A veces me preocupa lo abismalmente mal que se puede mercadear una película excepcional. Del tráiler, la tagline e incluso la fotografía del poster, Perfect Sense pareciera una obra cinematográfica equiparable a intentos dramáticos enfocados para mujeres, tales como No Reservations o Blue Valentine. Bueno, no tengo nada en contra de ninguna de esas dos películas, de hecho son de mis favoritas en ese género nefasto que consumimos, pero ese no es el punto. Perfect Sense no es una chick flick, es lo que quiero decir, es mucho más que eso. Cuenta con dos actores en la cúspide de su carrera actoral, una excelente dirección a cargo de David Mackenzie y un guión tan majestuosamente elaborado, que podría confundirse por adaptación de un libro de José Saramago, aunque no lo es.
La descripción de la película es simple: los seres humanos empiezan a perder los sentidos, uno por uno, ante una epidemia que rápidamente se esparce a nivel global. Kim Fupz Aakerson, la escritora y guionista de la obra, cuenta el progreso de la enfermedad a través de la relación recién comenzada entre una epidemiología, Eva Green, y un chef exitoso, Ewan McGregor, quienes viven en Gran Bretaña. Vale la pena mencionar que la narrativa no se centra en resolver la enfermedad, ni consigue catarsis para todos los problemas que aquejan a los personajes al finalizar los 92 minutos de película. No, es más un recuento honesto y humilde sobre como la relaciones sociales y afectivas se ven afectadas en momentos de crisis tan graves e irreparables que la resiliencia, intrínseca al ser humano, es el único confort al alcance de los personajes.El olfato se pierde y se toman medidas cautelarías, luego, junto al olfato, desaparecen todas las garantías de estabilidad social y el pánico reina. En ese sentido, la película se asemeja más a Children of Men o The Blindness (valga la segunda mención de Saramago) que a Contagion o Outbreak. No hay una deus ex machina a la vuelta de esquina, en espera de su oportunidad para solucionar los males de la humanidad.De igual manera, la ausencia de una moraleja latente hace que la película sobresalga en su género. Permite evocar emociones propias en el espectador, crear teorías para solucionar incógnitas que nunca se resuelven y motiva a cada persona a confrontar su realidad, en ese momento, frente a una crisis tan simple y, por ende, devastadora. Hacen falta más películas en este estilo, obras cuya modestia genere cuestionamientos existenciales y dudas sobre la propia vida. Por otro lado, también hacen falta películas de epidemias que no se centren en Estados Unidos, sobre todo en Los Angeles o Nueva York. Los escenarios refrescantes y bellos de Inglaterra permiten generar mayor credibilidad en la obra, los diálogos, los actores e incluso los desastres son más creíbles ante un lugar desconocidamente familiar de la pantalla grande.
En esencia, Perfect Sense plantea un autoanálisis a lo íntimamente solos que estamos en el universo, lo mucho que tomamos en vano nuestros medios para percibir la realidad y como, al final del día, a pesar de nuestros deseos egoístas encontrados, únicamente contamos con el prójimo para saber que seguimos con vida. Para ello, utiliza a actores con los que fácilmente se puede asociar la persona promedio, McGregor para los hombres, Green para las mujeres. El conjunto de eso factores, junto a encuadres cinematográficos incomparables, hacen de la película una de las piezas de ciencia ficción más valiosas de las últimas décadas.
Trailer
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