“Después de muchas cosas que viví y de algunas terapias detecté que soy intolerante a la injusticia. A las injusticias que vive mi país, que me duelen” R. Galindo.
Rosario Orellana
Inmediatamente al cerrar mis ojos e intentar dilucidar a mis artistas favoritos, aparece una escena que marcó mi interés por el mundo del arte – no cualquier arte, uno que realmente creara impacto en los corazones más que en las cámaras-. Cuando era muy pequeña, recuerdo perfectamente el día que vi por primera vez una obra que dejaba escapar la imaginación, que permitía entender lo que muchas familias cercanas a mí vivían y lo dura que debía ser mi lucha si quería, como mujer, llegar a ser un punto que marcase la historia.
Regina Galindo colgaba con un arnés desde el arco de correos en la zona 1 mientras leía poesía. Cientos de personas se aglomeraban en la 12 calle y muchos criticaban. Algunos intentaban escuchar la voz de la joven pero por el viento, los vehículos y el ruido de las calles no se los permitía. La voz de la mujer, se esfumaba como el humo de una quemazón interna que no sucumbía. En ese tiempo, internet no era una herramienta que facilitara, como ahora, el aprendizaje pero me tomé a la tarea de buscar información sobre Regina en diferentes medios, incluyendo un ser querido, familiar de la artista.
Poco a poco fui abriendo ese umbral y conociendo no solamente sobre sus apariciones en el país, sino cómo el tiempo le permitía, rápidamente, comenzar a marcar también algunos pasos en el extranjero. Vi cómo en Guatemala era señalada mientras que internacionalmente era reconocida por su impresionante labor y valentía, perseverancia, coraje y pasión que ella me transmitía crecí, y ahora la encuentro en un cuarto de su casa, con algunas obras de su hija y un calendario personal, algunas sillas, cuadros, libros y más.
Encasillar a Regina es imposible. Su talento innato es por sí solo una obra que denuncia lo que a muchos les ha dado miedo mencionar. Su arte deja de ser un acervo de obras para convertirse en un estilo de vida, en una denuncia permanente.
De las letras al performance
Galindo comenzó en el mundo del arte desde muy hace muchos años; inició como poeta declara. “Yo escribía poesía, ese fue mi primer acercamiento a los procesos de expresión creativa. Trabajaba en Prensa Libre en el 96, 97 y empecé desde allí a abrirme espacio, conocí personas como Juan Carlos Lemus y a través de él conocí al Bolo Flores y en uno de sus talleres me doy cuenta que este es mi rollo, me encantaban esos talleres de Flores que eran durísimos, te despedazaban y me encantó la experiencia de que me despedazaran” comenta Regina, vestida completamente de negro, con un par de tenis que revivían su atuendo y una cola que sostenía su cabello obscuro.
Pero la habilidad de Regina para expresarse a través de la poesía le comenzó a abrir las puertas. “Ellos –refiriéndose a Lemus y Flores- ya tenían un grupo de escritores medianos/maduros junto a Patricia Cortéz, Fernando Ramos y Alfonso Porras y me invitan a unirme a ellos, Emilio Solano también –interrumpe mientras se acomoda en la silla y cruza la pierna derecha- se llamaba la Casa del Cuento y nos juntábamos todos los viernes; con este grupo comenzamos a trabajar un libro que al final no se puede publicar pero teníamos el material listo, entonces empiezo a trabajar mis textos, trabajo que sale gracias a este grupo” agregó.
Con la creatividad de Regina y el apoyo de su hermana –que trabajaba en el medio- empieza a trabajar en algunas agencias de publicidad. “Los primeros trabajos que obtuve fueron en agencias de publicidad…malos experimentos en donde me despidieron por ser pésima secretaria pero me sirvieron como base porque me hacía amiga de los creativos y fui haciendo una carpeta” comparte Regina mientras sonríe y su hija toca por primera vez la puerta del cuarto.
“En el 98 empecé a trabajar en Wachalal que en ese entonces era la mejor agencia de publicidad” asegura Regina con un tono de voz recio y convencido “que en esa época estaba repleta de artistas, de gente que eran buenos creativos, buenos publicistas pero que en el fondo su deseo era ser artistas. Allí me encuentro con Luis Villacinda, Jessica Lagunas y Mariadela” recuerda.
Por la intensa relación de sus nuevas amistades con el arte contemporáneo, Regina comienza a inmiscuirse en este mundo, a comprenderlo y dejarse seducir por él. Sus amigos viajaban a las bienales e inmediatamente al regresar, compartían las experiencias que seguro enriquecieron el innato e inverosímil destello artístico de Galindo.
“Jessica diseñaba para Coloquia y la invitan a ella a participar en una muestra, viene ella y me invita. Ellos buena onda porque imaginate era como el grupo de artistas más pesados en esa época y aceptan pues que participemos y así llegamos las tres (Jessica, Mariadela y Regina) y presentamos nuestras propuestas” añade.
Trabajando ya con este nuevo grupo de artistas, Regina conoce a Belia de Vico, dueña de la Galería Contexto que se ubicaba en Pradera y empieza a trabajar proyectos independientes. En 2001, Regina ya contaría su primera experiencia en Venecia.
“Cuando empiezo a entender el arte contemporáneo, comprendo que hay cosas que no puedo hacer, que me gustaría, que tengo las ideas pero no sé pintar, por ejemplo, no sabía esculpir y no tenía la plata para hacer instalación o videoarte y entonces- hace un paréntesis- de las artistas que más me impresionan son Gina Pane, Ana Mendieta, quien me recuerdo que me voló la cabeza y luego ya conozco los clásicos como Chris Burden y entiendo que el performance es un medio para mí, porque yo ya había trabajado para algunos fotógrafos y esos pequeños ejercicios me sirvieron para ver la expresividad de mi cuerpo, entonces me doy cuenta que es el campo en el que puedo trabajar. Tengo habilidad y ya me quedo trabajando en ello, empiezan a llegar buenas ideas de performance” concluye.
El legado de Galindo
“El primero que hice fue éste –señala en un libro la fotografía en donde se observa cómo se refleja una noticia en el cuerpo desnudo de Regina, que habla sobre violencia contra la mujer en Guatemala-. Como un año, vivía todavía en la casa de mis padres y todavía era poeta, en el 97. Yo siempre sentí intolerancia a la injusticia y antes de ser artista ya me interesada por la temática social y política. Me obsesioné y durante un año empecé a guardar todas las noticias de abusos o violencia y tenía fardos de noticias que yo pensé que en algún momento me podían servir para ideas de cuentos o textos; cuando ya me invitan hago esta primera obra que es básicamente agarrar todo este trabajo de recopilación y se proyectaba en mi cuerpo” comenta Regina mientras sigue señalando la fotografía en el libro de sus obras y da vuelta a la hoja.
La performer que comenzó con obras muy ligadas a su trabajo como poeta ha ido evolucionando y poco a poco se ha desprendido de la palabra para crear nuevas genialidades que llenen esos espacios vacíos en el arte.
Las ideas que han surgido en el ingenio de Regina varían según el lugar en donde se presente. “Muchas de mis ideas y todavía, las que surgen de Guatemala, surgen de Guatemala; de mi necesidad de vivir y estar acá, porque me interesa, me apasiona y más que eso es que me afecta, yo tengo una hipersensibilidad por las injusticias que suceden en el país y al final de varias terapias yo entendí que era intolerante a ellas, que de verdad me afecta mucho y, o lo trabajo o me quedo con esa energía negativa adentro” agrega.
“Mis obras son un buen canal para poder sacar esas cosas que no tolero, imaginate todo el material que hay en el país” concluyó.
Mientras hojeaba el mismo libro que data de algunas de sus obras, Regina encuentra fotografías que va mostrando y explicando luego. Los minutos pasaban y la conversación no veía ni cerca el fin. Galindo señaló una fotografía en donde se mostraba una mujer sumergida voluntariamente en una tina llena de agua y explicó: “Esta pieza fue bien interesante por fue en el Centro Comercial La Pradera un sábado con mucho público, entonces nosotros pensábamos naturalmente que la administración nos iba a parar la acción porque estaba completamente desnuda y sucedió, se juntó mucha gente y muchos criticaban pero hubo familias completas que comprendían que el cuerpo desnudo lo sentían o experimentaban dentro de un contexto poético” añadió cuando la pequeña de la casa toca por segunda vez la puerta.
Todo tipo de obras han involucrado a esta mujer que ha dedicado buena parte de su vida al trabajo artístico, a dejar un legado impecable de obras llenas de contenido que se lee entre líneas y se comprende cuando se conoce el contexto en el que se crean. La evolución con los años y las experiencias han desligado dos de los oficios de Regina…”Con el oficio me fui desligando de la palabra. No del oficio poético porque la metáfora y la narrativa son pilares muy importantes en mi trabajo todo el tiempo, pero separo el oficio de escribir y el de producir imágenes” comentó.
Pero la pasión de Regina por el arte, no es lo único que la mueve. De esos detalles que pocos conocen de Regina, es que siempre quiso involucrarse en temas de salud y poder ayudar a quienes estaban a su alrededor sin apoyar los temas burocráticos y absurdos entre médico-enfermera.
“Antes de decidir ser artista, Jessica, Mariadela y yo nos metimos a un taller que se llamaba Taller del Artista de Cameron, buenísimo el libro –interrumpe con la vista puesta en la grabadora y segura de su gusto por el material-. En ese taller yo ya sabía que yo era poeta pero en ese taller al que nos metimos era de semanas y había un montón de ejercicios reflexivos y había uno que te planteaba qué otras cosas podías ser en tu vida y uno de esos planteamientos era que yo quería ser artista” comentó.
“Años más tarde repito el taller, consigo el libro y digo wow pasaron 15 años, lo voy a volver a hacer, lo hago y ahí ya aparece mi interés por hacer algo que me permitiera la capacidad de ayudar a otros y que lastimosamente el arte no tiene esa funcionalidad y revisé mis notas del primer taller y me di cuenta que siempre había tenido esa idea. No es un trabajo de enfermera porque detesto la jerarquía con los doctores, detesto lo ciegos que pueden ser a veces.
Naturopatía. “Este año me meto a estudiarlo, me apasiona. El arte ya lo veo como algo en donde ya estoy establecida y me da el chance de usar mi energía en otras cosas. Ahora estoy dividida entre mis dos pasiones, las dos cosas me gustan” agrega.
“Estamos construidos bajo la negación del pasado, sobre la mentira”
Regina aprovecha cada uno de sus viajes para mostrar la realidad de los diferentes países. Harta de las etiquetas que la encajonan como la artista exótica de Guatemala, Regina ha ido conociendo un poco sobre la intimidad de cada región que visita, a los que ahora viaja una vez por mes, para presentar nuevas obras.
“No quiero contar siempre las miserias de Guatemala porque en algunos lugares será pertinente y efectivo hablar de cosas puntuales. Creo que el mundo está lleno de problemas y que mi responsabilidad como artista es encontrar el punto de referencia universal” comentó mientras se movía a la computadora para mostrar una de sus recientes obras fuera del país.
Eslovenia fue otro de los escenarios para que Regina tocase las fibras más íntimas de la historia y generara un discurso rico de discusión e impacto. “Me invitan a hacer una obra y empiezo a investigar cuando me encuentro con algo que me pareció super interesante y es que el año pasado encuentran en Eslovenia unos restos, era una fosa común con más de 5,000 cuerpos de nazis. Un tema poco tratado en el país” afirma “lo que hago es una conexión y mi premisa es cómo ambos países –hace referencia a Eslovenia y Guatemala- por distintas razones, estamos construidos sobre la negación del pasado, sobre una mentira y sobre muertos. Decido trabajar en un bosque, yo estoy tumbada en una fosa en la tierra con un vidrio que puede ser transitable entonces la gente tenía que pasar por encima del vidrio para poder seguir subiendo…”comparte mientras muestra fragmentos de video que resguarda en su computadora. “Fue muy interesante después del performance porque hubo una plática y se disctudía el hecho de que una guatemalteca tocara esos temas que ni ellos tocaban” comentan con una sonrisa esbozada en su rostro como muestra de la satisfacción que le causa su labor.
Así como esos ejemplos, existen muchísimos otros por medio de los que Regina nos transporta a una realidad fácil de comprender. A una realidad en donde no hay mejores o peores, en donde cada uno tiene una historia pero que todos estamos entrelazados en un mismo camino, con un mismo aguijón.
No alcanza el tiempo, el espacio y las letras para describir lo que genera ver las obras de Regina, el talento y pasión con el que comparte su arte y lo mucho que logra captar en una sola imagen. Somos un país lleno de historias que permiten a artistas con el talento necesario explotar el movimiento que hoy genera inquietud en las nuevas generaciones.
Tendidas en un lazo quedan decenas de obras por relatar; Guatemala no debe dormir y si reconocer el talento de quienes han llevado su contexto a cuestas, pero un contexto que no le limita, que no le impide abrir puertas en todo el mundo para mostrar un arte que envuelve no solo diferentes disciplinas sino una ardua labor y pasión.
Regina Galindo siempre ha sido un personaje vívido en Guatemala y no debemos permitir que el león rugiente de su imaginación duerma por las calles de un país que merece conocer su origen, su razón de ser; una artista comprometida con su ocupación y sobre todo con las personas que contemplan sus nuevas ideas, ¡vida eterna!
Más información sobre Regina Galindo, a través de la página:
http://www.reginajosegalindo.com/
Galería
Fotografías: Alejandro García
Comentarios: 0