a Analógicos 42, esta es una ocasión especial ya que ademas de contar con un nuevo compañero y su colección Jonas Dobias tendremos una invitada de lujo, la querida y muy talentosa Mercedes Escobar.
El vinyl que ha sido seleccionado para esta noche tan especial es el King of the Blues Guitar de Albert King uno de los Tres Reyes del Blues.
Colección / Dj – Jonás
Disco – King of the Blues Guitar / Albert King
Invitada Especial – Mercedes Escobar
ESCENA 2: El día llegó
Estoy parada frente a un impresionante portón negro, con tres chicos ponchados cuidando el paso de la entrada. En el fondo, luces de colores fríos tintinean, indicando una probable fiesta en el interior… pero nada es seguro. Afuera, niños del barrio juegan fútbol, esquivando los carros y el cuidador que nunca falta, exige su tarifa para cuidar del medio de transporte con el cual llegué. Debo admitir que estoy sorprendida y, en este punto, la curiosidad solo incrementa. A lo lejos veo una proyección en una bodega, «¿serán The Blues Brothers? Solo hay una forma de averiguarlo», pensé para mí.
Yo paso esta seguridad tranquilamente, mis acompañantes hombres un poco manoseados, pero ya estamos adentro. Digo mi nombre, nos sellan la mano (¿acaso ustedes no aman los sellos de los eventos en zona 1 sobre su piel?) y estamos adentro.
ESCENA 3: En el mundo del vinilo
Las expectativas nuevamente me juegan la vuelta. Sé que en este punto, ustedes se preguntarán «¿Quiénes están adentro? ¿un público con bigotes o barbas geniales, camisas de cuello o grandes anteojos?». Bueno chicuelos, recuerden que esto no es zona 4, así que los invitados son un grupo heterogéneo, integrado por gente que puede que se identifique o no con alguna tribu urbana, evidentemente interesado por la música que está sonando en la tornamesa pintada de luz azul.
Los ritmos de jazz y blues están a cargo de Dj – Jonás, un melómano de corazón, que lleva coleccionando asiduamente estos registros sonoros desde hace más de una década. La leyenda cuenta que este señor maduro, pero jóven en esencia, es un asistente constante a estas veladas de vinilos y que en la edición #42 fue que se atrevió a compartir por primera vez con otros su valorada colección. Sus ojos brillaban de emoción al ver el éxito de su repertorio,
Hacía mucho tiempo que no veía a las personas realmente escuchando música. Sentados bajo un toldo, el colectivo parecía absorto por las incesantes melodías. Era un disfrute individual, compartido con parejas, amigos, una bebida fría o el mismo ambiente.
En el fondo vislumbré la instalación de Maximon. Me comentaron que era tal vez la cuarta vez en que esta figura acompañaba la velada y que en esta ocasión, estuvo a cargo de Eny Roland. Estaba feliz. Video de la instalación Maximon
ESCENA 4: La noche evoluciona
Cuando la participación del DJ de la noche concluyó , la atención se volcó hacia la talentosísima Mercedes Escobar y la súper-mega-increíble banda que la acompañó. ¿Quieren ver cómo inició su participación? vean este enlace.
Para la segunda canción, todos estábamos de pie, haciendo un círculo bailarín alrededor del cojunto de violín country, guitarra gretsch, bajo, batería, voz y guitarra melódica. Así siguió el repertorio, delicioso, sutilmente melancólico, como todo buen old blues, salpimentado con country y folk.
Un descanso de cinco minutos no bastó para que la gente dejara su sitio. Conversaciones entre amigos compensaron este silencio y, cuando la aplaudida agrupación regresó a los micrófonos, fue como una bocanada de aire fresco, que a todos nos hizo evidente que no podíamos estar en ningún otro lugar aquel sábado por la noche. Estrofa tras estrofa, fuimos transportados a esta atmósfera.
ESCENA 5: Aquí se rompió una taza y cada quien para su casa
En mi caso, este momento llegó pasada la media noche. Sin embargo, la leyenda del evento comenta que este puede seguir hasta las 5 am. ¡Cómo los envidio espíritus jóvenes! Seguramente regresaré en una edición futura para comprobralo. Pero, por esta noche, estoy plena.
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