Jorge no solamente fue un artista musical de gran talla, padre de una mujer reconocida por su abanico de habilidades, sino además fue quien dejó leyendas escritas en papel que permitirán a las presentes y futuras generaciones continuar con el aprendizaje de calidad en el ámbito de lo vocal, del piano, de la orquesta y de la humildad que la persona necesita para realmente llamarse artista.
Es más que preciso que cualquier clase de centro educativo promueva no solo el progreso del arte, sino que enseñe tanto personaje grande que ha existido y tenemos la dicha de decir que es guatemalteco/a. Falta mucho camino por recorrer, no es de dudarlo, pero sin conocer sobre las bases trataremos de inventar el agua azucarada sin reconocer que personas igual de talentosas como nosotros, aprovecharon su oportunidad de crecer, ser mejores y regalarnos historia.
Desde ayer volvemos a decir ¡adiós! a un pedazo de historia, como lo hicimos con Recinos y demás, pero esperamos por éste y otros espacios, que quienes vivan en el año 3mil recuerden a los grandes que conocimos y a quienes vienen en camino.
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