Por Silvia Trujillo.

“Imagenemos …contra la tiranía del tiempo
y la política”
Azar Nafisi

El tiempo, me decís, depende de la percepción y siempre es en función de algún propósito, una cola para pagar impuestos es un siglo y Lenin planificando la revolución rusa durante veinte años, fue un soplo en los vientos de la historia universal. Acepto lo que decís, aunque te exhorto a no hablar de Lenin por estos tiempos porque en el país donde vivo hubo un presidente que nos lo dijo a modo de insulto… (la verdad que lo que haya dicho ese señor me importa un bledo, pienso a continuación, pero no quiero desviarme de mi propósito).

Mirá que raro es esto del tiempo, sigo pensando, durante diecisiete años mantuvimos silencio y ahora, en unos breves minutos de diálogo  ya hemos ensanchado la frontera de lo posible, como decía Sarte. Che ¡pero será posible! con vos no podamos sentarnos a hablar sin citar autores. Deformación profesional, me respondes mientras se te escapa una sonrisa en la comisura.

Bueno…te interrumpí cuando me decías que admiras a las personas con determinación porque son ellas las que mueven el reloj de la historia y me dejas pensando porque coincido contigo pero a veces los contextos no ayudan. Pero sí tenes razón, la determinación es una condición sine qua non.

¡Claro! mirá ¿te acordàs de Fitzcarraldo?

Hacer esa peli costó literalmente sangre, sudor y lágrimas, en medio de la selva con un calor y humedad insoportables, casi fracasan en el intento de filmarla, ¡una locura! y cuando le preguntaron al director cómo la había hecho, él solo atinó a decir “quería hacerla”.

Sí, sí te entiendo, aunque quizás sea mitad determinación y la otra mitad construida a fuerza de alianzas, de correlaciones de fuerzas, de deseos, hasta de amor, no sé,  de tantas cosas. Y ya nos fuimos por otro lado, nuestros caminos se bifurcan cuando por fin logramos sentarnos a charlar. Yo estaba preocupada por el tema del tiempo, y no es porque sí, ya te contaré como el tiempo se ha contraído más de treinta años, pero dale seguí, ¿qué me decías?

Sí, de eso te estaba hablando, porque Clarice Lispector decía en una de sus obras (Soplo de vida, 1978) que el tiempo para ella era como un  gusano dentro de un fruto que lo va carcomiendo, que corroe lo que de vida tiene el fruto y agregaba “el tiempo no existe,  lo que llamamos tiempo es el movimiento de evolución de las cosas, pero el tiempo en sí no existe. O existe inmutable y en él nos trasladamos. El tiempo pasa demasiado deprisa y la vida es tan corta».

Aja! exactamente por eso yo ando con este rollo del tiempo, es que de pronto me pregunto ¿cómo es posible que en este país se hayan cometido crímenes espantosos contra hombres, mujeres, niños, niñas y hoy treinta y pico de años después sigan impunes? incluso te decía lo de la determinación, porque sé, me consta, que a la gente que sobrevivió a esos crímenes, voluntad y determinación no le han faltado, pero el contexto es tan adverso, los asesinos son tan poderosos que aún la justicia no llega. El gusano se ha comido casi toda la pulpa de la fruta y muchos de nosotros seguimos como si nada…

Sí, pero ves, ahora algunos de esos asesinos están presos, y ahí es donde el tiempo se parece a esa sustancia con la que está hecha la vida…

mmm! yo no soy tan optimista, prefiero pensar que esos treinta años se harán un minuto en la historia cuando les dicten sentencia y se pasen lo que les queda de vida en la cárcel declarados culpables por genocidio, por violencia sexual, por tantos delitos y ahí sí, que esos años que les resten se les estiren como la eternidad.

Uf! el tiempo!