Por Alejandro García y Joe Fuentes
Alejandro García
Joe y yo tenemos una creciente devoción al folk, era más que justo y necesario que hiciéramos este conteo. Pero a riesgo de extendernos mucho y cuidando el bien de nuestros lectores y nosotros mismos, debíamos delimitar esta lista, y qué mejor que citar a las songstresses del folk. Para los que realmente me conocen, creo que sabrán cuál es mi número uno, Joe, si no sabés quién es, me has decepcionado. En fin, acá les dejo a las cinco señoritas del folk que me han robado el corazón varias veces.
5. Ani DiFranco
No hay persona/artista en este mundo en quien confíe más que en Joe Henry, después de él, tal vez, sería Mos Def; ambos, tienen cierta relación con Ani. Conocí a la señorita DiFranco durante un Def Poetry Jam en donde Mos la presentó, ella llevaba una pastosa melena de rastas y declamó una versión enérgica de Coming Up, su narrativa, su posmoderna rebelión me hipnotizó. Luego al investigar, al azar, un disco de ella, el Knuckle Down y me enteré que lo había producido Henry, sabía que no me había equivocado. Su folk es uno rudo y aguerrido, cómplice del girl power de los 90’s, sumado su virtuosismo a la guitarra y una tormenta poesía lírica, no tardó mucho para que Ani se convirtiera en una favorita de mis playlists. Canciones que recomiendo de ella: Life Boat, Way Tight, 32 Flavors, Swim y Manhole; es una violenta y elegante combinación de folk, poesía, feminismo y mucha actitud.
“’Course, neither of us were wearing helmets, and out blood was just everywhere, and when the morphine kicked in later, the sensors threw their hands up in despair” – Ani DiFranco – Modulation.
4. Joan Baez
Hay muy poco que pueda decir de Joan, digo poco, porque realmente va a quedar corto para esta fantástica cantante y compositora. Debo aceptar, claro, que la busqué en un principio por su relación con Dylan, pero, discúlpeme usted señorita Baez, pues debo decirle que con cinco segundos de su rápido vibrato puede hipnotizarme de por vida. De mi lista, es la más cercana al folk de antaño, ese nacido del country, criado en los ferrocarriles y pervertido en el Greenwich Village, un folk desnudo de arreglos innecesarios; un folk limpio y sutil. Su rápido picking, narrativa poética, pasión y vocación y su compromiso social la posicionan como una leyenda del género. Y su voz, carajo su voz de sirena, son de las delicias terrenales que solo podemos atribuir a un plan celestial; me pone la piel chinita.
3. Joni Mitchell
Azul. Solo así puedo describir a Joni: azul. Azul por su suavidad y fuerza, azul por su nostalgia y melancolía, azul por su profundidad. Otro caso de guilty by association, a Joni la descubrí por el disco que hizo con el mítico y místico Charles Mingus y cualquier que haya trabajado en el réquiem musical de Chuck se merece mi respeto, admiración y devoción eterna. Compañera generacional de Joan, Joni, por otro lado, se alejó un tanto de la estructura del country para apostar por la libertad y exquisitez del jazz y soul, brindándole así una variedad de tiempos y ritmos ajenos para Baez. Por otro lado, su rango vocal, es de un vibrato más uniforme y común –aunque para nada lo es- sin embargo, sus quiebres de voz, sumado a unos agudos inigualables, me siguen derritiendo el corazón. Si Joan me hipnotiza, Joni me hace llorar.
2. Neko Case
Hay Neko, Neko, Neko, ¿por dónde empezar? –Sinceramente me trabé varios minutos en esa pregunta – El folk de Neko es el folk más fino que he escuchado; un disco de Neko es una novela de Hemingway, una canción es un poema de Emily Dickingson, un verso es uno a lo T.S. Eliot, un falsete suyo es digno de un cello o violín; en fin. Tres cosas diré, aunque podría seguir de largo. La voz de Neko es bella, como es delicada y dramática. Sus letras son mágicos prosemas ricos en narrativa, elegantes alegorías que cargan con el calor del country de antaño y la poesía naturalista de Whitman. Finalmente, la producción de sus discos enriquece sus canciones hasta formar la orquesta neo folk, country noir y alternative de su propuesta. Si Joan me hipnotiza, Joni me hace llorar, Neko me destroza e intimida.
1. Lisa Hannigan
¿Lo sabías verdad, Joe? ¿Quién más lo sabía? Realmente Lisa le ganó por muy poco a Neko, fue circunstancial, cualquier otro día Neko estaría en el primer lugar. Hace casi tres años tuve el honor y placer de entrevistar a Lisa por correo, días después del lanzamiento de su segundo disco Passenger, su accesibilidad, sencillez y humildad solo hicieron que la admirara más. Pero como no estamos para que presuma de haberle hablado –eso será otro día -, prosigamos. Desde su época con Damien Rice, Lisa me cautivó, su voz es un encanto sonoro, un suspiro agudo que se balancea entre la fragilidad y la elegancia. Directa heredera del sonido otoñal de Nick Drake y la frescura del indie folk, Lisa Hannigan entrega jovialidad, coquetería, lindura, romance y pasión en su propuesta.
Hay amor, calor, cariño y nostalgia en su folk contemporáneo que, acompañan a versos llenos de ternura y coraje, poesía a lo Yeats. Si Ani me inspira, Joan me hipnotiza, Joni me hace llorar y Neko me destroza, Lisa me enamora.
Joe Fuentes
5. The Be Good Tanyas
Iniciaré este conteo haciendo trampa (Alejandro me pidió escoger una mujer, y sólo una, pero meh). En 2005 escuché por primera vez Chinatown, el Segundo disco del conjunto, y los pájaros durmientes en mi pecho decidieron empezar a cantar. De sus picos salían tonadas melancólicas, joviales, sardónicas, coquetas y sonrientes. Las ninfas detrás del amanecer de las aves, tres bellas canadienses, Frazey Ford (quien he mencionado antes), Samantha Parton y Trish Klein. Cada una aportando un gramo de simpleza, versatilidad y honestidad.
En junto forman piezas espectaculares como Scattered Leaves. De ellas emana una especie de humildad digna de recostarse en un parque ecológico, soleado por el verano, cerrar los ojos y contemplar nuestra existencia privilegiada. Son una especie de Lily & Madeleine luego de un semestre de consumo desmedido de drogas en la universidad. Si bien cada una de las integrantes ahora persigue una carrera propia como solista, en su mejor época The Be Good Tanyas abrió una amalgama de posibilidades para el género.
Desde sus inicios en plantaciones de árboles en British Columbia, el conjunto tenía todo lo necesario para progresar y adelantar el folk femenino de los 2000s, con una sonrisa pícara en el rostro.
4. Julia Natasha Stone
Cuando Julia & Angus Stone salieron en 2006, no podía prever lo mucho que me enamoraría de la cantante del grupo. Fue una cachetada desprevenida en la sala de mis primos. La novia de uno de ellos puso Mango Tree en el estéreo de la casa de mi tíos y de las bocinas salieron las dulces armonizaciones de los hermanos Stone. Un tipo de folk bienintencionado, que te abraza con calor y verdades duras. Estaba convencido nunca volvería a oír de ellos. De repente estallaron y todos sabían quiénes eran Angus & Julia.
Pasaron los años y leí un artículo sobre los proyectos independientes de Julia. El tiempo me había hecho cínico pero al dar un paso dentro de The Memory Machine, mi indiferencia cambió. Los proyectos solista de la hermana Stone son una especie de realidad aumentada de los pesares comunes en relaciones y desencantos misantrópicos. Se interesa por guiarte por el viaje de la producción, con la misma voz confiable y certera del sendero a seguir.
3. Sharon Van Etten
Van Etten es uno de esos gustos adquiridos. Los que guardas en una relación hasta al estar ya varios meses acomodados, como una colección de mocos o una afición por coleccionar billeteras ajenas. Verán, toma una mente con cierta apertura apreciar un estilo de folk-rock tan crudo como el de Van Etten. Es una propuesta sencilla, con orígenes en New Jersey, con bases de la voz irresistible de la artista. Entiendo cuando la comparan con Matt Berninger, si algo es la contraparte femenina a los sentimientos fuertes de inseguridad e incertidumbre poética de The National. En lo personal, escogí a Van Etten porque en su voz, percibo el folk revival del siglo XX. Una melancolía desenfrenada, cubierta por cariño y sonidos irresistibles.
2. Merrill Garbus
No es la primera vez que Garbus aparece en estas listas. De hecho, la hemos mencionado varias veces en las recomendaciones esQuisses porque es genial y algún día nos casaremos con ella (sí, todo esQuisses entrará en una relación poliamorosa con la artista, no, no tiene nada de raro).
Desde leer sobre la existencia del género Freak Folk, mi vida ha cambiado. tUne-yarDs, compuesto por el duo de Merrill Garbus y Nate Brenner, como precursores populares del estilo, entró en mi vida a través de un mix-CD. Este fue el regalo de la hermana de una buena amiga en agradecimiento por darle jalón un par de veces. Al oír FIYA en mi carro, a todo volumen, era como si hubiera caído en un abismo sonoro, en donde colores pulsaban en el entorno y un calor inexplicable abrazaba mis inseguridades más latentes, mientras caía hacía la nada. Necesitaba más. Mucho más.
Este es el poder de Garbus. Desde Bird Brain hasta Nikki Nack, la cantante hace marcar su personalidad en cada canción. Con una voz feroz, alaridos medidos y caos controlado a través de una o varias cuerdas, la originaría de New England te hace bailar. La psicodelia latente de tUne-yarDs se vive en regresiones a infancias e historias de desamores intensos. El resultado, concuerdo, es desconcertantemente agradable.
1. Kimya Dawson
No mentiré, conocí a Kimya a través del soundtrack de Juno. Como me gustaría tener una historia rebuscada sobre oírla en vivo con The Moldy Peaches en un concierto de tienda de vinilos usados. Sin embargo la realidad fue descubrir una de las artistas de “folk” (abajo explicaré el porqué de la acotación) más talentosas en escena. Nunca había oído algo similar.
Comprendo las razones de clasificar la música de Dawson como anti folk, hace falta escuchar un par de canciones para darse cuenta lo difícil que sería agrupar su estilo con otros ritmos. Si me pidieran explicar el sonido de su música, diría parecido a: “es una trovadora existencial postmoderna, llena de sonrisas, egoísmo, infantilidad (positiva) y tedio”. En general la música de Dawson me hace sonreír, tiene un grado de ligereza y deconstrucción digna de tararear las melodías pegajosas que compone. Es al indagar una capa debajo de la tela superficial que descubres un mar de emociones, preguntas y reclamos, productos de un mundo difícil de manejar. El talento detrás de las cuerdas vocales quizás no sea el más refinado y a muchos les desencanta lo infantil de su oferta, pero en Dawson hay apertura, franqueza y, si lo permites, redención.
¡AY! ¡Hace tiempo que estaba esperando encontrarme un post así de personal y honesto como éste, con recomendaciones acertadas -y críticas- de "nuevos" artistas, de esos que no se encuentran en las tediosas listas de los más vendidos! ¡Y encontrarlo en un medio de Guate...! (<3 !! ) ¡Mil gracias! ;] (tengo que leer más EsQuisses)
Qué bueno que te gustó Majo, te invitamos a seguirnos leyendo, todos los días -entre semana jaja- tenemos material nuevo. ¡Y compártelo! Estamos en FB y TW también. Saludos.