Mientras buscaba en internet información acerca de diferentes formatos de películas y las cámaras que las soportan, me topé con el “médium format” y varias cámaras, la que más me llamó la atención fue la Diana F+ y me gustó el movimiento que gira alrededor de esta y otras cámaras de diferentes marcas llamado: Lomography. Yo se que para muchos esto no es nada nuevo pero para mí sí que lo fue.
Lomography (lomografía) es un movimiento fotográfico un tanto experimental que tiene raíces con el fabricante austriaco de productos relacionados con esta técnica llamado Lomographische AG, que a su vez está inspirada en la marca rusa LOMO PLC que construyó una cámara de 35mm durante la década de los años 80 del Siglo XX.
La construcción básica de las cámaras y variedad de efectos que generan sobre las imágenes es donde se encuentra la verdadera riqueza de esta técnica. Muchas cámaras emblemáticas han sido creadas a lo largo del tiempo como la Diana F+ y también se puede mencionar la Konstruktor F, Lomo ‘Instant Sanremo+, Lomo LC-A, Sprocket Rocket y Holga.
Durante la misma década durante la que nació Diana, China estaba siendo invadida por la cámara Holga (originaria de Hong Kong), originalmente en formato 120 y luego fue lanzada la línea para películas de 35mm. Totalmente de plástico y con funciones extremadamente básicas, yo decidí comprarla para experimentar.
Debo decir que en un principio pensé que las cualidades elementales de esta pequeña maravilla serían limitantes, pero en realidad son liberadoras. Personalmente ha sido como regresar al punto de partida del porqué inicié en la fotografía. Es una separación total de la tecnología y sus “perfecciones” para confiar en tu propia imaginación, instinto y habilidades de retratar momentos o contar historias a partir de las cosas más mundanas. Hacer doble exposiciones, entradas de luz indeseadas, malos enfoques: yo lo considero algo así como volver a casa.
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