Por Pablo Bromo.
Si algo le agradezco a este argentino es a apreciar diferentes ritmos y sentimientos encontrados en canciones brillantes y bien escritas. Me refiero a música bien hecha y con arreglos puntuales, que te hacen pasar de la melancolía o tristeza a la euforia exquisita y el buen bailongo.
La primera vez que lo escuché regresaba de España hace más de doce años. Andaba en mi etapa Ojos de Brujo, Manu Chao y Fabulosos Cadillacs. Me había desencantado del postpunk inglés o la electrónica, y me pasaba mis días pensando que la vida era un baile eterno. Así que cuando llegó a mi playlist fue una sorpresa. Me lo presentó Aída, una amiga con quien solíamos estirar la noche hasta que el sol nos derritiera.
Recuerdo que al nomás escuchar sus letras supe que estaba frente a un “compadre”, y cuando digo “compadre” me refiero a alguien que piensa como uno y que está haciendo la música que uno estaría haciendo si fuera músico y además poeta. También se me hizo a un bróder con el que te podés estar echando los tragos de fiesta en fiesta y platicando de idioteces creativas a cada rato (muladas, más honesto). En fin, un compa como son todos mis compas: borrachos, intelectuales, pacifistas, idealistas, locos.
La primera rola que escuché fue “Guacamole”, luego llegaron “Sur o no Sur” y “McGuevaras o CheDonald’s”. Obvio: Me enganchó de inmediato.
Después salió su disco City Zen y para ese entonces ya era un fan engasado que hasta tenía un disco recopilatorio con 20 rolas favoritas de sus tres discos (The Nada, Sur o no Sur, City Zen) y una portada impresa –en impresora de casa diseñada en Photoshop CS5 –sobre un disco grabable marca Maxell que solíamos llevar de viaje en viaje con una novia. Calculen, aún se quemaban discos.
Después le perdí la pista y lo dejé olvidado como un recuerdo alegre –y bailable– siempre acompañado de la querida melancolía que nos abraza a lo largo de la vida. Pero eso sí, aunque dejara de escucharlo por varios años todo en KJ me parecía exacto, nítido y creativo. Sus ritmos, sus letras, sus arreglos y todas sus variaciones rítmicas.
Pero lo que más me seduce y me hizo reencontrarme con él hace un par de meses, fue su eterna cadencia y baile amoroso con la nostalgia. Ese aire de “Don Juan” valeverguista que en el rincón más íntimo y solitario de su sala –al lado de una botella de tinto y un cenicero lleno de colillas apestosas– lloriquea con sonrisas elegantes a la última querida o ex novia que tuvo que dejar en el camino. O también, esa pose de tipo rudo sabelotodo y zen, que en el fondo sólo es un jugador extremista de palabras y un sabepoco de la vida. Lo contrario de Drexler, Calamaro o Vicentico. Lo opuesto de León Larregui o Siddhartha, con quienes encuentro una melancolía amorosa pero demasiado triste, cursi y cortavenas. Una melancolía linda, sí (Solstis / Voluma / Naúfrago / El vuelo del pez), pero cortavenas al final de cada disco.
En KJ encuentro algo que no encuentro en alguien más.
Encuentro un escalofrío maravilloso y un jugueteo sonoro que me transporta a otra parte. Una especie de complicidad secreta que me alimenta la nostalgia. Por eso ahora que me reencontré con Kevin (después de dos años que tocó en Guate) siento que la mística persiste. Una mística sobria con más cayo vivencial mezclada con una dosis de cinismo y frialdad amorosa. La cual (obvio) amplía el espectro sonoro y la apreciación de sus maravillosas letras. Algo que creo sólo te dan los años.
Así que les propongo empezar abril con una buena dosis de diversión y áspero cinismo. Un cacheteo rico y honesto lleno de flings tempestuosos, caricias desenmarañadas, miradas sin velos… y pelos (mejor si son pocos) encontrándose.
Acá les comparto mis quince rolas favoritas, y si ustedes tienen otras, añádanlas o rólenlas con más mara para que la comunidad “kevinjohista” se multiplique y demás gente pueda disfrutar sus gemas pulidas con belleza, certeza y elegancia. Acá están mis quince desde #ElQuince:
ENLACE EN SPOTIFY: KEVIN JOHANSEN
- El círculo
- Modern love (cover de David Bowie)
- Amor finito
- Desde que te perdí
- Ni idea
- Timing
- La Fugitiva (con Natalia Lafourcade)
- En mi cabeza
- No me abandones
- Cumbiera intelectual
- Everything is (falling into place)
- Sur o no sur
- No voy a ser yo (con Jorge Drexler)
- Candombito
- Anoché soñé contigo
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