La página ansía enaltecer a quienes realmente tienen talento, sin importar si reciben premios oro cada año o si su felicidad se reduce a una hoja de papel el blanco, en 88 teclas de un piano o en algún cuadro sin pintar, por no agregar el amplio listado de especialidades entre las que cada artista pueda elegir. Lo importante es rescatar esas capacidades y darles el espacio que les pertenece.
Un sinfín de personas que vemos a diario probablemente pueden pintar cuadros igual de importantes que los de Picasso o empatar con García Márquez pero sus ropajes o su pertenencia cultural no les permite aventurarse en esa desconocida selva de eruditos descarriados u olvidados. El periodismo debe rescatar y resucitar esos preludios de grandes proyectos, como en su momento fue Efraín Recinos. No esperemos a que los talentosos mueran, honorémoslos en vida y hagamos de su arte una nueva cara de la nación, que buena falta le hace.
Aprovechemos esos grandes productos de la creatividad, a esos personajes que con el tiempo pueden convertirse en Premios Nobel de Literatura o nos pueden representar en las mejores galerías de Europa. Ser protagonistas de grandes obras o incluso mostrar sus dibujos en los libros más vendidos. No se niega que muchos famosos tienen el talento necesario, pero veamos a nuestro alrededor y con el único afán de enriquecer nuestro nivel artístico y cultural sigamos a quienes hoy dan las primeras pinceladas de talento.
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