Es siempre difícil el transportar un trabajo literario a la gran pantalla, es, sin embargo, necesario hacerlo para darle nueva vida a ciertos textos y así introducirlos a una generación de lectores. Tal es el caso de la magna obra del cosmopolita poeta norteamericano, el rey beat por excelencia, En el camino (On the road por su título en inglés) de Jack Kerouac, donde de forma accidentada y trepidante narra las aventuras y desventuras de Kerouac (Sal Paradise) y sus compinches, secuaces, amigos y amantes que pintaron con tal elocuencia una de las épocas más pintorescas del arte y la historia, y claro, también su propia vida.
Lleno de sexo, drogas y jazz – cronológicamente aún no entramos al cliché del rock n’ roll – On the road es el más preciso retrato de la época beatnik y era más que justo y necesario invocar a esos viejos espíritus de las cantinas o manuscritos. La cinta (así como la novela) nos sitúa al lado de Sal Paradise, personaje basado en el autor Jack Kerouac; Dean Moriarty (Neal Cassidy) y Carlo Marx (Allen Ginsberg); ocasionalmente nos recibe un hostil Old Bull Lee, basado en William Burroughs. Girando de forma descontrolada, el autor nos lleva durante poco más de dos años a los cimientos de la literatura y música estadounidense durante los años cincuenta: un sonido excitante e impredecible que haría eco en la poesía escupida y desangrada por los 4 pilares literarios antes mencionados. Solo un director como Salles (Diarios de Motocicleta) se atrevería a retratar semejante caos.
Precisa, sin embargo, más invasiva, la adaptación de Salles ahonda con mayor profundidad al comportamiento y relación entre Dean y Sal, obviando a veces algunos otros personajes de relevancia que brillaron en la novela impresa. Más allá de las locuras en que los protagonistas se ven envueltos, la cinta de Walter precisa en los efectos que estas tienen en sus personajes. En lo impresionable e influenciable de Sal, en lo ocurrente e impredecible de Dean, en lo sumiso y alienado de Carlo, en la promiscuidad de Mary Lou, en la fragilidad de Camille y en lo incierto de la época. Es una fortuna que la película demuestre la personalidad de cada uno de sus personajes, no solo la del narrador, hecho obviado en el diario/novela de Kerouac.
Más allá de la época en sí, más allá de la evolución artística y literaria de entonces, o incluso ignorando las influencias directas de los autores, el filme rescata los cimientos de una hermandad, lo caótico de ella y cómo esta desembocaría en las diferentes vertientes venideras. No esperen ver las raíces del Aullido de Ginsberg, la poesía Kerouaquiana, ni siquiera mucho énfasis en el manto musical que cubrió el movimiento, On the road de Walter Salles involucra de forma más íntima la relación de sus personajes y su desempeño emocional, siendo esta interpretación válida no solo una simple copia del manuscrito de Jack.
De un lado tenemos una brillante novela que nos lleva a los diferentes destinos que Jack pisó durante su vida en el camino, y del otro, un viaje interminable, explícito a través del manejo de locaciones, pero con un mayor énfasis en la estructura emocional de sus protagonistas, en la relación entre ellos, la consecuencia para con el grupo. La obra de Salles falla en retratar el desarrollo de una época, siendo extremistas sería una película sobre cómo un par de amigos viajan pero Estados Unidos, pero sabe poner en evidencia a flor de piel lo determinantes que son los personajes entre sí.
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