Por Josseline Pinto y Joe Fuentes
Josseline Pinto
Cuándo propusimos este conteo el título original era “Top 5 de libros salvavidas (interpretándolo como sea)”. Le dije a Joe que estaba emocionada, porque el simple hecho de tener la libertad de interpretar el título como quisiéramos, volvería esta entrega algo ambigua, retorcida, abarcante y sumamente enriquecedora. En fin, ¿cómo nos salva la vida un libro? ¿Dándonos esperanza, haciéndonos sentir menos solos, o enseñándonos algo útil para la vida? Considero que mis libros salvavidas son aquellos que me han acompañado en los momentos más duros y que gracias a ellos he salido de oscuros precipicios, o al menos amortiguaron mi caída. Estos son los libros a los que les debo que siga viva… y no puedo ni imaginar aquellos que me falta conocer en los peores momentos.
- Clases de literatura – Julio Cortázar
La frustración de estudiar una decepcionante carrera universitaria en letras y filosofía, fue mejor soportada cuando encontré esta joya en la biblioteca. Estaba en la sección de “Nuevas Adquisiciones” y sin duda es la razón de que haya terminado el semestre. Publicado por primera vez por Alfaguara en 2013, esta es una compilación de las clases de literatura que Cortázar dictó en la Universidad de Berkeley en 1980. Fueron solamente ocho clases que se desglosan con exquisitez entre lo que significa ser escritor y la composición de los cuentos. Cortázar mantiene el humor de sus libros también en las clases y dejó de importarme que jamás fuera a tener una clase tan impresionante como las suyas. El humor, la extensión, la diferencia entre un cuento realista y uno fantástico, la musicalidad y hasta el erotismo de la literatura, son los temas en los que se enfoca, siempre usando sus propios escritos y hasta una explicación de cómo escribió Rayuela para ilustrarlo. Si Cortázar era un genio de la palabra escrita, sin duda también lo fue de la hablada y con este libro, cualquier clase de la facultad es innecesaria.
- Obra Poética – Luis Cardoza y Aragón
Hay muy pocas cosas en este mundo que lamento más, que el robo de este libro. Estábamos en un restaurante chino y de repente el morral había desaparecido. Las cámaras de seguridad capturaron justo el movimiento de dos señoras que tomaron el morral y se fueron sin nadie darse cuenta. Lamento tanto que el libro hayan seguramente terminado en un basurero, cada página estaba cargada de una magia que me hacía sentir libre, comprendida, enamorada. Cardoza domina cada palabra a la perfección y crea imágenes muy concisas, que aunque inverosímiles, imaginables. Esta antología de la obra poética de Luis Cardoza y Aragón, fue editada por la Tipografía Nacional en 2009, el mejor momento de la editorial. Cuenta con dos tomos y este primero contenía desde Luna Park hasta Entonces, solo entonces. Lástima que este libro, con tantas anotaciones, historias y lágrimas, se haya perdido. Cambiaba mi vida a cada lectura.
- Una temporada en el infierno – Arthur Rimbaud
Este libro me devuelve, cada vez que lo leo, la rebeldía de la palabra, de la bohemia, de la vida que necesita vivirse poéticamente para que valga la pena. Escrito en 1873, Rimbaud ya era todo un maldito que tenía la vida en la mano y le gustaba escupirla, deshacerla. Sumido en el opio, la poesía y las dudas de un futuro incierto, habla con un lenguaje fuerte y seguro que alberga más dudas que respuestas. Aun así cada palabra está cargada de odio y angustia, del sentimiento de derrota que simplemente no puede aceptarse del todo. En otras partes hace más uso de la escritura automática, pero jamás pierde la poética de la rebeldía hacia la vida, cosa que me devuelve con cada lectura.
- Místicos y Magos del Tíbet – Alexandra David-Neel
Alexandra sabe recrear, con solo una oración, mágicos caminos del Tíbet. Llena cada página de espiritualidad, sorpresa, serenidad y una belleza incomparable. El Tíbet para mí, después de leer a Alexandra, debe estar hecho de oro sólido, solo así podría ser tan valioso como ella logra describirlo. Alexandra fue una de las pocas, por no decir casi la única, mujer que ha formado parte de importantes instituciones y agrupaciones budistas y tibetanas. Ella viajó a Lhasa cuando estaba prohibida para extranjeros y en sus libros Místicos y Magos del Tíbet, logra capturar la espiritualidad y hermosura de esta religión. Leerla me recuerda incluso a la película Baraka, pues sus imágenes son muy cinematográficas. Este libro me acercó mucho a una espiritualidad que pensé había perdido y me devolvió la fe en mi propia paz y en el mundo.
- Diarios – Alejandra Pizarnik
Alejandra es una poeta maldita. La soledad la llevó lo más lejos de la vida que pudo. Alejandra terminó con Alejandra y desde que tenía 18 años escribía mucho en lo que ella llamaba “cuadernillos”, pequeños diarios que la acompañaron hasta sus últimos días. Leer los diarios de Pizarnik es estar en el epicentro de fuertes sentimientos asesinos, como el miedo y la soledad, que se van transformando en sus más atesorados compañeros. Alejandra es dulce, soñadora, increíblemente inteligente y un ser triste por naturaleza. Sus diarios, publicados por la editorial Lumen, comprenden los años de 1954 a 1971 y cada página que leo es sinónimo de leer mis propios pensamientos y sentirme menos sola, por el simple hecho de que ella también lo estaba, ¿o lo está?
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Joe Fuentes
Es la cuarta vez que inicio esta recomendación. No esperaba un tema como este en el día número 194 del calendario. Seguro la intención de Joss era plantear un tema simple, algo divertido y honesto. Algo en lo que los dos podríamos divagar con sentido y ritmo. En mi mente, sin embargo, el título de la entrada creció raíces repentinas, consumió inseguridades hasta afianzarse, poder erguirse y diseminar esporas hasta los horizontes de su visibilidad. Desde esta posición privilegiada, la idea de salvavidas se esparció por las corrientes neurológicas, en busca de diques (producto del descuido mental), y estableció colonias mineras de suministros por doquier. Estos centros de recursos alimentaron las dudas y debilidades latentes del escritor y fueron fuente segura de inspiración del siguiente conteo.
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Pale Blue Dot: A Vision of Human Future in Space – Carl Sagan
Tal y como debería ser, en el inicio de todo está Carl Saga. El primer acercamiento al neoyorquino vino a mí gracias a un tomo ermitaño de Contact, en la librera de mi hermano. Pale Blue Dot, por otro lado, apareció un día en los anaqueles de Dyslexia. La similitud en el descubriendo de ambos libros es significativo, ambos responderían interrogantes latentes en diversos puntos de mi existencia humana.
Este libro es tanto un bálsamo como un salvavidas. Un bálsamo y un embalse astronómico.
«But is it not stirring to understand how the world actually works — that white light is made of colors, that color is the way we perceive the wavelengths of light, that transparent air reflects light, that in so doing it discriminates among the waves, and that the sky is blue for the same reason that the sunset is red? It does no harm to the romance of the sunset to know a little bit about it.»
– Carl Sagan
Si alguna vez se encuentran sobretomados por la inmensidad de este planeta, si alguna vez la sociedad los agobia al punto de la misántropa, si por alguna razón pierden la esperanza en el sentido de la vida en este mundo: lean este maldito libro. Tomen acción y disfruten de una lectura ligera con apenas 429 páginas en su edición de Random House. Planten sus pies en esta tierra y exploren el 1994 que presenta Sagan en este ejemplar de literatura de no ficción.
Les adelantaré dos puntos que extrapolé de este texto, por si les hace falta:
Uno, somos una especie joven. Con siquiera algunos intentos escuetos, aunque muy exitosos, de exploración espacial. En el esquema galáctico del tiempo, somos, si algo, un intento de estornudo. Que va, somos menos que eso. Somos el inicio de la correntiada eléctrica que eventualmente podría transformarse en un intento de estornudo. Esto, si no saboteamos nuestras propias intenciones y nos disipamos en la nada de una respiración profunda universal.
“A blade of grass is a commonplace on Earth; it would be a miracle on Mars. Our descendants on Mars will know the value of a patch of green. And if a blade of grass is priceless, what is the value of a human being?”
-Carl Sagan
Dos, debemos tener paciencia, ver hacia el futuro y explorar. Con tiempo e inversión adecuada, Sagan estima que podríamos abandonar esta tierra, el tedio que representa, y encontrar un lugar cómodo, orgánico y balanceado en el universo. Lo que vivimos ahora, incluso 21 años más tarde con el lanzamiento de la sonda New Horizons, es el inicio de ese proceso: el clamar un lugar esta existencia interestelar.
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Dreamcatcher – Stephen King
Si bien podrían pensar que esta elección será la continuación a la verborrea hippie espacial que inicié anteriormente, se equivocan. Dreamcatcher está acá por Henry Devlin. “¿Quién?”, se preguntaran, lectores impacientes. Henry es un personaje del libro, una ficción de novela incómodamente real. King robustece a Henry con tendencias suicidas, con monólogos internos detallados de como planea quitarse la vida y con el metodismo disciplinado necesario para llevar tan trágica fechoría.
“You grew up, became a man, had to adjust to taking less than you hoped for; you discovered the dream-machine had a big OUT OF ORDER sign on it.»
-Stephen King
El libro, aparte de tratar un ataque extraterrestre y la amistad telepática de cuatro amigos de colegio, es sobre Henry. Indaga en la herida que carcome al hombre pos-moderno y lo empuja a quitarse la vida, aun cuando tiene un sin fin de posibilidades por delante. Dreamcatcher explora como un suicida debe posponer sus planes con tal de ayudar a sus mejores amigos en una situación extraordinaria.
Repito, no es que el libro entero sea sobre esto, este es apenas una rebanada de la genialidad de la narrativa de King en esta ocasión. Sin embargo, como salvavidas, veo a Dreamcatcher como una bandera colorida en la arena, a las orillas del mar de la desesperación. Es un llamado al reconocimiento del vacío en cada uno de nosotros, que pocas veces se hace en la literatura convencional.
“It is the laugh of a man in the grip of fond recall- the sight of a sunset, the firm feel of a woman’s breast through a thin silk shirt (not that Barry has, in Henry’s estimation, ever felt such a thing), or the packed warmth of beach sand.”
― Stephen King
A nivel personal, la novela atendió a mis propias construcciones negativas. Puso en alerta mi capacidad de retorcer mis intenciones (con suficiente tiempo, atención y egoísmo) hasta convertirlas en algo que no reconocería en un espejo.
Les ruego leer esta novela por todo lo que es: multifacética, chistosa, intensa y de rítmo acelerado. Hay tanto en ella como para de hacer una mini serie genial y sólo no una película mediocre en la primera mitad del siglo 21.
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The Calvin and Hobbes Lazy Sunday Book – Bill Watterson
Quisiera no escribir mucho en esta entrada. Es Calvin & Hobbes. ¡Es Calvin & f***ing Hobbes! Extiendo la mano derecho y veo mis dedos. Con ellos puedo enumerar claramente cinco libros, cinco textos que marcaron un antes y un después. The Lazy Sunday Book es uno de ellos, quizás el anular (no escojo el medio porque odio asociarlo con la infinidad de bumper stickers que figuran a Calvin orinando mientras muestra este dedo al mundo).
En Calvin & Hobbes encuentro amigos, seres quienes entienden mi mente dispersa: a segundo de despegar y emprender aventuras imaginarias sin igual. Entre más crezco y maduro, encuentro formas de reafirmar las ideas de Watterson en este pasar por la existencia. Hago un esfuerzo consciente por sembrar irreverencia en conversaciones, en forzar la construcción colectiva de fantasías entre adultos serios, en no olvidar ese niño que leía una y otra vez las aventuras de Spaceman Spiff.
A través de las imágenes y burbujas de diálogos de Watterson, encuentro sentido a este tiempo en la tierra. Encuentro una sed incansable por explorar, por conocer, por romper barreras y por dejar a un lado la falsedad lo impuesto con el avanzar de los años. Este libro es un filtro que discrimina entre lo que es verdaderamente valioso de la experiencia humana y aquello molesto que corroe lo demás.
Calvin & Hobbes son más que un salvavidas. Calvin & Hobbes, si lo permites, pueden ser la razón misma por seguimos carreras artísticas, el motivo por el cual bailamos en la confianza solitaria de la regadera, el sentido detrás del porqué, a pleno 2015, tanto jóvenes adultos buscan caricaturas animadas como alivio al tedio del mundo laboral.
No te pierdas de esta oportunidad, mientras aún se te presenta:
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Raise High the Roof Beam, Carpenters and Seymour: An Introduction – JD Salinger
“I privately say to you, old friend… please accept from me this unpretentious bouquet of early-blooming parentheses: (((()))).”
– J.D. Salinger
(Sí, Alejandro, escogí un libro de JD Salinger que no es Catcher in the Rye. Sí, que hípster. Sí…sí… fuck you, man)
Esta colección de dos novelas me fascina. No solo nos llama a la reflexión entre carcajadas filosóficas sino funge como puente entre historias de la familia Glass, grupo que componen (a mi parecer) la obra maestra de Salinger.
El conjunto de historias de los Glass crean un panorama completo de una familia disfuncional contemporánea. Esta se ejemplifica por Luchas internas de poder, el amor fraternal irrompible, las tragedias cotidianas imperdonables e incluso la jerarquía del hombre en una sociedad joven y machista.
Como piezas individuales, Raise High the Roof Beem, Carpenters y, por otro lado, Seymour: An Introduction, podrían parecer como piezas esporádicas y sin sentido. Sin embargo juntas, una tras otra, las novelas cuentan una historia distinta:
Buddy, segundo hermano mayor de los Glass, debe sobrevivir las vicisitudes de la boda fallida de su hermano Seymour. Durante el caos posterior del evento cae en manos de la familia de la novia, quienes desconocen la identidad de Buddy pero deciden acogerlo en su hogar.
La calidad de escritura de Salinger es tal que estas historias incluso funcionan como material sociológico. Ofrecen una mirada crítica a la situación de Estado unidos en 1942, a vísperas del retorno de jóvenes quienes fueron a la segunda Guerra Mundial, y un mundo en rápido acoplamiento de tecnologías nuevas.
“The connection was so bad, and I couldn’t talk at all during most of the call. How terrible it is when you say I love you and the person at the other end shouts back ‘What?”
– J.D. Salinger
Salinger trata estos temas con el tono liviano y juguetón que le caracteriza. Este estilo facilita el trato de tópicos más agudos en la segunda parte del texto, donde Buddy internaliza el suicidio de su hermano Seymour. Es esta facilidad de cambios donde el escritor resalta. Se hace valer de vastos conocimientos de la cultura y la mentalidad oriental para aliviar pesares de la mortalidad. Y hace esto como solo alguien como Salinger puede: con clase y franqueza.
Es aquí donde encuentro el salvavidas. En la capacidad de Salinger de introducirnos a filosofía del otro lado del mundo, a través de la perspectiva de un Buddy Glass. Un joven a la deriva, con potencial de grandeza y razones suficientes para tirarlo todo a la chingada.
“But guilt is guilt. It doesn’t go away. It can’t be nullified. It can’t even be fully understood, I’m certain – it’s roots run too deep into private and long-standing karma. About the only thing that saves my neck when I get to feeling this way is that guilt is an imperfect form of knowledge. Just because it isn’t perfect doesn’t mean that it can’t be used. The hard thing to do is to put it to practical use, before it gets around to paralyzing you.”
– J.D. Salinger
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Macanudo No. 1 – Liniers
Por último Liniers. ¿Cómo explicarles esto? Hace un rato salí a caminar con Mariana Pinto y mi perro, Nico, por zona 15. Mientras hacíamos el recorrido por las pendientes del área cometamos nuestras elecciones para las recomendaciones de este martes 14 de julio. Fue ella quien me dijo «hey, ¿y si colocas el Macanudo?». Por supuesto, se refería a la edición de Macanudo No. 1 que ella me regaló hace dos días. Me hizo completo sentido.
Me hizo más sentido que todas las elecciones anteriores que había establecido para este conteo. Me hizo replantear toda mi entrada. ¿Por qué?
Porque si no tienen a Liniers en su vida, viven un media vida, queridos lectores. Una patética existencia deplorable que deberían canjear por algo de mayor valor, como números de lotería baratos. Lo antes posible.
Oh, ok, exagero.
Pero deberían tener Liniers en su vida.
Ricardo Siri, alias Liniers, tiene una columna visual semanal en La Nación, desde 2002. A partir de esta fecha, el ilustrador/caricaturista/publicista y genio consolidó un canal único de difusión de sentimientos, comedia y la experiencia humana en general.
A través de personajes antropomorfos y sujetos coloridos, Liniers se hizo un nombre. Un nombre que llevó a un estilo y a una fama de la más merecida. Verán, en las columnas de Siri encontramos más que un salvavidas, encontramos un diseño para una nueva Arca de Noé.
En este caso no exagero.
Liniers, a haciéndose valer de circunstancias cotidianas remarca aquellas concepciones que nos molestan a todos pero callamos. El caricaturista las retrata, las critica y en muchos casos propone una alternativa ocurrente como paliativo. Es de lo más interesante ver el mundo a través este estilo, un ritmo más amoroso y considerado de nuestras propia vulnerabilidad existencial. Por eso y por una infinidad de razones más, recomiendo a Liniers.
La publicación que traigo hoy es el primer tomo de diez que lleva impresas En esta primera entrega recopila las tiras publicadas entre junio de 2002 y noviembre de 2003 en el diario de la Nación. La primera oleada de historietas están compuestas por ingeniosidades fragmentadas, el establecimiento de personajes recurrentes y segmentos que se asemejan más a skit-comedy que algo más.
Con Enriqueta, Fellini y Madariaga, expone un lado muy Quino del mundo: una indagación onírica a los temas profundos de crecer en una era atiborrada de estímulos como la nuestra. Mientras en un Z-25, El Robot Sensible, Liniers nos llama a enumerar aquellas situaciones melosas que a veces tomamos por sentado. En Gente que anda por ahí hace un labor Seinfeld-iana de hacer notar las extrañezas de los transeúntes de la urbe donde habitamos. Y, a través de los pingüinos y los duendes, el caricaturista nos entrega crujientes muestras de random.
Es por medio de esta completísima diversidad que Siri se gana mi primer lugar esta semana. No puedo numerar la cantidad de veces que me he visto fatigado por la condición humana y me reencuentro en el trabajo de este gran maestro. A ustedes, queridos lectores, les deseo una claridad similar en sus días.
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