“Yo trabajo de esto y para esto” me dijo Willian. No ha sido el primero en mencionármelo, pero si al primero que veo con un compromiso diferente. Amante de la cocina, el dibujo y escribir novelas pero volcado a la música y viviendo el ritmo.
Por: Rosario Orellana
Hay que reconocer que el mundo musical es demasiado competitivo, sin embargo, es el que más opciones le da a sus allegados. En la producción, realización de proyectos y claro a quienes disfrutan de conocer talentos que surgen en cada esquina de nuestro país, en cada clase, en cada bar, en cada iglesia, en cada sitio existente.
Conozco a Willian desde hace más de diez años, cuando estábamos en el colegio (pero olviden rápido cuánto tiempo les dije, que no me mata de la emoción que sepan cuánto tiempo tengo de haber salido del Lehnsen) y aunque siempre lo consideré un aficionado a la música no pensé que tanto tiempo después lo vería en un sitio nuevo, ubicado en la zona 10 en donde canta semana a semana.
Toda la vida me ha llamado la atención el esfuerzo extra que representa para un artista en solitario adentrarse a ese mundo lleno de caníbales cuidando los centavos y ahora Ávalos es mi muestra de ello. Eso no quiere decir que no reconozca el talento y trabajo que hacen las bandas, solo que ahí es más repartido el esfuerzo.
Como una caja de sorpresas…
Con mucha humildad, Willian comenzó la entrevista contándome que está a punto de “sacar” su primer disco, el próximo mes. “Son 11 canciones, todas son letras mías, arreglos míos y de algunos amigos, músicos muy buenos como Chico Lobos que vive en Florida, y también Juan Pablo Granados que es bajista” me dijo mientras al fondo se escuchaba música “entretenida” y algunos amigos de Willian platicando de la vida. Estábamos sentados justo en una mesa alta de madera al lado de una ventana (sin vidrio eh) y la lluvia fue la compañera fiel de la velada.
Me contó que en el nuevo material se podrán apreciar varias culturas, que aunque sean “similares” reflejan un estilo de vida y un momento justo en las experiencias del joven con 27 años que vestía con camisa negra, pantalón de lona y sus característicos anteojos. “La preproducción la hice en México y la postproducción en Guatemala, con Frank Castillejos, otro cantante muy bueno” continuó.
“Las canciones, hay de todo tipo. Temas sociales, por ejemplo una canción que se llama –Guatemala qué puedo hacer por ti- que no juzga a nadie, ni habla mal de nadie pero si quiere como saber qué se puede hacer para estar mejor, también otra que se llama –Déjenlas bailar- que es como un sinónimo a dejen de chingar” reveló Willian mientras el volumen de la música de fondo subía y bajaba. El artista me platicaba del proyecto mientras fumaba, se acomodaba en la silla y movía sus manos de arriba hacia abajo.
El disco no solamente trata sobre temáticas sociales, sino además tiene contenido de amor y desamor, entre otros. “Al final es pop, pero me cuesta encasillarme porque hay rolas que si lo son, pero otras que están mezcladas con jazz y en México tenía una canción que era pop pero un amigo mariachi le hizo arreglo y la convirtió en una ranchera, pero también podríamos hablar de trova por las letras” explicó el artista con una sonrisa en el rostro, un claro ejemplo el orgullo que siente del gran trabajo que ha representado este disco.
El elemento clave de la mezcla
Cuando se cocina algún platillo, se necesita la sazón. Ese elemento especial que le da un sabor peculiar y exquisito a la comida. Con un disco pasa algo muy similar y sin duda alguna el apoyo de grandes amigos, también relacionados con el ámbito artístico le dan ese picantito que todos buscamos mientras degustamos de algo.
La relación que ha tenido como alguien como Lobos ha dado mucho fruto en el arte en el que hoy se desenvuelve Willian. El año pasado me llevó un disco de Lobos, que estaba en Guatemala y siempre el esfuerzo en conjunto tiene más puertas abiertas.
Ahora “Al menos esta noche” es una producción llena de talento, amistad, vivencias y alma de Willian.
Además, creo que nadie me podrá negar que cuando las cosas son difíciles, al final, cuando las logras, le tomas un cariño más especial y seguro es algo que pasa con este proyecto que comenzó hace mucho tiempo pero ahora ya está formado con pies, torso y cabeza. “Siempre me quise ir a México porque la industria musical aunque es más competitiva, te abre más puertas y no es lo mismo salir en un canal allá que hacerlo aquí, porque hay una mayor exposición. Allá estuve trabajando en estudios de grabación y conocí a muchos músicos” que ahora dejan cierta influencia en su qué hacer.
Hombres G comenzó a sonar. La charla seguía y una gotita de agua caía paulatinamente en mis llaves. Después me di cuenta y agradecí que no se arruinó la alarma…hubiese sido un relajo abrir mi carro.
¿Cuándo comenzó el amor a la música?
Era de esperarse que en algún momento de la charla surgiese esta pregunta, porque a todos les llega en un momento diferente. Algunos lo traen de nacimiento, otros deben vivir para experimentar alguna sensación por la música y otros, tienen méritos diferentes. Es difícil vivir del arte en Guatemala, pero quien quiere…en esto si se puede.
“Empecé a escribir en el colegio, cuando tenía 12 años. Como ahí daban clases de música, me metí a guitarra y cantaba natural. Nunca recibí clases de canto. Lo hacía por hacer algo, no porque mi prioridad fuese vivir de esto. Tal vez en mis sueños más lejanos pero no lo primero que viniera a mi mente” comenzó Ávalos a describir… “pero en el 2009, como siempre me llevé la guitarra a la U, conocí a este cuate Juan Pablo – haciendo referencia al bajista que lo ayudó en u disco- y otro cuate que se llama Danilo y les enseñé la canción de Guatemala y me dijeron que buena rola y que había que grabarla. Me dieron los contactos y todo. La grabamos y me gustó la onda de estar metido en el estudio, la producción, juntarte con gente que te aporta mucho” agregó Willian para luego contarme que no solo toca la guitarra, aunque no se autodenomina como un gran experto en ello, y que además conoce un poco del piano.
Cuando vivió esa experiencia, Willian decidió renunciar a su trabajo en Correos y dedicar su tiempo a la música. “Yo no era feliz en esa onda. Trabajaba en contabilidad, estudiaba administración pero me gustaba la música, entonces, tomé la decisión” dijo.
Los pasos comenzaron al compás de la música
Willian comenzó a tocar en bares, en el Crown Plaza, en un restaurante que se llama Palmas del Mar y en otros restaurantitos “…de eso vivía. Mucho mejor que cuando estaba trabajando en correos” sentenció serio y al final se corrigió los lentes, acomodándolos sobre su nariz.
Ahí fue cuando comenzó el verdadero reto. Vivir de la música en un país donde el arte es poco valorado, a excepción si es algo extranjero (lo digo porque siempre creemos que lo de afuera es mejor que lo nuestro, cuando lo propio es lo más rico que existe. En todo sentido. Malvado malinchismo que no nos deja abrir los ojos…¡en fin!)
“Yo soy muy pleno haciendo esto. Me gusta escribir. Lo hice para amigos de la universidad que estudiaba música, para que ellos contaran y eso me llena mucho. Y como reza el dicho, “en esto no se gana pero se goza”…”en Guatemala no se tiene la cultura de ir a un teatro, a una galería de pintura o ir a pagar la entrada a un concierto de alguien que no conocen; eso lo hace difícil” comentó.
Mientras sonaba Maná al fondo, me confesó que algo que no puede dejar de escuchar a diario es música de Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat y Tito Rodríguez que de él recordé una canción en particular. “Inolvidable”. Me trae memorias lindas y me alegró saber que no soy la única que lo escuché en algún momento de la vida…un director de orquesta muy bueno.
Pero la intensión de relacionarse con el arte vino desde que era muy pequeño. Ha tenido la oportunidad gloriosa de vivir en una familia de músicos. Un abuelo marimbista, todos sus tíos cantan o tocan algún instrumento, su papá es cantante además de tocar guitarra y piano mientras que Willian ahora sueña con hacer un concierto el otro año, con un grupo importante de seguidores.
Ilusión de algunos, realidad de otros
Buscando a alguien que pudiese complementar este reportaje, me encontré con Freddy López, un maestro de música en varios centros escolares. Un amante de la disciplina que ha dedicado más de 40 años para enseñar sobre el amor a los instrumentos.
Lo primero que me dijo López cuando le conté lo que estaba haciendo, me dijo que se sentía orgulloso de saber que cada día surgían nuevos talentos. Nuevos enamorados de las letras y del ritmo que en conjunto se convertían en un cielo hermoso y eterno.
“Te prometo patoja…”comenzó, “que voy a morir en paz viendo cómo en nuestro bellísimo país se cambian los asaltos por saludos, los secuestros por conciertos y las armas por algún instrumento” continuó…
“Tengo tanto tiempo de dar clases y he visto a pocos mantenerse en ese ámbito porque es un ambiente muy competitivo y no solo en Guatemala, sino que debes competir con lo que están haciendo grandes artistas afuera. Me queda felicitar a este joven, que se ha abierto las puertas con puño y sudor propio. Pocos perseveran, pero espero que anuncie con pompos la exposición de su material y tener la oportunidad de escucharlo en un gran escenario” sentenció López.
Y yo me uno a esa felicitación primero y segundo a que estaré a la expectativa del disco, porque conociendo a Willian, sé que viene en camino un material, inigualable y junto a ello la invitación para que ingresen a sus sitios y conozcan más sobre Willian Ávalos.
PÁGINA WEB: http://www.willianavalos.com/
TWITTER Y PERISCOPE: @avaloswilliam
FACEBOOK: https://www.facebook.com/WILLIAN-AVALOS-122321341114087/
YOUTUBE: https://www.youtube.com/user/wjavalos/videos
Fotografías: Willian Ávalos
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