Sí Pollo, prometo cantar Hurt en tu funeral o si caes en coma, lo que pase primero. Y sí queridos lectores, mi primer acercamiento con el hombre de negro original fue por su cover de la oscurísima canción de Nine Inch Nails, para luego enterarme unos meses después que había muerto. Para entonces fue un mayor impacto para mí, tenía apenas 14 años, pero por alguna extraña razón sé que me enteré de su muerte un sábado mientras desayunaba con mi papá en el McDonald’s entre la 7ª y 8ª avenida, a una calle de la Tipografía Nacional; ese Cash tiene su manera de llegar. Mentiría si les dijera que lo escuché después de eso, pero, de alguna u otra forma esa enorme voz se quedó en mi memoria.
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Unos años después sabría de este biopic, no, tampoco fui a verlo a cine, lo paré viendo en Fox o algún canal así, pero si algo logró fue el atraerme magnéticamente a la vida y obra de Cash, claro, fue la voz y guitarra de un elegante y mañoso Joaquin Phoenix, pero las letras de Johnny se tatuaron para siempre en mí, pero no solo sus letras, su actitud, su presencia, su dominio, su alcance, su pasión, su encanto terrenal y talento celestial; el mito de Johnny Cash nació en mi a través de esta película.
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Para empezar, esta cinta no es necesariamente sobre la carrera musical de Johnny Cash, sin embargo, por tratar de este tipazo era inevitable que sus canciones actuaran un papel importantísimo en la cinta, como un personaje omnisciente, un narrador que nos acompaña durante todo el filme. Pero no, Walk the Line no se trata de sus discos, es de la vertiginosa y apasionada relación entre Johnny y June lo que hace esta cinta más íntima, más personal, más humana. Hace unas semanas subieron un video del hijo de la pareja cantando la mentada Hurt donde Johnny Jr citó a su padre quien en vida afirmó querer ser recordado como un buen padre. La película no falla en retratar la intensidad del cantante, pero hace mucho énfasis en su fragilidad, en su pasión, sus corazón descarrilado a veces pero noble siempre. A esto no está de más agregar que la química en escena de Phoenix (Cash) y Witherspoon (June) es de las más fluidas y convincentes a través del humor, amor y tragedia de la pareja.
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A pesar del Óscar que se llevó a casa Reese Witherspoon, merecidísimo por cierto, sin duda el titán de la película es Joaquin, quien logra capturar la esencia de Cash, su explosividad y dinamismo, pero sobre todo, la enorme e imbatible presencia del cantante, no solo en voz que de por sí es muy difícil, sino en interpretación, musicalización, su habilidad se verse gigante sobre el escenario, las facciones y movimientos corporales al punto de lograr intimidar al público como solo Johnny podía hacerlo desde su “Hello, I’m Johnny Cash” pasando por el “We got married in a fever”hasta llegar al “I can’t forget the day I shot that bad bitch down!”.
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La historia avanza desde cuando Cash es un niño y la muerte trágica de su hermano mientras trabajaba en la granja de la familia. Luego por los inicios de la carrera de Johnny, sus primeros éxitos, cuando conoce a June, los desperfectos que le causa la fama, su introversión y seriedad, y justo cuando la película parece desacelerar inevitablemente, esta toma un nuevo respiro siempre acuñado a la relación entre June y Johnny.
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Un detalle muy pintoresco de a cinta es la alineación de músicos de hicieron irrepetible es época y las brillantes actuaciones que las acompañan. Verán a un infantil y coqueto Elvis Presley, un peligroso, rebelde pero introspectivo Jerry Lee Lewis; el filme resalta sin duda, también, por el excelente cast realizado que ayudan a personificar una época explosiva, de rebeldía, de inmensa innovación creativa y un valiosísimo intercambio musical, artístico y cultural.
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Pude haber escrito de muchas cosas de Cash, del disco del concierto en Folsom, del The Man that Comes Around, hasta el Out Among the Stars pero tiendo a la nostalgia, al recuerdo que me dejó esta película y me abrió la mente al brillante country de Cash, a la elegancia de Joaquin, a su fragilidad y potencia, a la belleza de Reese, a su poder a pesar de su tamaño, mismo que demostró en vida la misma June, la química entre ambos, a lo colorido de la época resaltado por Mangold, y al exquisito soundtrack que hace caminar a cuatro cuartos Walk the Line.
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