Después de mucho tiempo, tuve el agrado de regresar a tomar fotos de algún concierto. Prefiero llamarlos “recitales”, porque la palabra “concierto” me hace pensar en grandes escenarios y mucha gente. Frank Castillejos –de quien soy admirador-, acompañado permanentemente de su barba y ocasionalmente de David Suárez, estuvieron amenizando la noche de los comensales en Carmen, Plaza Fontabella.
Esto estilo de lugares: pequeños, con luz tenue, bien adornados y acogedores, permiten disfrutar del tiempo que se comparta allí, una de esas ocasiones en que la atmósfera acompaña a la música –o viceversa-. Comida, guitarras, bebidas, amigos, noches de noviembre, todo en perfecta armonía. Barriga y oídos llenos, corazón contento.
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