Iñaki: coleccionista de tatuajes. Coleccionista de arte. Para el significado real del tatuaje existen muchas perspectivas. Cada uno ve este arte con ojos distintos. Incluso entre quienes practican la materia, la palabra tatuaje representa un ciento de conceptos y cada uno muy diferente a otro. Ahora toca conocer cómo lo ve Iñaki.
Por: Rosario Orellana
Para vos, ¿qué es un tatuaje? En lo personal me encantó una frase que encontré hace algún tiempo en internet. Decía: “los tatuajes son cicatrices pero con una mejor historia”. Según Iñaki un tatuaje no necesariamente debe tener un trasfondo, un por qué más que el “me gusta”, sin embargo otros tatuadores adoran que, mientras crean su obra, los clientes les cuenten la historia y con ello lograr que el tatuaje sea perfectamente el retrato del por qué.
Contacté a Iñaki luego de ver en Facebook dos fotografías de sus tatuajes. Me llamó la atención su forma de trabajar porque luego de estar mucho tiempo sumergido, como espectadora y aficionada, en el mundo del tatuaje, empezás a entender los estilos, los formatos, los colores, los diseños, todo. Le escribí y pronto recibí su respuesta. Nos pusimos de acuerdo y la semana pasada llegué a su estudio. Como siempre fue una odisea para mí porque están los desubicados y un poco más allá, estoy yo.
El lugar está en Bulevar Próceres 18 calle 11-28, zona 10, en el segundo nivel de un comercial muy tradicional. Se llama Classic Cobra Tatto (más adelante estaré compartiendo en link para que entren al sitio a ver el trabajo). Tiene aproximadamente un año y medio. Llegué y al fondo se podía escuchar la pistola serpenteando en la carne fresca de un cliente. Estaba Iñaki frente a la computadora, esperando a su cliente.
Afuera lloviznaba y el tráfico se hacía cada segundo más denso.
Nos saludamos y empezamos la entrevista en lo que llegaba su próximo cliente y Alejandro, el fotógrafo designado del día. Nos sentamos en dos sillones ubicados a un lado de la puerta principal, al fondo aullaba Wolfmother.
“desde pequeño…”
Iñaki comenzó a disfrutar de bandas de punk, hardcore y metal cuando comenzaba su etapa pre-adolecente. Algo distintivo de estos géneros son la tremenda cantidad de tatuajes de sus integrantes, lo que captó el ojo del –eventual- tatuador quien, además, siempre disfrutó dibujar. A los 16 Iñaki se tatuó por primera vez “en ese momento sabía que iba a empezar a tatuarme todo,” afirma. En los siguientes años, más diseños aparecieron en su piel, a los 19 ya estaba decidido a aprender el siseante oficio del tattoo.
El artista al principio no sabía cómo o dónde conseguir las máquinas “todo era muy underground,” cuenta. “Luego pedí un equipo por internet que realmente era muy básico, no sabía nada pero empecé con muy buenos amigos que me confiaron su piel” recordó con una sonrisa en el rostro.
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Iñaki durante un tiempo trabajó con Luis Pedregal de Antigua Tattoo, donde, además de mejorar su estilo y técnica, aprendió de higiene a la hora de tatuar. Iñaki estuvo durante un año en Antigua Guatemala, para luego regresar a la ciudad con la idea de poner su propio estudio. En medio de nuestra plática su ansiosa cliente junto a dos acompañantes, esas las del apoyo moral.
En ese momento Iñaki entró al estudio y comenzó a preparar todo. Mientras él atendía a su cliente, yo descompuse y compuse el mundo con Alejandro quien ya había entrado a tomar algunas fotografías. Gracias a una de sus fotos, quien se estaba tatuando adentro desde antes que llegáramos, decidió ponerle el color rojo a su obra. Esperamos un largo tiempo hasta que Iñaki estaba listo para comenzar a tatuar. Entramos con Alejandro. Él tomó más fotos y yo me paré frente a la camilla y comenzamos a platicar. Iñaki hizo sus primeras líneas.
El calor en el estudio se hacía cada vez mayor, la gente llegaba para buscar plasmar arte en su cuerpo y la música era el fondo de la charla. Llegaba el olor a tierra mojada mientras mi –bendito- teléfono amenazaba por desmayar.
Si te interesa algo, lo haces tuyo
Algo que siempre me dijeron es que si algo me gustaba, debía luchar por hacerlo mío. Investigar, comenzar a practicarlo y claro, hacerme uno con ese “gusto” que seguro me llevaría lejos. En mi caso es el periodismo, seguro para muchos son otro tipo de profesiones. Para Iñaki era el tatuaje.
RO: Para dibujar ¿estudiaste algo?
Iñaki: No, siempre fue muy autodidacta. Nunca recibí clases. Solo me gustaba e incluso cuando estaba en el colegio me pedían diseños para playeras y cosas así. Después me gradué y me empecé a tatuar para tener la experiencia y siempre he pensado que los tatuadores deberían estar súper tatuados porque así sabes qué decir, qué hacer, qué duele más y así.
Una pregunta muy trillada pero que no me podía guardar era si sabía cuántos tatuajes tiene en su cuerpo. “Me quedé como en sesenta” me dijo con una sonrisa en el rostro. “Me lo han preguntado y no sé qué decir; los voy a contar un día” me dijo.
El camino es duro en el mundo del tatuaje y este pálido joven barbado lo sabía. Su primer paso fue ahorrar. “Después de graduarme del colegio, comencé a trabajar en un call center y era todo para ahorrarlo para poder hacer lo que yo quería” cuenta. “Mis papás me dijeron que me iba a morir de hambre y así, pero no sabían. Son de otra época, mi mamá es súper católica. Con el primer tatuaje que me hice me dijo que ya no me hiciera más y simplemente le dije ‘mami’ así, con cariño, ‘yo me voy a hacer un montón, eso es lo que yo quiero.’”
Se vio obligado a salir de la casa de sus padres a comenzar su vida de adulto. “Ahí me fui a vivir solo” me dijo viendo hacia el frente mientras la chica de la camilla cerraba los ojos y apretaba los párpados por momentos, también fotografías y videos por teléfono.
Pero la seriedad con la que tomó Iñaki el trabajo reflejó la madurez que los papás estaban buscando, aunque no fuese en un despacho. “Todo fue surgiendo, comenzaron a respetar más mi trabajo, y ahora llevo una relación mucho mejor con ellos; siempre fue buena pero siento que estamos más conectados” agregó.
Classic Cobra Tatto
Los tatuadores que trabajan junto a Iñaki comparten muchos enfoques y principios, entre ellos su gusto por el tatuaje clásico. “Los diseños son únicos para cada cliente, pueden venir dos a pedirte rosas pero siempre se trata de hacer diferentes, con algún elemento o un diseño y que sea personalizado, no bajados de internet. Es un proceso serio” recalcó el artista mientras continuaba con el tatuaje de un corazón, sí, un corazoncito, pero pervertido a su gusto.
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“Algo que me gusta bastante del tatuaje tradicional es que aunque el cuerpo sufra cambios, se entienda que ahí había algo y qué era” expresó el tatuador que parecía enfocado en las líneas que estaba trazando.
El trabajo nunca para. Aunque no tengan clientes, Iñaki nos compartió que se aprovecha el tiempo pintando y diseñando, aunque la gente ya no se tatúe imágenes de las láminas, pero si los ayuda a reforzar su técnica. “Lo hacemos por diversión” aceptó.
La visión de Iñaki no termina al momento que su cliente sale por la puerta, busca además servir como guía, el dar a conocer los detalles higiénicos de esta práctica y claro, fomentar la cultura del tatuaje. Al rato nos despedimos: yo, Alejandro, Iñaki, la chica del corazoncito y el cliente con el pecho ensangrentado orgulloso de su más reciente adición/adquisición.
Bonus track
Esa misma tarde llamé a un amigo costarricense que estaba en Guatemala para una exposición de tatuajes que se realizaría en un centro cultural en la zona 1 durante el fin de semana, que por cierto fue un éxito.
Patrick Hernández es un profesional de los tatuajes desde hace 15 años. Ha visto cómo el arte ha ido abriéndose camino pero me aseguró que falta mucho en Guatemala para que el tatuaje sea considerado como algo “normal”. Siguen existiendo prejuicios y muchas limitaciones. Algo que también Iñaki me comentó durante la entrevista.
Me habló sobre la idea de conformar un estudio que se dedique al tatuaje clásico y me aseguró que le parecía una idea excelente. “Es necesario que las personas tengan a dónde ir, dependiendo de sus intereses. Si quieren algo realista, si quieren arte maya, si quieren algo clásico. Que tengan todo a la mano” me dijo después de un par de bromas que estaría de más compartirlas en este espacio.
“En Costa Rica se ha tenido mucho crecimiento en el tema. Ya no se ve como un tabú y es algo que me encantaría ver en Guatemala porque es un país con mucho talento. Conozco a varios artistas de acá y creo que al menos mis amigos son fenomenales” concluyó entre risas. “Lo único que puedo decirle a este tatuador es que siga. Que si tiene oportunidad, se abra puertas fuera del país y que haga alianzas con personas de afuera porque hará que si su trabajo es excelente, sea perfecto” me aseguró Hernández antes de colgar.
Así como cada uno se especializa en su rama, Iñaki lo hace en el tatuaje clásico. Así que si es eso lo que desean plasmar para siempre en su piel, es un trabajo garantizado. Dejaré que algunas imágenes hablen más que las palabras y con ello termino un reportaje más, que me deja aún más enamorada del tatuaje, del arte y del color sobre la piel. ¡Gracias Iñaki y larga vida en el mundo de los tatuajes!
Para conocer el estudio visita: https://www.facebook.com/pages/Classic-Cobra-Tattoo/727068660740413
Fotografías: Alejandro García
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