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Página principal > Recomedaciones > Cine > Top 5 de representaciones gitanas
28 abril, 2015  |  Por: esQuisses En: Cine, Literatura, Música, Recomedaciones

Top 5 de representaciones gitanas

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Por Alejandro García y Josseline Pinto

Alejandro García

Sabía que Joss le encantaría mi propuesta, recuerdo una vez hablamos que le gustaría alisarse el pelo y disfrazarse de gitana (¿o lo imaginé?. En fin, creo que hay mucha magia, misticismo y sobre todo mucho arte en la comunidad gitana. Su estilo de vida incluye acrobacias, afición por la música, danza, poesía; sumado a su vida caminante, es, para mi, una de las culturas más ricas e interesantes, dignas de una buena historia, canción, película o superhéroe (¿?). Pasen con violines y acordeones con nosotros a celebrar la cultura gitana.

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5. El pez dorado – Jean Marie Le Clèzio

Este es uno de los más maravillosos viajes que he tenido con un libro. Laila es una niña marroquí que es raptada a los 6 años y vendida a una anciana que la cría, desde que es arrebatada de su aldea inicia una larga aventura por todo el mundo llena de amor, angustia y mucha música. Pasa a vivir con prostitutas, huye con una a París, se enamora de la literatura y también toca en vivo como una hábil pianista. Si bien durante su historia, Laila nunca forma parte de una caravana gitana (ella es más bien una solitaria errante) si frecuenta círculos tan peculiares y dignos de los romanís, eso sumado a su deseo por libertad, el permanecer siempre en movimiento y alejarse de las ataduras, la convierte en una gitana de corazón.

4. Nightcrawler

¡Ja! No se lo esperaban, ¿verdad? Nightcrawler o Kurt Wagner no es mi X-Men favorito por casualidad, tiene, a mi criterio, una de las historias más profundas e interesantes del género “comic” y de superhéroes, aunque, siendo purista, no es uno. Hijo del demonio con habilidades de teletransportación Azazel y la cambiaformas Mystique, Kurt hereda las habilidades de su padre y el color característico de su madre. Un día, mientras Mystique es perseguida por su apariencia y la de su hijo, acusados de ser demonios, ella lo lanza a un río a su propia suerte, una mujer, Margalí Szardos lo encuentra y lo decide adoptar. Margalí es una hechicera y reina gitana que se gana la vida haciendo trucos en un circo ambulante. Kurt crece entre gitanos y gente de circo, aprende trucos de magia, se convierte en un habilidoso trapecista y, durante la adolescencia, descubre que puede teletransportarse. Si bien se ha escrito más sobre su relación con los X-Men, es su niñez la que me interesa más y da más curiosidad, ese travieso niño trapecista criado por gitanos.

3. La pirueta – Eduardo Halfon

Este libro es otra aventura sin igual, similar la de Clèzio pero con la magia que conlleva el jazz (de Thelonius Monk o Melodius Thunk) y la música gitana. Eduardo Halfon, nuestro autor y narrador, conoce al pianista serbio Milan Rakic, un intérprete de música clásica, sin embargo, hijo de un gitano. Milan resulta ser muy gitano para los civiles y muy civil para los gitanos. Intrigado por la historia del pianista, Halfon (narrador y quizás escritor también) se embarca en un viaje a encontrar a su amigo quien no tiene dirección fija, teléfono o correo electrónico.  Su curiosidad y obsesión lo llevarán hasta los bares más oscuros e irredentos de Serbia. Esperen mucho arte y referencias musicales al leerlo, sugiero tener cerca Google y Youtube.

2. Gogol Bordello

Anarco gypsy punk; eso es Gogol Bordello y creo que con semejante triple adjetivo es necesario agregar más, sin embargo, para darle gusto a mi anarco-punk-gitano lo haré. Liderada por el siempre carismático Eugene Hutz, esta banda originaria de New York (pero de ascendencia europea, latina, asiática y africana) juega con los límites de la música popular, mezclando con agilidad el punk, folk, dub, reggae, sonidos latinos con la magia de la música gitana. Esta caravana musical es uno de los matrimonios culturales más elocuentes que haya visto. Quienes aún son ajeno al picor de esta banda, sé que solo necesitan de una pequeña inyección de dos minutos para jurarles lealtad y pedir ser parte de la familia. Imaginen a The Bad Brains y Manu Chao criados entre familias gitanas de Ucrania y tendrán como resultado a Gogol Bordello.

1. Korkoro (Libertè) – Tony Gatlif

Esta película no solo está en la cima de este conteo, podría, fácilmente, ser mi película favorita, de mi Top 3 no baja. Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis no solo cazaron judíos, sino también gitanos, esto, hasta hace poco, hasta que vi Libertè era algo nuevo para mí. La obra de Gatlif sigue la historia de una caravana gitana que ingresa a Francia, una Francia ocupada por la SS. Théodore Rosier es un veterinario francés que los recibe (y esconde) tras haber sido curado de una mordida de caballo por los mismos gitanos que, emplearon un método poco convencional de medicina.

Después que la familia gitana es llevada a uno de los campos de concentración locales, Théodore vender (a 10 francos) una de sus casas a la madre gitana de la caravana “si demuestran que son titulares de una propiedad, por lo tanto no son nómadas, permitirán su liberación. Si mi tierra puede salvar a una familia entera, estoy seguro de esto,” dice Théodore. A esto se une la historia de Claude, un huérfano que quiere unirse a la caravana gitana.

Una historia llena de sólidas actuaciones, un guión bellísimo, una rica cantidad de personajes (todos únicos), música, memoria histórica, amor, amistad, tristeza, picardía, inocencia, valor, Libertè les llenara el corazón. El casting en sí es una obra de arte. Ah sí, y Taloche, en su picardía casi infantil, irreverencia, excentricidad y muchos talentos, es uno de los personajes que más me ha atrapado; cuando sea grande quiero tocar violín, trepar árboles, comer manzanas; ser Taloche.

Josseline Pinto

Jamás me había costando tanto escoger cinco elementos para un conteo y jerarquizarlos. Ojalá todos pudieran ser el número uno, pero no. La cultura gitana se ha metido en mi mente como el mejor ritmo de la poesía y estos son solo algunos de mis grandes amores de esos violines agudos, rápidos y perfectos, de las guitarras a paso marcado y las mil historias que hay para contar….

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5. Django Reinhardt

Uff… si escuchan primero el video de Reinhardt entenderán porque no necesito hacer más explicación. El francés fue uno de los mejores guitarristas de jazz gitano, y en realidad fue el primer músico de jazz europeo. Escuchar a Reinhardt  es cerrar los ojos, mover el pie al ritmo de la guitarra, prender un cigarrillo y despreocuparse de absolutamente todo. El jazz si bien entra por los oídos, nos llega a la mente y cuenta historias de los barrios gitanos europeos que aún siguen vivos en su música. Mujeres con vestidos y pulseras brillantes danzan con sus cabellos sueltos en el viento. El violín de Stéphane Grappelli siempre lo acompañaba y era suficiente para enloquecernos.

4. Le concert

Recuerdo que la primera vez que vi esta película francesa de Radu Mihăileanu quería dejar todo en mi vida, comprarme un violín y aprender a tocarlo con los gitanos. No quería nada más que eso. Después la vi de nuevo y de nuevo y de nuevo y aunque aún no he comprado el violín, ganas no me faltan. Esta película, además de tener una fotografía de París y Rusia impecable y la actuación de grandes actores como Mélanie Laurent, toca el lado humano de todos nosotros con solo la música y la pasión por querer hacer lo único para lo que nos importa vivir. Cuando el director de orquesta Andrey Simonovich Filipov (Aleksei Guskov) pierde su carrera humillado públicamente por proteger judíos, se aleja de la música sin abandonarla en sueños. Su gran oportunidad viene cuando el teatro dónde trabaja recibe una invitación para tocar en París y decide formar su propia orquesta para sustituir a la invitada. Los músicos que invita son sus antiguos amigos judíos y gitanos que ahora trabajan como plomeros o en mercados. No hay nada más hermosas que esas escenas dónde demuestran que aún saben tocar y que la música es lo único que los ha salvado. Esta es una emotiva película sobre sueños, pasiones y amistad que me quiebra e inspira el alma todos los días. Sé que algún día compraré mi violín.

3. La pirueta, Eduardo Halfon

Siempre he pensado, y tal vez esté exagerando, que este libro bien podría ser una reinvención de la Rayuela, por la “narrativa sonora”, el lenguaje irónico, cínico y mágico y la construcción de los personajes. Solo que en este caso tendría que llamarse “el avioncito”, pues es el mismo Halfon quien en la Antigua conoce a Milan Rakic, un pianista serbio que decide dejarlo todo para convertirse en músico gitano como su padre. Las imágenes de la vida gitana que recibe Halfon en pequeñas postales, nos es suficiente para perdernos en un mundo nuevo de colores, vistas y música; sobre todo, tanta música y paisajes que a veces no son suficiente para cubrir la soledad. La pirueta es un relato fresco, casi adolescente al principio, que va creciendo y haciéndose cada vez más fuerte, más mágico, más personal. El piano de Milan es lo único que los mantiene vivos y la prosa tan fluída, pero al mismo tiempo poética de Halfon nos lleva esos mundos de Yugoslavia, Serbia y Belgrado. Cómo extraño leer estas rayuelas todos los días, pero la banda sonora de todas las canciones que mencionan ambos libros serán suficientes por ahora.

2. Los “gypsy folkers” de Guatemala

Son tantas las cosas por las que estos músicos están en esta lista que basta enumerar sus nombres para comprenderlo: Maf e Tula, Ishto Juevez, Raysa Morales, Pat’za, Banykomio Ajpu, Calimosho y el Gringo Moko han encantado mi corazón y mi libertad por años. Amo caminar una noche en la Ciudad, en el lago o en la Antigua y jugar a tratar de encontrarlos tras la puerta de algún bar. Sus guitarras tienen alma gitana en cada una de sus cuerdas y se divierten conquistando al mundo, robándole sonrisas, corazones y el oro de sus ojos. Tengo una canción favorita de cada uno de ellos y el gypsy folk de su guitarra acústica, la cumbia gitana de cada una de las notas de estos músicos se combina con letras a la tierra, a la libertad, al amor y la vida viajera de quien camina observando el mundo desde sus cuerdas.

1. The Nomadic Horse Caravan Band

El encuentro con ellos ahora es solo una leyenda en mi vida. Era el Cosmic Convergence Festival en el Lago de Atitlán. Celebrábamos el año nuevo, era el tercer día de campamento. A lo lejos había una enorme carpa de colores y telas con joyas, cojines en el suelo para quedarse por horas, y una pequeña tarima dónde estaban sentados, en posición de loto, una bella mujer con un top celeste y una falda larga del mismo color, tenía una guitarra dulce y suave. A su izquierda estaba un pequeño hombre de cabello largo y dorado, con un micrófono y la emoción de quién emprende un nuevo viaje. En el escenario había otros dos hombres de barbas largas y negras con tambores. Al presentarse dijeron que eran parte de la Nomadic Horse Caravan, un grupo de nómadas de todos los países que viajan por el mundo en caballos y forman una comunidad de vida sostenible, estaban pasando por Centro América. Los músicos del escenario eran de Israel y Canadá, pero le cantaban al mundo entero. Esa noche mientras tocaban la música más suave y hermosa que he escuchado, todos nos volvimos gitanos y abrazamos al mundo con una sola mano. Jamás había abrazado con tanto amor a personas completamente extrañas, jamás había bailado en un círculo lleno de esperanza a canciones que dicen “We are an old family, we are a new family , we are the same family stronger than before”… con la música de estos gitanos verdaderamente encontré a una nueva familia, solo por una noche y jamás volví a ver, escuchar, o encontrar en internet a ninguna de las almas con las que me uní esa noche. Son una leyenda personal, pero mi recuerdo gitano favorito.

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