Ritmo, significado y un poco de locura. “La locura es sana”, dicen. Nada en exceso, a menos que sea un poco de gipsy jazz lo que haga volar cada una de nuestras neuronas, erice nuestra piel y engendre un sinfín de ideas.
Rosario Orellana
Para mi sorpresa, siempre llega un correo que me devuelve la esperanza. Semanas atrás estaba buscando a mi siguiente víctima –entrevistado- para poder publicar un tema interesante en este espacio. Decepcionada hasta hice berrinche por la falta de ideas de parte del mundo que poco a poco me envolvía, pero vi la luz. Seguramente muchos pensarán que estoy loca –no están tan equivocados- pero leer aquel correo en el que me hablaban sobre un guatemalteco que llegó a Chile y hace música, me devolvió una sonrisa.
Después de varios correos y de muchos vaivenes, finalmente logramos coincidir en Skype. Un joven con lentes, pelo obscuro un poco colocho y un llegue de barba apareció del otro lado de la pantalla de mi teléfono, mientras yo me acomodaba en una esquina del balcón de la oficina en la zona 9, arreglaba mis audífonos además de la grabadora y me disponía a usar mis dotes de médico para comenzar con los garabatos de taquigrafía, porque si…me gusta usar las hojas y mi antiguo lápiz para trabajar, aunque no entienda ni carajos de lo que escribo.
Kenneth Alvarado Urrea comenzó la charla. Una de las primeras frases que dijo tenía relación con esQuisses. “Lo que ustedes hacen es esa Guatemala que me gusta presentar”. No se pueden imaginar lo que sentí. En ese momento recordé lo mucho que vale para mí este proyecto, y sin más preámbulos la charla fluyó sin miedos.
Después de unos 6 años que tiene Kenneth de vivir en el país sudamericano, su acento ha cambiado. Es una mezcla (divertida) entre un chileno y un chapín que no deja el estilo señero de Guatemala. “Valdivia es una ciudad universitaria, muy bohemia donde siempre encontrás músicos” agregó Kenneth mientras se presentaba, con algo de formalidad que poco a poco se convirtió en confianza. Como cuando uno habla con un amigo que conoce de mucho tiempo atrás…en eso, en eso se convirtió.
Pude notar que el connacional no ha olvidado sus raíces. Esperanto, aquel cuadrito en la zona 10 donde varios hemos invertido más tiempo que en casa y hemos pasado noche tras noche, lo recuerda con apego especial. “Aquí hay mucha música callejera, rock y -cumbia que me tiene hasta la coronilla-” dijo entre risas el músico luego de mencionar el Espe, con mimo.
Música no tarima
Muchos de los músicos actualmente se dedican a cuidar su “imagen”, antes de cantar o tocar un instrumento. La banda de Alvarado ha preferido dedicarse a intimar un poco con sus instrumentos. Simón Catalán, Pablo, Roger Andaur y Kenneth han provocado un movimiento poco común. Jazz de los años treintas y cincuentas, mezcla de sonidos con mucho toque acústico a pesar de haber ensayado en varias ocasiones sobre la calle, frente al público que les acompañaba y compartía con ellos. Así fue como comenzó la aventura que hoy nos lleva a conocer un poco más sobre Grapelli. “No proyectamos ser una banda famosa” añadió con cierto tono de humildad. “Bajo perfil”, el bono que los hace aún mejores.
Por cierto, inmediatamente cuando escuché el nombre del grupo llegó a mi mente el francés Stéphane Grappelli, violinista de Jazz en París, uno de los más grande sin dudas. Y entendí el reto que para estos jóvenes representa la banda. No porque vivan de ello –cada uno se dedica a su profesión- sino porque en realidad la música no debe morir jamás. Qué mejor que escuchar a un grupo que toca musicón de antaño, con un toque de contemporáneo, ese jazz gitano, parisino, que parece tan ajeno pero siempre tan propio; pícaro, coqueto y cálido.
El jazz siempre ha sido como el tipo de hombre que no te gustaría para tu hija. Duke Ellington
“Trabajo como consultor independiente en proyectos ambientales” comentó Alvarado, “pero la música es como una terapia ocupacional” añadió con una sonrisa en el rostro. Como para muchos artistas su obra es un estupefaciente que les permite olvidar qué pasa detrás de ellos. Música pegajosa que llegó desde una presentación de bar hasta cocteles y eventos universitarios. Sin prisa, disfrutando cada uno de los pasos que la banda ha dado en el país sudamericano.
Además, Kenneth tiene muy claro el objetivo de la agrupación. “La fama inflama a la gente, pero creo que es ir más allá. La música es gozarla, vivirla junto a un par de chelitas, tabaco” añadió.
La conversación nos llevaba de un tema a otro, de pronto Kenneth recibió una llamada. Mientras esperábamos que volviese, pensé los siguientes tópicos. Aunque he de confesarles que Kenneth iba respondiendo cualquier duda que surgía, sin mi intercesión. Volvió y seguimos platicando muy amenos. El tiempo pasó y ya a estas alturas cumplíamos los primeros 20 minutos de estar conectados.
Alvarado, de padre coleccionista de música y fanático del Jazz, dejó una herencia muy especial en el joven. “Siempre me ha encantado el jazz, me considero melómano” dijo mientras bromeaba y se acomodaba en la silla.
Esa Guate hermosa
En todo momento, Kenneth recordó un sin fin de detalles de su país natal. Aseguró haber sido seguidor de bandas como Malacates, Bohemia Suburbana, Alux Nahual y Tijuana Love. “Tengo un playlist de música de Guatemala, no solo de allá pues pero si la incluyo siempre” aseguró el joven.
“Trato de no recordar lo malo. Todos los días leo prensa de Guatemala y cuestiones de allá” agregó Alvarado, que ahora realza los trámites correspondientes para conseguir su residencia permanente en Chile, “mi visa me tiene limitado en varios aspectos” comentó.
Y aunque el sur enamoró y encantó a Kenneth, no deja de pasar en vano sus visitas a Guatemala. “Abrazar a mi viejita, a mi viejo, comprar un zacapita, ir a Esperanto, cuando me entra a melancolía recuerdo mis playeras de Iguana Manga, que son más viejas que mis crestas” dijo entre risas.
Tu música, mis oídos
En Guatemala, estamos acostumbrados a escuchar música de todo el mundo. En español, inglés y hasta en portugués pero el talento de estos chilenos, junto a un guatemalteco no pudo pasar desapercibido.
Grapellis se ha convertido en un punto de discusión de dos amigos que se autodenominan locos por la música. Al recibir un par de links con la grabación de dos canciones, las compartí con Luis Acajabón y Daniel Rodríguez, ambos músicos bohemios guatemaltecos.
Acajabón respondió inmediatamente. “¿quién es el chavo de Guatemala?” fueron sus primeras palabras. Platicamos. Tomó una pausa, respiró y me dijo “me gustan”. Suspiré como si me hubiesen dado la nota de un examen final de la universidad. “Sabes qué es lo que más me gusta, que es mara que se nota que disfruta la música. Si no la disfrutas, podes ser muy bueno pero no serás suficiente”…”estoy seguro que disfrutaría ir a un bar, escucharlos tocar en vivo, tomar un par de cabros con ellos y charlas de los enigmas de la vida”.
Luis aseguró además que le parece “impresionante” que el joven guatemalteco destaque en el arte en el extranjero. “Tal vez no son un boom en Chile pero definitivamente son una propuesta que llama la atención” concluyó.
Por su parte, Rodríguez se entusiasmó. “Un amigo me había comentado sobre este chavo pero no lo había oído” comentó. “Estoy de acuerdo con él –agregó haciendo referencia al puente de comunicación entre centro y sur américa-.”
“Siempre he soñado que Finesterra (su banda) llegue a los bares, a los barrios y a centro culturales de otros países. ¿por qué no en Chile? ¿por qué no soñar con unirnos como latinos con mara allá, si nos podemos apoyar. Seguro su pasión es la música, porque aunque sea complicado, siempre vemos de qué forma aportar al mismo arte” agregó.
Al finalizar la charla me quedó un buen sabor de boca. No sé ni cómo llamar al sentimiento que me dejó. Creo que me impregnó las ganas de unir a los chilenos con los guatemaltecos; de crear un vínculo y preocuparme por mantenerlo. Soñar con llegar a otros países con el proyecto y por qué no, superar barreras de todo tipo. No fue una charla motivacional, pero seguro hablar con quienes comparten tus anhelos, te abre los ojos cuando van a medio cerrar. Muchas cosas quedaron en el tintero; nada que no se pueda hablar en su próxima visita al país, con un par de cervezas en el Espe. Cuarenta y dos minutos de pura “buena vibra”.
Mi música no es nada más que yo. Dispones de jazz en ella y tiene una urgencia a la misma. Anónima.
Seguidor de “El Gordo”, el músico concluyó la entrevista de una forma un tanto particular.
RO: ¿Quisieras agregar algo más?
KA: “De todo –dijo con una risa pilla- pero creo que lo más importante es soñar que la música se convierta en un puente en Latinoamérica, que Guatemala esté en Chile y Chile en Guatemala, que seamos uno solo” sonrió. “Somos únicos, especiales, pícaros, exagerados, gritones” puntualizó.
https://videoteca.uach.cl/videos/video/551/in/channel/4/
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