“¿Qué haces cuando la vida se vuelve tan mala como puede, y cada vez se hace peor?” Bajo esa espeluznante sentencia gira la cinta Sylvia, un acercamiento a la tormentosa y agonizante vida de la poeta estadounidense y su relación con el inglés Edward “Ted” Hughes, dos de las figuras más poderosas y controversiales de la literatura en el siglo XX. Si bien el filme no causó mayor impacto – más que a los allegados a los poetas – Christine capturó con elocuencia la trepidante vida de estos peligrosos amantes y fantásticos escritores.
Interpretados por Gwyneth Paltrow y Daniel Craig respectivamente, la cinta inicia en los años cuando Sylvia y Ted se conocen en Cambridge y la búsqueda de la poetisa por encontrar su estilo poético. Rápidamente se enamoran y se casan a apenas meses de haberse conocido. La figura de Hughes se eleva como un prominente joven prodigio dentro de la literatura, mientras, Plath permanece como su transcriptora, bajo la tenue luz de la sombra de su esposo. Dispersa e indefinida mantiene años de lucha por ser la poeta que siempre quiso ser y hacerse un nombre propio, no solo como la señora de Hughes.
Viviendo opacada por su marido y sus constantes amoríos finalmente cala profundamente en la fragilidad psicológica y emocional de la protagonista. Alguien que vea la cinta sin saber con certeza la vida de Sylvia, inevitablemente adivina su desenlace, cada paso dentro del filme es uno más pesado y profundo dentro de la inestabilidad de la autora, quien a veces la vemos brillantemente personificada por Paltrow tan débil y al borde como la conocemos en sus escritos, hasta transes casi catatónicos.
La inseguridad de Sylvia muta en paranoia, una sin embargo, justificada. Cada llamada que contesta Ted es inquietante, su sonrisa trata de esconder pero pícaro, revela demasiado. La pesada narrativa de la película se mantiene en una espesa penumbra, cualquier alegría, o supuesta alegría aparece tímida y es sofocada por el mundo gris de Sylvia. El presagio de su desenlace es transparente, solo es cuestión de cuándo. “¿Qué haces cuando la vida se vuelve tan mala como puede, y cada vez se hace peor?” esa misma pregunta late rítmicamente durante la película, cada vez se vuelve más pesada y dramática, hasta la tragedia del final.
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