Pero qué sabrosura de disco se aventó el buen Di Laif. Con rolitas breves, cortas, relampagueantes – la más larga dura 3:16 – el Yeah! es un disco vibrante, compacto, fresco y si bien precoz, no deja de ser una sabrosura. A veces bastan apenas 38 segundos para conectar. A veces la sutileza es la mejor manera de crear piezas memorables y Di Laif creó 8 de ellas.
En esQuisses conocimos a Di Laif hace un par de años cuando grabamos al (¿)desaparecido(?) grupo Temple. Este power trio es (era) una tremenda explosión de garage rock, casi punk. Distorsión y estructuras sencillas son (eran) la base de Temple. Pero entre el casi grunge nos dieron un pequeño corte ambient, de spoken word. Utilizando el audio del discurso de renuncia de Arbenz, esta cancioncilla bien podría ser la premonición del Yeah!
Lanzado a finales de marzo de este año, el Yeah! tiene de todo un poco: funk, disco, reggae, ambient, noise, spoken word, indie, soft jazz (…) “¿Pero cómo alguien puede jugar con tantos géneros en menos de veinte minutos?” se preguntarán ustedes. Pues ahí entra el virtuosísmo y –sobre todo- la delicadeza y fineza de Di Laif.
Si hablo de funk y disco, no hablo de bajos cacheteados o solos de saxofón. Cuando hablo de funk y disco, hablo de sutilezas, de detalles, de arreglos funk/disco que ayudan a complementar la base rítmica de la canción. Si hablo de jazz, no hablo de fusión o de largas improvisaciones. Cuando hablo de jazz en el Yeah! hablo de un teclado suave, delicado, casi etéreo y unos brushes que apenas rascan el redoblante. Escuchen lo sencillo y siempre delicioso de Moon:
Y así como Moon el disco tiene otras pequeñas joyas como Ix, una belleza del glitch y spoken word, o People con reggae acústico, tribal y también spoken word, y dónde dejar El Sol que con un riff acústico casi tímido, pero con mucha actitud hace caminar la canción con personalidad.
Mi única queja -si es que es válido llamarle ‘queja’- es que algunas canciones son muy cortas. No digo que estas rolitas deban tener un arco de inicio-desarrollo-climax. Es más, todas las canciones del disco mantienen una narrativa sin drama ni tensión que resolver; es esa estructura lineal la que le añaden riqueza a la rolas. Al no exagerar, al remitirse a lo simple, Di Laif sobresale. Sin embargo, bien podría imaginar a Ix o Moon extendiéndose un poco más.
El Yeah! de Di Laif a veces demuestra la elegancia y sutileza de un joven John Zorn, la jovialidad de Junior Senior, la profundidad atmosférica de Mythematica, y lo ecléctico de Flying Lotus. Me emociona ver la madurez y alcance musical que podrá adoptar Di Laif en unos años. Sus composiciones son concisas y frescas, para disfrutar, ambientar y acompañar. El Yeah! es un disco elegante, sabrosón y con muchas texturas.
Pasen pues, a escuchar el Yeah!, sé que tienen unos minutitos para esta joya.
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