Descubrí mi amor por la fotografía en mis años de universidad. Ingresé a comunicación para ser locutora, y al recibir mi primera clase de foto, con una catedrática que todos odiaban, pero yo amaba, mi mente voló y se quedó perdida. Disfrutaba mucho pasar tiempo en el cuarto oscuro. Descubrir tantas posibilidades despertó el gusto por congelar imágenes.

Mi primer proyecto fue una recopilación del mundo de los toques en el centro, un poco impulsada por el trabajo de Kurt Zierlein, el fotógrafo de la música guatemalteca. Descubrí que no todas las imágenes debían ser pulcras, estáticas, perfectas. Desde entonces no he dejado de poder tomar imágenes cuando pueda.

Probé fotografía de boda, paisajista, de estudio, productos, modelos, y con la que me casé fue con la fotografía documental, la de calle. No se si tengo técnica, pero lo que si sé con seguridad es la pasión con la que hago esto. Poder perderme horas en recorrer las calles y esperar el mejor momento.

Mi primera aparición en murales y exposiciones la hice en el 2014, en el I Festival Estado de Emergencia organizado por la Escuela de los Niños Pintores Frida Kahlo. Y como meta de este año, el 10 de octubre de 2015, inauguré mi primera exposición individual en la Academia de Arte Azul, ubicada en Mazatenango, Suchitepequez, la cual estará en exhibición hasta principios de noviembre.

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