Editorial Santillana unió a decenas de escritores y artistas visuales guatemaltecos para desarrollar un proyecto visionario, enfocado en niños y jóvenes. La creación de materiales únicos y que surgen de la alocada mente de varios expertos, que en conjunto crean libros didácticos y de perspectivas variadas.
Por: Rosario Orellana
Para conocer sobre esta propuesta conversé con Eduardo Villalobos, uno de los pilares fundamentales de La Factoría de Historias. Llegué a su oficina ubicada en la zona 10. Eduardo, con pelo obscuro, anteojos, barbado, alto y de saco negro me atendió minutos después de haber llegado. Nos sentamos y comenzó la exploración de este mundo en el que, sin duda, Villalobos se ha encantado con cada paso.
Eduardo es escritor. Ha publicado tres libros de poesía. La literatura y los libros han sido su vida y actualmente trabaja como editor e impartiendo talleres de escritura. “De una u otra forma, la palabra ha sido siempre el centro de mi vida” comentó.
Rosario Orellana: ¿Para ti qué representa un libro?
Eduardo Villalobos: Creo que es una especie de puerta a una ampliación de la experiencia humana. Hay lenguaje, palabras como la representación del mundo, de un mundo amplio. Puede ser un libro de narrativa, de poesía o incluso un libro de pensamiento, que es otra dimensión de la escritura.
RO: ¿De dónde nació tu interés por la literatura?
EV: La verdad me interesa el arte en general como la pintura y la música pero creo que en el lenguaje que he podido expresarme mejor es a través de las palabras. Mi abuelo era un lector empedernido y mi papá siempre me proveyó libros, en mi casa siempre habían muchos libros entonces si, la fascinación comenzó en la infancia. Hay libros que lo marcan a uno, recuerdo que a los 8 años leí Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain y yo quería ser ese niño; entonces un libro te lleva a otro y uno se va nutriendo de todos esos universos.
RO: ¿De qué se trata el proyecto La Factoría de Historias? ¿De dónde nació la idea?
EV: La Factoría forma parte de los planes editoriales del nuevo sello de Santillana: Loqueleo, que se lanzó en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara en diciembre pasado. Este es un sello global de literatura infantil y juvenil. Hace un par de años se vio la necesidad de generar un plan local y fortalecer la literatura en ese grupo, para la región. Desde esa perspectiva se planteó la publicación de muchos libros pero en Guatemala no hay tantos autores de literatura infantil, entonces se formó este espacio de creación colectiva.
Son un grupo de artistas variados, algunos jóvenes y otros con mayor experiencia, con diferentes visiones sobre la literatura y escritura, el lenguaje y más. En conjunto se fueron generando las historias desde cero. Se tiene el aporte de escritores pero también de artistas visuales, aunque en dos procesos creativos diferentes. Queríamos que las ilustraciones fuera una propuesta narrativa por sí mismas.
RO: ¿Por qué eligieron como grupo objetivo a niños y jóvenes?
EV: Santillana siempre se enfoca en este tipo de lectores, por lo que queríamos potenciarlo con este sello. Son artistas nacionales que, a través de la literatura, mostrarán a un niño o joven, por ejemplo, cómo superar la pérdida de un ser querido, que es algo muy duro pero parte de la realidad. Son personas que viven en un mismo contexto (artistas y lectores) y su lenguaje no se hace extraño.
Los canales fundamentales de Santillana han sido los colegios, entonces el proyecto encaja en la filosofía de aprender historia, ciencia y otros, pero como un valor añadido; de una forma lúdica tener acceso al conocimiento. No hicimos un material escolar sino un proyecto pleno de imaginación y arte. Hay muchas propuestas interesantes.
RO: ¿Qué determinó a qué artistas invitar al proyecto?
EV: Analizamos algunas de sus obras. Pedimos algún tipo de texto y algunos manifestaron su interés en participar. Lo que buscamos fue la diversidad porque si no es un producto muy homogéneo. Queríamos que las voces fueran distintas. Hay autores que son más clásicos, otros enfocados a ciencia ficción, algunos son vanguardistas. Algo que si buscamos es que tuvieran una escritura depurada, como algún tipo de oficio aunque fuera incipiente; que hubiese reflexión en el lenguaje. En esto cuenta no lo que se dice, sino cómo se dice.
RO: ¿Quiénes son los creativos detrás de las publicaciones?
EV: Hasta el momento llevamos 42 libros publicados y tenemos 22 en proceso. Colaboró por ejemplo un titiritero que también es dramaturgo: Antonio González, Denise Phé Funchal, Lorena Flores, Álvaro Montenegro. De todo el grupo hay cuatro que no son guatemaltecos pero que viven aquí y que conocen muy bien cómo nos comunicamos, cómo es nuestro país. Por otro lado están artistas gráficos como Alejandra Guerra, Elvira Méndez, Alba Escalón, Antonio Luna y otros, son tantos nombres.
Mientras Eduardo me iba compartiendo sobre el proyecto fui creando una idea muy superficial sobre la verdadera necesidad de fomentar el amor por laliteratura en niños y jóvenes. Me convencí de la importancia de este proyecto como una plataforma que puede tener tres diferentes vías. Santillana hace un proceso innovador; los artistas se expresan a través de un interesante reto y demuestran que en nuestro país si hay talento y los lectores disfrutan del producto.
RO: ¿Podrías explicarnos brevemente las temáticas de los libros y las similitudes que comparten las publicaciones?
EV: ¡Uy! Son muchas historias las que se han abordado. Hablan sobre historia, ciencia. Tienen un relato secreto pero lo que queríamos es que las obras no perdieran su perspectiva literaria. Que fuera parte de la cotidianidad; temas como el bullying por ejemplo. Tenemos un texto que habla sobre un personaje con dislalia. Otro en donde se habla de un partido que se extiende, cómo superar el duelo; otro libro que habla sobre un niño que hereda un barco pero no quiere ser pirata porque le gusta vestir más elegante y es más limpio, entonces aporta en la búsqueda de la identidad. Otro por ejemplo es la historia del descubrimiento de América pero desde otra perspectiva; algunos tienen información o datos científicos, pero todo esto es el trasfondo de los textos.
RO: ¿Qué factores serían los diferenciadores de este proyecto con otros similares?
EV: Que son textos de autores vivos, contemporáneos, que utilizan un lenguaje de nuestros días, escritos para lectores de este tiempo. Un adolescente puede leer Don Quijote y es bueno, pero el lenguaje del texto no encaja con la realidad del lector. Creo que es uno de los grandes valores de esta colección, su gran fuerza. Es un lenguaje local, no es algo desconocido.
RO: ¿Cuál fue el proceso creativo de los libros?
EV: Partimos en elegir la idea que se trabajaría, durante una primera reunión. Los autores comenzaron a generar ideas y proponer una historia. La comunidad decide si la historia tiene futuro y a partir de allí se comienza a hacer la estructura. Luego evaluamos el lenguaje que se utilizará y se discute. Luego se analizan los cambios realizados y el cierre de la historia. Es aquí cuando se convoca a los ilustradores. En esto llevamos entre 4 y 5 meses. Luego viene la edición. Tratamos que lo revisen varios editores para que el contenido sea afinado por varias manos. Todo se discute en conjunto y eso es el objetivo de la Factoría. En la primera fase nos tardamos 7 meses y fue un tiempo aceptable que eleva las expectativas para la segunda parte; son menos libros pero mucho trabajo.
RO: ¿Cuál es el siguiente paso del proyecto?
EV: Publicar los otros 22 títulos con otro tipo de temas, para completar la colección de 64 libros. Esto implica que es la colección de literatura infantil y juvenil más ambiciosa que se ha hecho en Guatemala, por lo menos en los últimos años. Se ha trabajado para adultos, pero no para este tipo de público.
RO: Con base a tu experiencia ¿qué oportunidad de éxito tiene este proyecto con relación a otros ya consolidados?
EV: A veces parece presuntuoso decir que esto será un proyecto maravilloso, pero por la forma en cómo se han vendido los libros y los comentarios de algunos lectores, creo que la colección está funcionando muy bien. La primera publicación fue en 2015, los habíamos comenzado a trabajar en el segundo semestre de 2014 y ahorita se trabajan los libros que se leerán en 2017. Está dando de qué hablar y si está generando expectativa.
RO: ¿Cómo aporta ese tipo de proyectos a la industria editorial en Guatemala?
EV: A mí me parece que al trabajar con tanta gente uno se da cuenta del enorme talento que hay en el país, lo que no hay son formas de encausarlo. En otras realidades tendrían becas de creación, espacios para publicar sus obras pero acá no hay. Es un beneficio para los lectores pero también para los creadores como impulso para que sigan generando, incluso ellos reciben su pago de autoría. Es una plataforma para que sigan creando en un país donde la cultura es vista de menos.
Las palabras de Eduardo terminaron de fortalecer mi idea sobre el proyecto. Son productos que refuerzan lo que por mucho tiempo los críticos hemos peleado: la poca o nula presencia de este tipo de materiales. La persona que soñó con esta propuesta puede descansar en las noches, sabiendo que su labor dejará un importante legado. Sin embargo, no me quedé conforme. Quise comunicarme con algunos artistas involucrados.
Álvaro Sánchez fue el primero. Todas las características gráficas de la colección fueron planteadas por el artista gráfico, que su hoja de vida lo respalda a donde quiera que vaya, con al menos 100 exposiciones a nivel nacional e internacional como publicaciones en diversas revistas.(http://www.redbubble.com/people/sanchezisdead)
RO: ¿Cuál o cómo fue tu aporte al proyecto?
AS: El trabajo que hice con ellos fue más una consultoría. Yo estuve antes de iniciar el proceso creativo directamente con la Fabrica de Historias, en la primera fase del proyecto. Por ejemplo les ayudé a determinar cómo debía ser la línea de las ilustraciones o algunas recomendaciones de cómo y dónde colocar las imágenes con el texto y así.
RO: ¿Qué te motivó a sumarte a esta propuesta?
AS: Que me pareció genial – dijo entre risas-. En Guatemala hay mucho talento pero desafortunadamente cuesta abrirte campo en este mundo. Santillana es una editorial seria y me gustó el enfoque querían dar a esta colección. Es algo novedoso y qué mejor si es con artistas nacionales. Eso me llamó mucho la atención.
RO: ¿Cuál es tu expectativa de este proyecto?
AS: Que se vendan los libros. Que sean parte del crecimiento de los artistas involucrados y que realmente los lectores sepan aprovechar esta excelente iniciativa.
Álvaro me comentó que este proyecto le pareció una de las mejores ideas que ha escuchado en mucho tiempo. “Es una plataforma fabulosa, especialmente porque en Guatemala el tema editorial es un tanto complicado. Es un proyecto para niños y jóvenes que lo convierte en un reto interesante. En el país no hay muchos artistas enfocados a este público y es excelente que se creen estos espacios” dijo.
Por otro lado, hablé con Walter Wirtz, colaborador de Los Garabatti. El artista visual tiene estudios en arquitectura y diseño gráfico y se graduó en Estados Unidos. Se ha dedicado a la animación e ilustración como freelance y ha trabajado directamente con Comunicación Social de la Presidencia. “Hay una versión animada de la Constitución para niños que también se entregó a Naciones Unidas, en la que yo colaboré” comentó el joven desde los primeros minutos de charla. Wirtz agregó que ha trabajado en el tema editorial con Plaza Pública y Revista ContraPoder. (https://www.behance.net/wirtzanimation)
RO: ¿Por qué este proyecto se sumó a tu listado de quehaceres?
WW: La ilustración editorial es un reto interesante que siempre me ha llamado la atención. Mezcla todo lo lindo: diseño, narrativa e ilustración. Esto lo hace complicado y siempre me ha gustado complicarme la vida; creo que es una forma inteligente de poner a prueba mis habilidades.
RO: ¿Cómo es tu proceso creativo?
WW: En la primera tanda trabajé como ilustrador dos libros: La ciudad de las curvas y Los libros prohibidos. Son muy metódico y prefiero irme por lo que ya tengo establecido. Primero recibo el material y leo el libro; luego me comunico con el escritor y el editor porque creo que tiene mucha injerencia en el enfoque del texto. Tomo nota de los comentarios más importantes de ambos y empiezo a trabajar. Tengo mucha comunicación con el escritor, para respetar la línea y buscar captar la atención del lector en cada elemento.
RO: En este proyecto ¿cuál fue tu mayor reto?
WW: Lo más difícil es tener una mente de adulto y resolver cosas con la mente de un niño. Lo bueno es que la mayoría de los que estamos en esto somos algo descocados –dijo Walter entre risas- y si tenemos la capacidad de desligarnos de nuestro día a día para trabajar un poco más libre en cierto aspectos.
Según Wirtz no solo se espera que los libros tengan difusión sino que la gente cree una consciencia sobre la falta de espacios creativos para los artistas nacionales. “Espero que todos hayamos respetado el proyecto” concluyó.
Walter aseguró que las artes visuales aún están en pañales porque en el país existe mucho desconocimiento o por miedo de quienes conocen. “Si se puede vivir de esto y la industria editorial es muy fuerte. Es una buena plataforma y funciona en doble vía porque como consultor me he topado con empresas que desconocen del talento de los nacionales”
Finalmente me quité la gana de tener un poquito de todas las versiones. ¿Cómo le fue a los escritores en este proyecto? Parece una entrevista eterna, pero en realidad son destellos de lo que ha pasado con esta propuesta desde los ojos de los diferentes participantes. Siempre creo que es bueno tener todas las versiones. Para resolverme la inquietud hablé con Stefany Bolaños.
Stefany estudió economía y aprendió a programar. Junto a dos amigos tiene una empresa y crearon un software para colegios en el que se busca que los estudiantes tengan autonomía para la creación de proyectos y que puedan pensar y crear por ellos mismos. “Sobre la escritura, pues siempre me ha gustado. Aún estoy en proceso de aprendizaje” expresó, y aunque nunca había escrito un libro, Santillana confió en su talento (https://tapizdeluz.wordpress.com/)
RO: ¿Por qué enfocarte en un proyecto para niños y jóvenes?
SB: La verdad fue un buen reto con Santillana porque escribía poesía y cuentos cortos para adultos pero me gustó el reto que representaba escribir para niños. Yo empecé cuando comenzó la Factoría y me gustó cómo se trabajaría la colección.
RO: ¿Qué reto representó este proyecto para ti?
SB: Yo creo que una parte importante es saber decir cosas complejas en palabras sencillas, como para que un niño comprenda. Usar palabras correctas para expresar las ideas. Nunca había escrito un libro y fue algo lindo. Para todos los artistas es un proceso diferente pero es bueno aprender a reducir lo complejo a lo simple.
RO: ¿Cuáles han sido tus colaboraciones?
SB: Los que ya están publicados son: La odisea del Atlántico y El viaje de Ariana. Espero que pronto se pueda publicar el tercero que hasta el momento se llama El ladrón del edificio Adivál.
RO: ¿Qué opinas de este proyecto?
SB: Fue lindísimo porque en la Factoría se trata de crear de forma colectiva. Llegas con tus ideas y recibís mucha retroalimentación de todos y con base a ello va evolucionando tu historia. Por otro lado, Alejandro Sandoval (uno de los editores) es buenísimo para completar historias inconclusas. Cuando no sabíamos qué giro darle, él nos ayudaba a pensar formas de mejorar lo que ya estaba escrito. Creo que la riqueza de estas publicaciones radica en compartir con los demás en el proceso.
Stefany compartió que su expectativa es lograr que los libros sean vistos como un fin y no como un medio. “Generalmente lo que leemos en el colegio es aburrido pero estos libros tienen como valor: aprender de una forma entretenida.
Eduardo, Álvaro, Walter, Stefany, Alejandro y el resto de involucrados en este proyecto nos han demostrado que es tiempo de explotar el arte en el país. Este tipo de espacios permiten que los niños y jóvenes comprendan que en nuestro país hay grandes exponentes y que la educación no es algo aburrido. Que a través de una buena ilustración y un excelente texto, puedo ser mejor cada día.
¡Enhorabuena por esta brillante idea y gracias a los artistas comprometido que decidieron participar en este primer paso para la industria!
Los libros se pueden obtener a través de los canales ya identificados de Editorial Santillana y por el momento, en librería Sophos.
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