"La opción de percibir la realidad a través de un canal cómodo, distintivo y honrado. ¿Qué tiene de malo la monotonía? No es retórico, se los pregunto con la mayor franqueza posible, esQuissitos lectores.
Anomalisa nos invita a indagar en la interrogante a través un chapuzón en la mente brillante y privilegiada de Charlie Kaufman. Ustedes conocen a Charlie Kaufman, aun cuando el nombre les parezca ajeno y desconocido. Es el escritor o director detrás de varias de aquellas películas que un día les hizo llorar de nostalgia, tener ataques de ansiedad ligeros, repensar el realismo mágico de la cotidianidad Hollywoodense y evitar a toda costa ser director de teatro.
Su incursión más reciente en retorcer nuestra conciencia y vulnerabilidad mortal viene en la forma de una película animada. Está bien, en cuanto a técnica es más que una película animada, pero ya hablaré de eso más adelante. Por ahora basta con presentarles una contradicción: es una película animada pero decenas de críticos la han establecido como “la película más humana de la década”.
Cómo puede ser ese posible, se preguntarán. Pues vean este tráiler y creo que entenderán un poco mejor (aunque no tanto):
Adaptada de una radionovela por el mismo Kaufman, Anomalisa es el resultado de un puñetazo lanzado al aire. Un golpe decisivo en la oscuridad cuyo destino final fue algo digno de blando, carnoso y vital de nuestra actualidad. En una hora y media exacta, el director de la obra Duke Johnson encausa el impacto, lo hace bailar mientras nos retorcemos del dolor.
El nivel de cuidado, atención y fluidez perceptible en animación de Johnson, junto a los genios en Starburns Industries, transmuta el guion de Kaufman en algo altamente distinto, aunque nunca del todo ajeno. La película en ese sentido mantiene un tono muy indie, digno de la campaña por $400 mil en Kickstarter que arrancó todo:
Y hasta ahí llegó mi recomendación sin spoilers. Les ruego dejar de leer a partir de este punto si no han visto la película.
[toggle_box]
[toggle_item title=»SPOILERS» active=»false]
Es interesante como el uso de animación por cuadros facilita el engaño subjetivo de la trama. Si Anomalisa se hubiera grabada con personas reales, quisiera pensar que hubiera notaría la similitud entre todos personajes secundarios.
Quisiera decir que el giro narrativo se me hubiera hecho de lo más evidente. Sin embargo no puedo asegurar más que, al ser una película animada, la ilusión de la trama se prolongó hasta casi el tercer acto de la obra.
Como inspiración, el escritor toma el trastorno mental «el síndrome de Fregoli». Padecientes, como Michael (el protagonista de la película), piensan conocer a desconocidos y los identifican como la misma persona. Al igual que la obra, los delirios pueden asentarse en paranoía y miedo a persecución.
Si por nada más, Anomalisa merece muchísima atención por brindar luz a un trastorno tan onírico y trágico. Asimismo, la película pone en evidente nuestras suposiciones pasivas sobre películas animadas. Se burla al fiarnos de su linealidad visual casi infantil.
Anomalisa rompe esta esquema con detalles: con una escena de amor incómoda y verosímil, con figuras humanas voluptuosamente diversas y avejentadas, con diálogos con suficiente sustancia como para quedarse en tu psiquis por días posteriores (junto a esa canción nefasta de Cyndi Lauper) y con hablarle directamente a las inseguridades más latentes del recorrido afectivo de todo ser humano en el siglo XXI.
[/toggle_item][/toggle_box]
Cerraré esto con una mención especial a los actores: David Thewlis, Jennifer Jason Leigh y Tom Noonan. Tres voces y sólo tres voces, al mando de la actuación de una producción tan compleja. Su dinamismo y presencia magnética en el escenario le hacen tributo al origen radial de Anomalisa, enaltecen las palabras de Kaufman con la justa cantidad de peso y vulnerabilidad.
Comentarios: 0