“Lo más bonito es saber que tus fotos muestran esa realidad a la que pocos llegan” Iván González, fotógrafo guatemalteco.
Por: Rosario Orellana
Desde hace mucho tiempo tardo más de lo normal mientras observo una fotografía, no sé si es por la composición, los personas o la historia que cuenta cada elemento dentro de la imagen. Poco a poco, aunque soy sumamente mala tomando fotografías, he llegado a entender muchos términos técnicos y poco a poco me he llegado a familiarizar con algunos de los buenos artistas que me han llevado a serios análisis del mundo que me rodea.
En las últimas semanas conocí a un joven delgado, barbado, pelo largo y castaño no mayor de los 1.70 metros de altura y los 27 años. Acompañado de una cámara colgada de su cuello y un maletín que sin duda cargaba más sorpresas de las que me esperaba. Ese mismo día me mostró junto a un grupo de compañeros algunas de sus obras. Imágenes que inmediatamente te transportaban hacia otro lugar del que, después de embriagarte con la foto por más de 1 minuto, no quería regresar.
He visto buenos fotógrafos, magos de este arte pero Santiago sobrepasó mi limitada comprensión del tema. La primera imagen que vi era sobre su aventura en Tikal durante el Baktún. Me quedé impresionada y por lo que pude notar, no fui la única. Todos terminaron enamorados del material.
“Empecé queriendo ser videógrafo pero una vez le presté mi cámara a mi papá y la destruyó; luego me compró una cámara de fotos y aunque pasó un buen tiempo sin uso, comencé a interesarme luego de ver una película sobre un chavo que documentaba todo con su cámara” comenzó Santiago acomodado sobre una columna, con la vista desde el balcón de un edificio en zona 9 y un clima loco como marzo.
La entrevista inició como una charla y Santiago mostraba cierto “temor” hacia la grabadora pero poco a poco hablar del tema que le apasiona le permitió abrirse y comentar cómo se ha involucrado en este mundo. Ha compartido con muchos de los mejores, pero ha tenido el ojo crítico necesario para que su trabajo reluzca.
Al fondo se escuchaba el pasar de las camionetas y algunas motocicletas. La bocina de los carros que exigen al primer conductor de la fila que aligere el paso y el olor a cigarro permanecía en aquel espacio abierto. Detrás del vidrio se veía la cara de varios compañeros esperando el pitazo final para salir de la oficina a disfrutar la prometida frescura de la noche, camino a casa.
“Santiago tiene un talento incomparable. El chavo sabe lo que quiere transmitir con sus fotografías y si analizas su trabajo, es muy particular. No lo puedo –ni lo quiero- comparar con otros artistas” comentó Iván González.
El metalero sensible
Santiago disfruta de un estilo de música bastante rudo pero ese guilty pleasure no le ha robado la sensibilidad para la fotografía. Con un humanismo inigualable y una intensión de denuncia, Santiago ha fotografiado desde paisajes hasta muertes, pasando por rostros y problemáticas sociales. Su trabajo como fotoperiodista emprende un nuevo rumbo, bastante positivo por lo visto. Actualmente Billy trabaja en un proyecto digital como el único fotógrafo y comienza a dar primeras luces de grandeza. Su trabajo artístico también ha recibido palmas, luego de su última exposición.
“Ésta –haciendo referencia a la última presentación- es mi segunda muestra” comentó el joven mientras se colocaba el pelo detrás de las orejas y se volvía a acomodar sobre la columna. “El año pasado, en el 2013 tuve otra expo y la organización fue mucho mejor que en 2014. Ahorita a la galería le importaba más promocionar su espacio que las fotografías” añadió con tono de queja.
Primer click
El amor al arte no viene como polvo mágico. Muchos de los artistas han seguido los pasos de algún antecesor que demostró la calidad que quieren superar y Santiago no es la excepción.
“A mi papá le ha gustado desde siempre la fotografía. Creo que desde los 5 años me dio una cámara por primera vez y tomé una foto y todo fue bonito y siempre he pensado que ahí empecé” compartió el fotógrafo mientras su cámara trasladaba algunos archivos a la computadora –el olor del cigarro aún no se esfumaba- y volvía a acomodarse.
“Hace algún tiempo justo tenía el dinero necesario y le compré –a su papá- una cámara para que regresara a este rollo. Le gusta” agregó el artista con una sonrisa tenue en el rostro y la mirada perdida en el horizonte y su mano derecha sobre el rostro.
El sueño de Santiago pasó de ser una película a un cuenta cuentos. Cuadros que a pesar de tener un tamaño limitado, pueden hablar más de lo que las mismas palabras pueden expresar. De una serie de imágenes que te desvían a una sola que te habla por sí sola. De una historia larga y ajena a una realidad delirante.
Aquel joven que ha aprendido a caminar por la senda de la fotografía de forma autodidacta y determinada; con instrucción de la experiencia y de aquellos viajes que lo han llevado hasta Plutón y de vuelta. Fotografías exquisitas, resultado de una incesante búsqueda de la verdad. Apasionado por la cafeína y padre de varias hermosas cámaras que se convierten en una sinvergüenza para hablar.
“Lo que más me gusta es que a través de una fotografía podes contar todo lo que pasa. Podes mostrarle a los demás la realidad de las personas, el contexto, lo bueno y lo malo que nos rodea” dijo Santiago mientras su mano derecha iba una vez a su pelo para resbalar luego por el rostro y al fondo, un par de camionetas discutían el pasaje.
Santiago expele amor por la fotografía. Transpira talento e impregna de interés por este mundo que mueve montañas. “Creo –interrumpió la charla por teléfono Iván- que Billy no solo sabe lo que quiere sino que sabe lo que tiene. Conoce a sus cámaras, disfruta criticar su trabajo y eso se nota en su trabajo; varias veces he visto sus publicaciones y me parece genial” añadió González.
“Es grosero” ríe Carlos Escobar, crítico de arte. “No lo digo porque sea malo o sus fotografías busquen el amarillismo, sino porque en realidad su trabajo es de calidad. Me parece que Santiago tiene una buena técnica, muchos de los profesionales que no han recibido cursos o aquellos que han sido autodidactas desconocen –porque tienen una falta de guía- muchas de las herramientas de las cámaras y él se ha tomado el tiempo de esculcarlas” agregó Escobar.
“He impartido clases de fotografía en varias universidades del extranjero, ese me ha dado la oportunidad de conocer e involucrarme con grandes artistas, me parece interesante el trabajo de Santiago (…) me imagino que su trabajo como fotoperiodista es muy bueno porque tiene la fiereza necesaria para cautivarte aunque la historia que cuente sea cruda como una muerte o sea algo dulce como algún concierto” añadió.
Aunque Santiago ha disfrutado experiencias culturales como pocos, ha vivido momentos difíciles y ha sido la fotografía aquella escapatoria, aquel barbitúrico que ha permitido al artista llegar a un estatus quo entre profesionalismo y vida propia. “Creo que la experiencia más fuerte fue cuando me tocó ir a tomarle fotografías a un conocido y saber que sería la última vez que lo vería es complicado” comentó Billy moviendo sus zapatos de guerra y refiriéndose a un hecho violento en el país que, por trabajo, tuvo que cubrir.
Portafolio
Así como al paladar es aquel postre con el mejor vino, son las fotografías de Santiago para los ojos. Sin reglas, sin limitaciones, sin menosprecio. Trabajo auténtico. Santiago no se limita a la fotografía y también se aventura en el mundo de las letras aunque éstas no sean su relación más segura. Más que una pasión, un estilo de vida y qué mejor que combinar el sustento diario con el amor más enraizado.
Una cámara, un lente, un ojo y un dedo. Esas son las herramientas que Santiago utiliza para sorprender a propios y extraños, enamorar a periodistas y seguidores de noticias, apasionados de la fotografía y a quienes disfrutan de un buen paisaje. Rostros, realidades, volcanes, lagos, política y más. Un portafolio a la lista de favoritos.
Fotografías: Santiago Billy Prem
Visite: http://santiagobilly.prosite.com/
Comentarios: 0